Cuando Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, tenía un año, nació la famosa saga cinematográfica "Volver al futuro". En ella, el Doc Emmett Brown le decía a Marty McFly en una de sus partes más memorables “tu futuro no ha sido aún escrito, tu futuro es el que tú te formes".
Zuckerberg parece haber seguido al pie de la letra aquella máxima. Cuando tenía sólo 19 años, creó Facebook, la emblemática red social que marcó a fuego a todas las que le siguieron, cambiando para siempre el modo en que nos comunicamos los seres humanos. Quiso cambiar su futuro y cambió el futuro de todos.
Para Mark Zuckerberg, el éxito de Facebook es patriótico
Lo que siguió es más o menos conocido: es vegetariano, tiene una pareja estable hace muchos años, tuvo que afrontar pleitos con compañeros de la Universidad de Harvard por la propiedad de la empresa y con el estado por violación a la intimidad, fue la persona más joven en aparecer en la lista de multimillonarios de la revista Forbes, es habitué en todos los rankings de personajes influyentes, tiene su propia película (Red Social) y una larga lista de etcéteras.
Ahora bien, se ha hablado y escrito mucho sobre su vida como empresario, pero poco se ha dicho sobre su estilo de comunicación que tiene varias particularidades, algunas de ellas también vanguardistas.
Si bien comparte cierto estilo "charla TED" de sus pares (Bill Gates de Microsoft, Steve Jobs de Apple, Jeff Bezos de Amazon y Larry Page de Google) su estética está más cerca del estereotipo "nerd querible" que construyó Hollywood.
En el que fue quizás su momento más crítico, cuando tuvo que declarar ante el senado norteamericano por filtración de datos privados en Facebook, sutilmente demostró que sabía más del tema que sus interlocutores. De hecho, en un momento de una larga sesión, los senadores le ofrecieron pasar a un cuarto intermedio y Zuckerberg se negó, mostrándose seguro y tranquilo de lo que estaba haciendo.
En ese y en otros contextos, no tuvo inconvenientes en pedir perdón, decir "me equivoqué", etc. Bajo la razón (o excusa) que la industria de la tecnología es tan dinámica como riesgosa, siempre encontró explicaciones que, aunque no todas las veces fueron convincentes, le sirvieron para salir del paso.
Su ligero aspecto de "perdedor", lejos de complicarlo lo fortalece. Agredir a un poderoso está en el imaginario de muchos, pero hacerlo con quien parece débil no es seductor ni para periodistas ni para funcionarios.
24 millones de dólares por año en seguridad para proteger a Mark Zuckerberg
Aunque parezca lo contrario, recibió mucho asesoramiento para sus apariciones y entrevistas. De hecho, en un momento, medios europeos hablaron de sus "giras de relaciones públicas". Que el coucheo no se haya notado, es parte de su éxito.
Sea como sea, su Frankenstein (Facebook) siempre fue más popular que él. Eso le da un perfil adecuado, que le permite aparecer y desaparecer (o estar menos visible) siempre que sea necesario.
Resumiendo: una imagen equilibrada que demuestra liderazgo pero no tanto, una rutina de preparación de sus apariciones públicas, un reconocimiento de errores que lo muestra cercano a la gente común y un ego controlado, hacen de Zuckerberg un modelo de conducción no sólo empresario sino también comunicacional.
Su ligero aspecto de "perdedor", lejos de complicarlo lo fortalece. Agredir a un poderoso está en el imaginario de muchos, pero hacerlo con quien parece débil no es seductor ni para periodistas ni para funcionarios.
Poco tiempo atrás, el bueno de Mark nos sorprendió cambiando el nombre de la corporación Facebook (que incluye a Instagram y WhatsApp) a Meta y anunciando los primeros lineamientos de su Metaverso, un universo paralelo, al estilo Matrix, que promete superar experiencias previas como Second Life.
El pibe no sólo comunica bien, sino que además sigue muy inquieto. Insiste en volver al futuro.