Mientras asistimos a un debate de cómo seguirá la escuela, las niñas y niños acuden a una platea vergonzosa, con adultos inmersos en una contienda política e incapacidad para resolver los conflictos.
Como sociedad, somos el ejemplo de nuestros niños y jóvenes, porque ellos se reflejan en nosotros, no a través de lo que decimos sino de lo que hacemos. Así que hasta aquí estamos mostrando cómo resolvemos los conflictos, con debates, estadísticas que no coinciden, sin lograr llegar a un acuerdo que beneficie a los protagonistas, que quedan en vilo a la espera de una resolución que los contemple.
Quién puede decir hoy que la escuela no es necesaria, cuando por historia sentimos orgullo de las oportunidades que la educación pública les da a todas y todos. La escuela organiza la rutina familiar, asegura el aprendizaje, contiene y, sin embargo, hoy no podemos ponernos de acuerdo en cómo llevarla adelante.
El problema, sin dudas, no es el aprendizaje virtual, sino que en este contexto, con más del 50% de los niños bajo la línea de pobreza, muchos quedan por fuera del sistema. La virtualidad requiere de soportes tecnológicos, conexión a internet y, como el aprendizaje demanda también un acompañamiento, los niños no aprenden solos, necesitan del vínculo con el docente.
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Quizás necesitamos aceptar que la escuela cambió y el debate debe surgir en pos de cómo mejoramos el sistema educativo en un contexto de pandemia que nos mostró sus falencias e hizo darnos cuenta que no basta sólo con ir a la escuela para aprender. Ahora, debemos afrontar una situación que considere la salud y la educación como prioridad. No una sin la otra, ambas integradas bajo un mismo criterio social.
Un alumno que comenzó en 2021 primer grado terminará su escuela secundaria en 2033, dentro de sus experiencias educativas estará haber transitado su último año de inicial de manera virtual, además de iniciar una escuela en una modalidad híbrida en burbujas donde quizás todavía no llegó a conocer el rostro de todas sus compañeros. También, recordará cómo la sociedad se debatía buscando posibilidades de sostener la presencialidad o la virtualidad, sin poder empatizar con su vivencia.
La educación en boca de todos... ¿gana el que grita más fuerte?
En este contexto no tiene que haber ganadores ni perdedores, sino una sociedad que se una para brindar posibilidades de educación para todas y todos, por fuera de cualquier mezquindad política.
* Lic. Susana Kunzi, asesora educativa y creadora de Ayudar a Aprender.