OPINIóN
Efemérides 20 de mayo

Ser mamá y tener una discapacidad

A pocos días de su primer Día de la Madre, una mujer cuanta cómo vive la experiencia de esperar a su primer hijo, tras varios intentos de fertilización in vitro. “Dicen que lo imposible solo tarda un poco más”, reflexiona.

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Maternidad. Una mirada de género obliga a replantearla. No es condición indispensable para ser mujer. | cedoc

En el marco del Día de la Madre y como mujer con discapacidad, me parece importante contar cómo transito mi primer día como mamá y mi lucha junto a Jonatan, mi marido, con quien logramos de manera conjunta superar y atravesar adversidades y obstáculos.

Siempre lo creí pero nunca pensé que a mis 40 años el lema “Diagnóstico no es destino” iba a cobrar más fuerza en mi vida especialmente en este primer día de la madre. Es que la vida muchas veces te sorprende y en cada una de esas sorpresas está la magia de pelear por tus sueños y anhelos. Así fue con mi maternidad que sumó un nuevo desafío a los tantos que había atravesado. Aunque esta vez era distinto: esta etapa me encontraba renovada, madura, aceptándome y valorándome y todo eso acompañada y sostenida por un compañero que hace casi 20 años hace equipo conmigo.

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Pero vayamos al comienzo. El deseo de ser mamá siempre estuvo latente en mí desde mi colección de bebotes que cuidaba y protegía cuando era pequeña. Luego me di cuenta de que una mujer con discapacidad como yo iba a tener que enfrentar muchas barreras derivadas de prejuicios, falta de conocimiento, entornos poco accesibles y hasta mi mismo cuerpo que en ocasiones podía limitarme.

Maternidad y discapacidad es, aún, un fuerte tabú.

Entonces ¿cómo voy a estar a cargo de un hijo o hija? ¿Cómo voy a sostenerlo? ¿Voy a poder ser mamá? Me lo pregunté muchas veces. Sin embargo, luego me di cuenta de que la mayoría de los obstáculos que yo pensaba que iba a tener, y que aún hoy a veces persisten en mi imaginario, se deben a un entorno que construye una única forma de maternar como válida excluyendo a aquellas mujeres con diferentes condiciones, circunstancias y características que debemos optar por otros caminos y otras formas. Formas y maneras que no son menos válidas que otras pero que aún así se encuentran menospreciadas y juzgadas.

Discapacidad: "Que me diga mamá se convirtió en un desafío"

De a poco, fui superando esas imágenes donde no me veía como mamá. En ese camino fue fundamental Jonatan, mi marido, con quien comparto mi vida hace tanto tiempo y, hoy, este sueño que cada vez es más real. La decisión de ser papás fue común en nuestra pareja pero no sabíamos que nos iba a costar un poco más. Es así que tomamos el camino de la fertilización asistida evitando siempre hacernos responsables por algo que, en definitiva, no controlábamos. Sin duda este mundo está lleno de culpas, miedo, agotamiento mental pero, sobre todo, falta de información que hace que la carga sea díficil de llevar. En nuestro caso, nos fortaleció. Sin embargo, no te preparan para todo lo que implica un tratamiento. Quedará el recuerdo de las inyecciones, la hinchazón, las idas y venidas a la clínica, los estudios. Solo porque mi vida transcurrió entre cirugías, pinchazos y visitas médicas, creo que pude atravesar estos momentos con más claridad y paz.

Dicen que lo imposible solo tarda un poco más. Estamos en el principio y no el final. Luego de 3 intentos de tratamiento fallidos nuestra primera Fertilización in Vitro nos trajo la sorpresa más grande tan inesperada como buscada. Una bendición que llegará en noviembre y nos revoluciona la vida. ¿Miedos? miles. Pero una certeza: los milagros llegan cuando estás dispuesto a luchar por ellos.

* Lic. en Comunicación (UBA) y referente en discapacidad y diversidad