A nadie escapa que la pobreza es en Argentina uno de los problemas centrales a tal punto que muchos la visualizan como de imposible solución.
Esta suerte de “impotencia” causa un desvelo enorme en los sectores gubernamentales, y de representación política, como partidos, sindicatos, y organizaciones sociales profundizado por su crecimiento durante el año 2020, ya que la pandemia del Covid 19 ha agravado la situación. La discusión sobre la pobreza pocas veces va más allá del número global, no obstante, es un fenómeno heterogéneo, por lo que cual cabría hablar de “las pobrezas”.
Contextos, trabajo e ingresos. Antes de la pandemia se esperaba que Argentina tuviera un crecimiento muy débil o leve decrecimiento (aunque no tan pronunciado como los últimos años del gobierno de Macri). En enero y febrero de 2020 las estimaciones para 2020 planteaban un mínimo crecimiento o incluso una caída entre el +1 al -1%, del PBI mientras que actualmente el Banco Mundial prevé un desplome del 12,3%. Esta situación tuvo un fuerte impacto en el mercado de trabajo y se ve en el gráfico 1.
La caída de la tasa de actividad es inédita incluso en la evolución histórica de dicho indicador. Se trata del valor que mide la cantidad de gente en edad y actitud de emplearse, y cayó el del 47,7% al 38,4% en 1 año.
El desaliento, y la “ida a casa” de múltiples actividades que dependen del movimiento de las personas, se han visto afectadas por la pandemia y por el propio miedo de las personas para salir a buscar trabajo en vista de la evolución del virus en la comunidad.
Asimismo, se refleja la caída del empleo en los 10 puntos, y el aumento de la desocupación, aunque no se vio tan afectada por la caída de ambas tasas (desaliento y aumento de la inactividad).
Con referencia a los ingresos generales de la población total, el 55,8% (15.968.998 personas) percibió algún ingreso, cuyo promedio fue de $28.769, mostrando un aumento de 33,2% interanual. Cabe destacar que en el 2° trimestre se observó una caída de 5,5 puntos porcentuales en la población perceptora de ingresos respecto a igual período de 2019 (55,8% vs. 61,3%). En el caso del estrato bajo, el aumento interanual observado fue de 44,4%; en el estrato medio, 31,5%; y en el estrato alto, 31,2%.
Estos ingresos no fueron igualitarios en términos de género, los perceptores varones tuvieron un ingreso promedio de $32.591, y las mujeres de $ 25.226. Por su parte, el ingreso promedio de las personas asalariadas con descuento jubilatorio (registradas) fue de $39.510 (+41,4% interanual), mientras que, en el caso de aquellas sin descuento jubilatorio, el ingreso promedio equivalió a $17.144 (+40,8% interanual). Se debe recordar que la inflación interanual fue del 42,4%.
Para entender lo que ha ocurrido con la pobreza en el país, se la debe contextualizar observando la disminución de la actividad y la caída o pérdida total de ingresos familiares debido a la caída brusca del PBI.
La pobreza en valores. En Argentina la pobreza absoluta se mide en base a los ingresos monetarios que obtienen los hogares para acceder a una canasta básica de alimentos y no alimentos, en relación con la cantidad de miembros del hogar, sexo y edad. A los hogares cuyos ingresos no alcancen la canasta total se los considera pobres. El gráfico 2 manifiesta el aumento de la pobreza, situación que venía produciéndose en forma continua desde el año 2018, cuyo aumento en el 1° semestre 2020, es considerable, aumenta 5,4 puntos, y representa en total, 11,7 millones de personas de la población en Argentina en ciudades de más de 200 mil habitantes.
La situación es aún más dramática en aquellos cuyos ingresos no cubren los gastos de una canasta básica de alimentos estandarizada, es decir los llamados indigentes (gráfico 3).
Más allá del porcentaje global, se observan singularidades relevantes que se deben resaltar porque la pandemia no sólo fue un factor externo e inesperado, sino que impactó en forma diferenciada en los diferentes estratos sociales y aún dentro de los estratos.
