OPINIóN
Psicología

El estrés de fin de año: cuentas pendientes y promesas a futuro

Cuando llegan los últimos días del año aparecen sensaciones de urgencia. Es como si se perdiera la sensación de continuidad del tiempo y todo fuera a terminar en esos días.

Fiestas triste
Estrés de fin de año | Pexels

La llegada de las fiestas de fin de año trae situaciones de apuros, ansiedades, viejos rencores, reencuentros y amores. Hay fechas particulares que arrastran consigo un fuerte peso simbólico, como cumpleaños, aniversarios y todo lo que implique cierta renovación de ciclos. Entre ellas, por supuesto, la finalización de un año despierta emocionalmente todo lo referido a cuentas pendientes y promesas para el año entrante.

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Habitualmente cuando llegan los últimos días del año aparecen sensaciones de urgencia, ya que muchas veces se siente que hay que terminar todo lo que se está haciendo o todo lo que está pendiente. Es como si se perdiera la sensación de continuidad del tiempo y todo fuera a terminar en esos días semejante a lo que puede producir el anuncio de que un meteorito está por impactar en la Tierra.

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Esto conduce a situaciones de estrés y se llega a las tan ansiadas vacaciones completamente agotado.

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Hay también cierta conflictiva alrededor de las fiestas que no siempre se disfrutan, a veces aparece la obligación de reunirse con gente que no es la deseada, suelen generar conflictos cosas tales como el lugar donde se hace la reunión o lo que se va a poner en la mesa.

En este sentido es aconsejable colaborar con la organización de los eventos que nos interesan, poder decir que no y compartir sólo con quienes queremos. No es el momento ni la ocasión para aclarar cuentas y broncas pendientes, mejor dejar de lado rencores y reproches, entender que los regalos pueden darse todo el año, y que ésta no es la única ocasión en la que hay que salir corriendo a comprar, padeciendo los aumentos de precios y las aglomeraciones.

¡Feliz Navidad!

Es bueno no dejar todo para último momento y anticiparse con cosas tales como hacer algunas compras durante el año y que diciembre nos encuentre con muchos temas resueltos.

Debemos recordar que siempre es mejor recibido un trato amable y una muestra de afecto que un objeto comprado por compromiso.

Suele ser época de balances, duelos y melancolías. Inevitablemente aparecen recuerdos infantiles de fiestas y reuniones familiares con todo lo que implique de añoranza o displacer para cada uno. A veces con el imperativo de recrear o de evitar las situaciones vividas.

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Cuando aparece esa sensación de discontinuidad en el tiempo hay que tener en cuenta que habitamos un Universo infinito, que el planeta da una vuelta al sol cada 365 días y que esto se repite desde hace 5000 millones de años y se repetirá otro tanto en una órbita casi circular que no tiene comienzo ni final, lo que implica que podemos relajarnos con la conciencia de que mañana será todo igual, aunque sea el año que viene, y que los cambios que se produzcan van a depender más de nuestras acciones que de las fechas del calendario.