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Violar el derecho internacional tiene un precio

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Vladimir Putin | cedoc

El conflicto entre Ucrania y Rusia, el reconocimiento de Moscú a Donetsk y Lugansk como repúblicas independientes, las sanciones y el uso de la fuerza indiscriminada por parte de Rusia sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU son el resultado de las contradicciones en la política internacional y del mal uso del derecho internacional para justificar los intereses de una u otra parte.

El derecho internacional prohíbe el uso de la fuerza para dirimir las controversias, sin importar quién tenga razón, configura uno de los principios más importantes del orden internacional contemporáneo y es uno de los pilares del sistema de seguridad colectiva fundado en la Carta de las Naciones Unidas. 

De igual modo, la obligación de respetar la integridad territorial de los Estados es inherente a la existencia de relaciones fundadas en el derecho internacional y constituye otro de sus pilares fundamentales, así como el respeto al principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados (la protección de los derechos humanos fundamentales ya no es únicamente cuestión “interna” de los Estados).

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Las acciones de Moscú, como ocurrió en Crimea en 2014, son violaciones a estos principios básicos del derecho internacional, pero también la contracara del accionar de las potencias occidentales que hoy sancionan su violación, pero los quebrantaron cuando sus intereses así lo requerían.

Así ocurrió con la justificación y el apoyo a la secesión de Kosovo en detrimento de la integridad territorial de Serbia, el apoyo a la secesión de Sudán del Sur y el uso de la fuerza sin la autorización del Consejo de Seguridad, entre otras. Desconocer las reglas básicas de las relaciones internacionales y del derecho internacional para favorecer la fragmentación de Estados ha debilitado el marco jurídico y el sistema de seguridad colectiva.

¿Con qué autoridad esas mismas potencias hoy pueden criticar o sancionar a Moscú, cuando ellas hicieron lo mismo en el pasado? Putin les está pagando con la misma moneda y así lo avisó en 2008 respecto a Kosovo: “La declaración de independencia de Kosovo es un terrible precedente que volverá a golpear a Occidente en la cara”. Las contradicciones en la política internacional y el desprecio por el derecho internacional cuando conviene a los intereses propios tienen un precio.

En el caso del Reino Unido esta contradicción es aún más flagrante: critica la violación de la integridad territorial ucraniana (como corresponde) pero al mismo tiempo viola la integridad territorial de la Argentina y la de Mauricio. Londres apela a la fuerza para el mantenimiento de situaciones coloniales y se niega sistemáticamente a cumplir con su obligación internacional de solucionar las controversias por medios pacíficos y de poner fin al colonialismo en todas sus formas.

Esta crisis no se va a resolver con sanciones y represalias de ambos lados sino respetando el derecho internacional y el sistema de seguridad colectiva. Aquí no se trata de otra cosa que de respetar el derecho internacional. Del respeto por la integridad territorial y de los derechos de las minorías y los intereses de las partes implicadas, y terminar con el uso sesgado de “excepciones” que solo logran debilitar el sistema.

Un verdadero sistema de seguridad colectiva y una paz duradera solo pueden fundarse sobre la base del respeto mutuo de las normas. No hacerlo cuando le conviene a uno y luego pedir a la otra parte que lo haga cuando no le conviene no es serio y es un retroceso que, a la larga, pasa factura. 

 

*Abogado en derecho internacional, magíster en relaciones internacionales y docente universitario (UBA-UP-ISEN).