PERIODISMO PURO
Entrevista

Fernanda Raverta: "Gobernar es anticiparse a los conflictos y tener un plan de acción"

Reemplazó a un peso pesado K como Alejandro Vanoli en un puesto estratégico del Estado. Su lugar en la Provincia fue ocupado por Andrés Larroque, un hombre clave de La Cámpora. Trabajadora social, fundadora de Hijos en su ciudad, nacida en el 76, representa un modelo de dirigente que no niega el valor de la sensibilidad, el amor y el compromiso como moral política. Dice que no piensa en candidaturas para las elecciones de medio término. Pero no niega que le gustaría ser intendenta de Mar del Plata dentro de dos años.

Fernanda Raverta, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.
Fernanda Raverta, en la entrevista con Jorge Fontevecchia. | Pablo Cuarterolo

—¿Qué recuerdos tenés de tu niñez en Cuba, de tus primeros años de vida?

—A veces las historias personales, los testimonios, muestran o dan cuenta de una historia que compartimos todos los argentinos y argentinas. Me gusta hacer hincapié en esa historia que vivimos todos. Fue justamente lo que ocurrió en la última dictadura cívico militar. Un genocidio que, hace ya varios años por decisión política de un gobierno, pero sobre todo por la lucha de los organismos de derechos humanos, pudo ser juzgado y sus responsables condenados. También comprender qué significó esa dictadura en términos de un modelo económico que se quiso imponer en la Argentina para dejar a una enorme cantidad de gente por debajo de la línea de pobreza, incluso en la indigencia, en una enorme postergación de los proyectos familiares. Así, uno entiende la dictadura desde otra perspectiva.

—Tu formación va en ese sentido.

—Es en trabajo social. Por eso tengo una vocación de servicio, un llamado a, justamente, estar a disposición de los que menos tienen, de los que más sufren, aun cuando ese sufrimiento no tenga únicamente que ver con lo económico. Atravesamos una pandemia, una crisis sanitaria y humanitaria mundial, que afectó a todos en general: a los que menos tenían y a los que podían tener acceso a distintos bienes de consumo, por tener un comercio o una empresa.

—¿La dictadura fue un proyecto económico y, por lo tanto, te dedicaste y te formaste en aquello que pudiera reparar su efecto?

—Sí. Elijo contar y dar cuenta de los procesos personales de cada uno de los que nos afectó la dictadura en términos personales con la desaparición forzada de algún ser querido en función de cómo afectó la dictadura a la Argentina en general.

—Dejanos comprenderte como persona. ¿Cuatro años tenías cuando fuiste a La Habana?

—Mi historia, como la de tantísima cantidad de hijos e hijas de militantes que tuvieron que asumir el exilio como forma de preservar sus vidas, tiene que ver con haber transitado distintos lugares del mundo para poder escapar de eso terrible.

—¿Fue España, México, La Habana, en ese orden?

—El orden con precisión no lo puedo decir; pero sí fueron esos lugares. Con la apertura de la democracia, pudimos como familia volver a la Argentina con mis hermanos, con una mamá de crianza que después fue mi mamá durante todos estos años. Mientras estuve en el exilio, desapareció mi mamá. Fue en el año 80 en Perú, en el contexto del Plan Cóndor, ese plan sistemático regional. La dictadura fue un plan sistemático para poder instalar un modelo económico en la Argentina. Pero también hubo un plan sistemático en la región para postergarla.

—¿Qué recuerdos tenés de esa infancia en Cuba? 

—Pocos. Era muy chica. Hay material, libros, películas. Quienes quieren saber más de esa parte de mi historia tienen adonde recurrir...

—Pero mi tarea es contarla hoy acá. 

—La síntesis que puedo hacer es esta: una niña que como tantos otros tuvo que vivir una situación excepcional tratando de atravesar la infancia de la mejor manera posible, en un contexto de mucho sufrimiento y sacrificio respecto a lo que hacen los nenes de esa edad. Tener que compartir la vida con una familia ampliada, con otros niños, otras niñas, con tíos, con tías.

—¿Luego hiciste la primaria aquí?

—A los 6 años volví para hacer la primaria. A partir de ahí, estoy en la Argentina.

Los dos últimos años de Macri hicieron que perdiera 20 puntos el poder de compra de las jubilaciones mínimas”

—En otros reportajes se te llenan los ojos de lágrimas cuando contás tu niñez. En tu cuenta de Twitter ponés: “Solo el amor convierte en milagro el barro”. ¿Cómo hiciste esa reconversión?

—Eso es una canción de Silvio Rodríguez que tiene que ver con pensar en que lo que perdura es lo que nace y se gesta con amor. Nací algunos meses después del 24 de marzo del 76, el 25 de noviembre del 76. Mi historia personal puede ser metáfora de eso. Pensar en que la vida se impone, que el amor logra convertir lo más oscuro, lo más traumático, en esperanza, en posibilidades.

—No todo el mundo pudo elaborarlo así. ¿A qué se debe?

—A la enorme responsabilidad de pensar siempre en los demás. Todos los que tenemos una historia, cuando nos corremos de ese lugar de pensarnos como víctimas y de pensar que todo lo malo nos ocurre individualmente y nos ponemos en la disposición de ver qué les pasa a los demás, ponemos ese ejercicio de la empatía al servicio de analizar la realidad. Así, podemos ver que hay otras personas que sufren, que eso que le pasa al otro también nos afecta a nosotros. Ese sufrimiento o el sacrificio, o lo que les toca atravesar a las personas para poder desarrollarse, debe ser valorado. Correrme del lugar de la victimización o del lugar de la tragedia personal permitió contemplar la realidad desde otra perspectiva. La de lo colectivo, de eso que nos ocurre a todos y a todas. El papa Francisco plantea que nadie se salva solo, que consiste en encontrarnos con los otros y las otras. Pensar la comunidad como ese lugar de desarrollo. Nadie puede ser del todo feliz si no es feliz su vecino, su vecina, su familia, sus seres queridos. 