Lupa en las pobrezas. Una búsqueda especifica que permite tener otro acceso a las situaciones de pobreza es la segmentación por las condiciones ocupacionales, lo cual permitirá acercar la lente en base a las clases socio ocupacionales, y desde allí deducir los principales resultados y hallazgos de la situación de pobreza en un contexto de pandemia, comparado con los trimestres anteriores.
Vista esta situación se puede observar en el gráfico 4 qué ocurre cuando la pobreza cuando se la analiza por grupos sociales, expresadas en clases ocupacionales.
A partir de esta información, se puede apreciar tres tipos de situaciones principales: 1) aquellos incrementos de situaciones de pobreza muy arriba del promedio nacional: como los desocupados (62,7%), los cuentapropistas no calificados (49,6%), y los trabajadores industriales de establecimientos pequeños (45,8%). 2) sectores que no sufrieron un impacto relativo de la pobreza a clase de propietarios tanto (clase I, 2,5% y clase II, 17,7%), y 3) sectores que tienen niveles altos de pobreza, pero no se modificó las tasas de la misma, como los trabajadores industriales en firmas pequeñas (45,8%). Con respecto a la clase III (cuentapropista y profesionales calificados) se debe detallar que la pobreza en este sector está por debajo de la global, pero ha escalado 6,7 puntos desde 2019.
En el primer semestre de 2020, la pobreza alcanza a 11,7 millones de personas
Cabe destacar dentro de este panorama heterogéneo, los profesionales, los asalariados de establecimientos de más de 10 ocupados (tanto servicios como industriales), como así también los jubilados son quienes manifiestan menores niveles de pobreza. Sin embargo, los valores relativos de crecimiento o no de la pobreza, también debe evaluarse en todo a la tasa de actividad de esas clases socio-ocupacionales activas, hoy representan porcentajes menores, tras el impacto del Covid.
Como se aprecia en el gráfico 5, la disminución de la actividad según la EPH, se aprecia con mayor fuerza en las clases directivas y los cuenta propias profesionales, donde se detecta disminución de la activad severa, sin dudas vinculada a la incidencia de la ASPO, en tanto que para los asalariados, el mayor pasaje a la inactividad se da en aquellos asalariados de establecimientos pequeños, tanto industriales como de servicios, y el aumento de la pobreza, además estuvo empujado por la caída de ingresos de cuenta propias, profesionales y no calificados, (Clase III y VIII), y asalariados de servicios, de pequeños establecimientos vinculadas y vinculados a tiendas de comercio, principalmente.
A nivel regional (Gráfico 6), los mayores aumentos de pobreza estuvieron en las regiones más densamente pobladas GBA (que incluye el conurbano), y la región Pampeana (que alberga no sólo la provincia de Buenos Aires, sino también Córdoba y Santa Fe), también se produce un aumento considerable de la Patagonia, pero desde valores iniciales menores de pobreza, incluso hoy en relación con el promedio nacional.
Como se ha señalado el grupo específico de mayor pobreza, son los desocupados, cuyos valores en algunas regiones alcanzan casi el doble del promedio nacional.
Mirando al futuro. Una mirada panorámica al momento social que vive Argentina comenzando a transitar el escenario de la (¿primera?) pospandemia debe avanzar más allá de la cifra global de pobreza, para comenzar a observar con detalle la situación sector por sector. Por una parte, se puede esperar una recuperación más rápida de las clases II y III (empresarios, directivos, comerciantes, profesionales, entre otros) por contar con mayor capital social y económico para retomar actividades muy dañadas por la combinación de la larga recesión y la cuarentena. En el otro extremo de la pirámide social se encuentran los trabajadores de pequeñas empresas, los cuentapropistas no calificados y los desocupados. Sin duda estos sectores deben ser prioritarios en las políticas públicas de recuperación tanto en ayuda directa en términos monetarios, así como en ayuda indirecta en formación y capacitación y otras políticas que apunten a la inclusión social.
*Sociólogo (Instituto de Investigaciones Gino Germani, UBA), Director de la Carrera de Sociología, Universidad Nacional de Mar del Plata.
**Sociólogo (Copes), Facultad de Ciencias Sociales, UBA)
Actividad conjunta del Grupo de investigación sobre Desigualdad y Movilidad Social (IIGG-UBA), y el Centro de Opinión Pública y Estudios Sociales (Copes) de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA.