La fotoprotección es el conjunto de medidas que se toman para proteger la piel de los daños causados por la exposición a la radiación solar. Esos daños pueden causar envejecimiento prematuro, aparición de manchas en la piel o incluso quemaduras solares y aumento del riesgo de cáncer de piel.
Para evitarlo, algunas medidas de fotoprotección incluyen el uso de protector solar, evitar la exposición solar durante las horas más intensas, usar ropa protectora, anteojos con filtro UV y sombrillas o sombreros para bloquear los rayos solares directos.
La protección solar es necesaria todos los días, incluso en días nublados o cuando se está en la sombra, ya que los rayos UV atraviesan las nubes y dañar la piel.
Protegerse del sol
Entre los rayos UV, las radiaciones ultravioletas A están compuestas fundamentalmente por la energía ultravioleta del sol. No enrojecen, es decir, no queman “visiblemente” la piel. Sin embargo, se encuentran vinculadas con el proceso de envejecimiento prematuro de la piel y la hiperpigmentación, lo cual favorece el desarrollo de arrugas, líneas de expresión, manchas y flacidez.
Por otra parte, las radiaciones UV A producen alteraciones en el ADN de las células de la piel y, por lo tanto, pueden favorecer la aparición de cáncer de piel. Algo muy importante es que la piel puede absorberlas durante todo el año.
Las radiaciones ultravioletas B, por su parte, son las responsables del enrojecimiento clásico (eritema) que aparece ante las quemaduras solares. Afectan de manera más superficial a la piel y resultan más intensas en las épocas de primavera y verano.
También existen los rayos UVA largos, clasificados como un subgrupo de radiaciones ultravioletas A de 400 nm de espectro y hasta ahora poco conocidos. Es un tipo de rayos que penetran en la piel de forma más profunda y pueden generar manchas de pigmentación oscura o alergia al sol.
Exposición al sol, glicación y envejecimiento de la piel
Debemos saber que además de las radiaciones antes mencionadas, el sol irradia luz visible y está comprobado que puede acelerar y provocar pigmentación (manchas). Por otra parte, se encuentra la luz infrarroja que impacta muy profundo hasta la dermis e hipodermis causando eritema o enrojecimiento de la piel y lo que se denomina envejecimiento “térmico”.
Piel sana: por qué es importante
Por todo lo antes descrito, es importante acotar que la piel cumple funciones como: barrera cutánea, pigmentación, defensa, función estructural, función neuroendocrina y termorregulación.
Sin embargo, debido a la exposición a los rayos UV se genera un impacto biológico que puede desencadenar la disminución del grosor de la epidermis, aumentar la hiperqueratosis de los conductos pilosebáceos, reducir el AH epidérmico, acelerar la melanogénesis, o aumentar el daño del ADN.
Hiperqueratosis, melanomas, daños en el ADN, diminución inmunológica y epidermis débil son los problemas que provoca la exposición a los rayos UV
Otras consecuencias pueden ser: el aumento del estrés oxidativo y disminución de las defensas antioxidantes e inmunológicas, la degradación e inhibición del colágeno y la reducción de la presión arterial, vasodilatación y sudoración.
Los signos clínicos que desencadena las radiaciones en nuestra piel comprenden: el acné retardado, poros dilatados, sequedad, flaccidez, arrugas, trastornos de pigmentación (manchas oscuras), quemaduras solares, el eritema, rosácea, sudoración excesiva y también, cáncer de piel.
Tips para protegerse del sol
La fotoprotección es un pilar esencial de la piel sana. A continuación, algunos tips que ayudan:
- Al hacer actividades al aire libre, evitar la exposición directa entre las 11 y las 16.
- Usar ropa protectora (camisas de manga larga y pantalones largos) o ropa especialmente diseñada para bloquear los rayos UV.
- Aplicar el protector solar 20-30 minutos antes de la exposición solar.
- Hay zonas de nuestro cuerpo que se encuentran expuestas todo el año y debemos protegerlas. El rostro, las manos, el escote, el cuero cabelludo (en personas calvas), el cuello y las orejas.
- Utilizar sombrillas o sombreros para bloquear los rayos solares directos.
- Usar anteojos de sol, siempre adquiridos en ópticas para que no dañen la vista.
Protegerse del sol todos los días
Es cierto que buscamos protección del sol, pero también de la exposición de la piel a otros factores que tienen impacto en la salud como la contaminación, luces, humo de tabaco, etc. Entonces, debemos orientarnos hacia lo que se denomina “protector universal”, ya que éstos nos protegen contra radiaciones UVB, UVA, infrarrojos, luces azules, o también, la contaminación.
Esta protección se logra de forma simple cuando a las moléculas ya conocidas como protectoras de la radiación solar se les agregan antioxidantes, antiinflamatorios y otros componentes que colaboran o tratan diferentes alteraciones de la piel (piel seca, piel grasa, o piel con acné).
De esta manera no debemos aplicar cada 3 horas el protector si nos encontramos dentro de la casa, pero sí hacerlo si usamos protectores universales. Esto es gracias al efecto de los antioxidantes y las moléculas adicionales, las cuales duran 24 horas. Solo debemos renovarlos en caso de estar al aire libre.
En síntesis, la rutina diaria de la mañana debe terminar con un protector solar universal y volver a aplicarlo solo en caso de estar al aire libre o en lugares con ventanales grandes y mucho sol. La protección diaria contra los rayos solares es lo que determinará la salud de la piel de todo nuestro cuerpo.