OPINIóN
Nuevas miradas

Smart cities y big data: el nuevo modelo para gobernar ciudades

Si bien ciudades como Tokyo, Zúrich, Singapur, Londres, Nueva York, San Francisco, París y Chicago, presentan grandes avances en este tema, todas las ciudades y municipios pueden adoptar este nuevo paradigma y ajustarlo a su escala.

Ciudades inteligentes
Ciudades inteligentes. | Imagen de Tumisu en Pixabay.

Una pesquisa elaborada por el Massachussets Institute of Tecnology, reflejó que vivimos en una era en la que el conocimiento se duplica cada vez más rápido. En una curva que comienza en el año 10 mil AC, se observa que fueron necesarios 6 mil años para que los seres humanos, multiplicaran por dos –por vez primera–, sus conocimientos. El mismo gráfico exhibe que desde 1990 hasta 2003, el conocimiento se multiplicó tres veces. Los avances tecnológicos y científicos y la revolución de las comunicaciones explican en gran parta esta metamorfosis, y le inyectaron velocidad a nuestras vidas.

En la actualidad el mundo luce muy diferente que hace 100 años: el 56,2% de la población mundial vive en ciudades y se espera que esta cifra aumente al 60,4% para 2030 y al 70% para 2050, según la ONU. Cuando llegue esta última fecha, la población global rondará los 9 mil millones. 

Aproximadamente el 80% del PBI mundial ya se genera en las ciudades y éstas consumen alrededor del 70% de la energía y el 75% del total del agua. Pero, además producen el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el 50% de los residuos globales. Según la Organización Mundial de la Salud, el 91% de las personas que viven en ciudades no respira aire limpio. Otro dato de estos tiempos, es la incorporación masiva de la gente al mundo de las redes sociales, lo que generó un feedback más corto entre gobernantes y gobernados.

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Por estas razones, hablar en 2022, de “administrar ciudades”, más que un error conceptual, es no haber registrado ninguno de los cambios mencionados. Varios modelos de gestión quedaron obsoletos para dar respuesta a los desafíos actuales. Sin embargo, vale señalar, que en pleno siglo 21 y en medio de tanta globalización, aunque parezca una paradoja, hay una revitalización de lo local. Y aquí toman protagonismos las ciudades inteligentes, que son un sistema holístico de gestión para satisfacer las problemáticas de la ciudadanía, mediante el uso de las TIC y políticas que promuevan la igualdad de género, el gobierno abierto, el cuidado del medio ambiente, la disminución de la violencia hacia las mujeres, y la democratización de aplicaciones que les permiten a las personas conocer, en tiempo real, el consumo que hacen de los servicios públicos, para cuidar su bolsillo. 

Boti, el chatbot de WhatsApp de la Ciudad
Boti, el chatbot de CABA que responde todas las consultas relacionadas con trámites.

Si bien ciudades como Tokyo, Zúrich, Singapur, Londres, Nueva York, San Francisco, París y Chicago, presentan grandes avances en este tema, todas las ciudades y municipios pueden adoptar este nuevo paradigma y ajustarlo a su escala. Este nuevo modelo de gobernar lo local incluye la digitalización de trámites municipales, la reducción de la brecha digital, sensores que miden la contaminación del aire y el ruido, contadores inteligentes de luz y agua que alertan a los usuarios cuando detectan consumos anómalos; sensores en paradas y recorridos para saber qué puntos del recorrido del transporte público requiere ajustes, vehículos que usan energía renovable, implementación de economía circular; aplicaciones que contribuyen con la seguridad, edificios con paneles fotovoltaicos y comunidades energéticas que se compran y se venden electricidad entre ellas; transporte colaborativo, aplicaciones que facilitan que los vecinos puedan expresar su satisfacción o insatisfacción con los gobiernos municipales, puesta en valor de espacios públicos que promuevan la integración de los vecinos, plazas de bolsillo, sensores que indican en los teléfonos inteligentes, la disponibilidad de espacios para estacionar en zonas específicas de la ciudad, bicisendas y ciclovías, énfasis puesto en el peatón, reducción de tránsito vehicular en el microcentro, mejores prácticas productivas con el objetivo de descarbonizar (para generar un aire más limpio), mejores infraestructuras físicas para personas con discapacidad, y alumbrado con led. 

En las ciudades inteligentes, el gobierno local es el líder de un proyecto colectivo que se legitima con la presencia de todas los actores que componen esa comunidad y requiere la asociación público-privada para encarar proyectos de envergadura que reditúe en bienestar colectivo.

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Una hoja de ruta interesante para nutrir a este modelo de Gestión Participativa es la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, presentada por la ONU, en 2015. Está claro que los tiempos modernos exigen un nuevo contrato social (digital) y que las ciudades y municipios deberán incorporar cada vez más tecnología a la gestión local.   

El futuro dirá si el modelo expuesto en el libro “El triunfo de las ciudades” de Edward Glaeser, en el que abundan datos, logró traducirse en toma de decisiones racionales, mejores servicios y mayores accesos a bienes y servicios públicos. 

*Magíster en Smart Cities (becario de la OEA), Director de Gestión de Gobierno, Smart Cities y Seguridad en la Universidad de Belgrano; Licenciado en Relaciones Internacionales, especializado en Seguridad (Becario de EE.UU.); autor del libro “Grietas y Pandemia”.