El bullying es motivo de gran preocupación, especialmente en el ámbito escolar, pero también existe la versión laboral, el mobbing, descrita por la Asociación Americana de Psicología (APA) como una forma de abuso psicológico que ocurre específicamente en el lugar de trabajo.
Los dos principales estudiosos del tema, Heinz Laymann e Iñaki Piñuel, coinciden en que los siguientes son síntomas que permiten identificar situaciones de mobbing dentro de una organización:
-Insultos o críticas irrespetuosas
-Asignación de tareas absurdas u objetivos irreales
-Sobrecarga de trabajo
-Ignorar, ridiculizar y/o difamar
-Tácticas pasivo-agresivas de saboteo
-Violencia verbal o física
Si algunas —o todas las anteriores— son prácticas frecuentes en la organización, es muy probable que nos encontremos ante un caso de mobbing que se ha insertado en el ADN cultural de dicha empresa, probablemente como consecuencia de un liderazgo excesivamente autoritario.
Por otro lado, si el problema puede reducirse a una o pocas personas en particular, que actúan en contra de un individuo o grupo específicos, quizás deba sospecharse de una situación de competencia interna, donde algunos se sienten amenazados por los nuevos integrantes de la empresa.
El ego suele jugar un importante papel, pues solemos creer que pedir ayuda nos hace lucir incompetentes o pone en riesgo nuestra estabilidad laboral y oportunidades de ascenso. Por eso, con frecuencia, nos resulta tan difícil reconocer las fortalezas y competencias de nuevos miembros del equipo, así como darles la bienvenida con genuino espíritu de colaboración y apoyo.
Bien sea como víctima directa o como testigo de situaciones de mobbing, es recomendable:
1.- Comunicar: denunciar la situación formalmente, por los canales adecuados. Los problemas solo empiezan a resolverse cuando se alza la voz sobre ellos, especialmente si se trata de temas tabú.
2.- Actuar: el abuso no debe tolerarse. Es indispensable responder activamente cuando un episodio de mobbing se presenta, pero siempre de manera inteligente, objetiva y asertiva.
3.- Prever: Conviene contar con políticas anti-mobbing para garantizar un ambiente laboral seguro. Finalmente, es crucial invertir en actividades de formación que faciliten herramientas de inteligencia emocional y social a nuestros colaboradores, lo que se traducirá en una organización feliz y productiva.
@cala