—Hay agradecimiento porque dentro de todo pudiste mantener una niñez. ¿Es ponerlo en contexto y finalmente ver la parte positiva?

—Sobrevivimos gracias a esos vínculos amorosos que tuvimos con los que lograron sobrevivir.

—¿Culpa frente a tantos otros que no pudieron mantener parte de su famila? 

—No, para nada. Al revés. En todo caso, responsabilidad. Quienes lograron sobrevivir nos enseñaron a poner la vida en clave de los demás. Quienes no lograron sobrevivir nos enseñaron con el amor a pensar en los otros y las otras.

—Alberto Fernández dijo en esta misma serie de reportajes que se sentía mucho más cercano a la cultura hippie y a la música de los Beatles que a las 20 verdades peronistas. ¿Qué hechos culturales te marcaron?

—En términos de la música, de los libros, de la literatura, atravesé mi proceso formativo en los 90. Hubo que resistir a la idea del individualismo. Esforzarnos para pensar en un criterio más amplio y salirnos de esa idea de lo individual como destino único. En los 90, el rock fue testimonio de esa resistencia. Tengo mucho que ver con eso, pero sobre todo desde la política.

—En los 90 tenías 20.

—En el 96, cuando se cumplieron los veinte años de la dictadura, militábamos en Hijos. Participamos de esa enorme marcha que fue muy significativa. El 24 de marzo del 96 se da por primera vez una marcha de una masividad distinta a la que se venía dando. Fue después de mucho tiempo, lucha y resistencia de organismos de derechos humanos para mantener viva la memoria. El gobierno de Néstor Kirchner, a través de un acto absolutamente trascendente en términos institucionales, pidió perdón en nombre del Estado. Condenó a los responsables de la última dictadura cívico-militar desde lo político. Generó un proceso de transformación institucional para que también pudieran ser condenados en término jurídicos. Fue corrernos de la idea de que había cosas que no se podían, que había leyes que impedían que pudiera haber un proceso judicial para condenar los crímenes. Un gobierno, la política, un presidente, hicieron posible que aquellos que veníamos atravesando la generación de los 90 y no creíamos que la política podía transformar cosas tan importantes lo pudiéramos hacer. 

Fernanda Raverta, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.
JUBILACIONES. “El Estado debe garantizar condiciones y derechos básicos para que todos puedan vivir dignamente. Que quienes tuvieron dificultades o quienes no tuvieron trabajo puedan tener un ingreso”. (Foto: Pablo Cuarterolo)

—Sos de una generación que no vivió lo hecho por Raúl Alfonsín.

—Yo tenía 6 años cuando asumió Alfonsín. Nos formamos durante décadas. Nací durante la dictadura; luego vino la democracia, ese esfuerzo por pensar que la política podía ser una herramienta de transformación. Fue dentro de los límites de una democracia recién parida. Después vinieron los 90. Ese neoliberalismo usó consignas propias de un movimiento político para hacer lo contrario. Decir una cosa y hacer lo contrario, sobre todo en términos de modelo económico. Con la llegada de Néstor Kirchner, se inicia otro proceso. Veníamos de 2001, del “que se vayan todos”, de la antipolítica como ejercicio de resistencia. En ese momento vivía en Mar del Plata. Ahora, con la pandemia, es más difícil volver los fines de semana, pero soy una vecina que vive en una ciudad donde estaba el 25% de su población afectado por la desocupación. Ese gobierno se tuvo que hacer cargo de ese contexto, salir de ese infierno. Que las personas no tuvieran ningún horizonte porque no tenían trabajo. A la vez pensó lo superestructural en relación con los deseos, la proyección de una Argentina. Mientras que salíamos del infierno, un gobierno, la política y un presidente garantizaban proyectar millones de puestos de trabajo. En paralelo, diseñaban y planificaban una Argentina que pudiera poner satélites en el espacio.

—¿Alfonsín resolvió el problema político, pero Néstor Kirchner terminó de resolver el tema económico de la dictadura? 

—Hablo de mi proceso de formación política, de tu pregunta anterior. El rock fue una herramienta para denunciar esa idea del individualismo, del “sálvese quien pueda”.

—El primer presidente que recordás es Carlos Menem. Te perdiste la etapa de Alfonsín.

—Los militantes políticos estudiamos la realidad argentina. En términos de formación política, de ser parte de la decisión de poner la vida al servicio de la política, de ser militante, la política nos convoca como generación a partir del gobierno de Néstor, y por supuesto después, con el gobierno de Cristina. Nos llamó a ser parte de un proceso donde la política vuelve a poner el eje en la transformación de la realidad. Cambiar eso que nos duele, lo que nos hace daño, lo que expresa tristeza y postergación para las mayorías. Vuelve a ser el gobierno, a través de decisiones del Estado, el que puede garantizar que eso se transforme. Esto es significativo en nuestra formación. Quienes tienen mi edad atravesaron un tiempo de antipolítica. E intentaron, a través de la música, de la literatura, incluso de la militancia en los organismos de derechos humanos o en la militancia en lugares de la cultura, sobrevivir.

—¿Qué sentís cuando te dicen montonera?

—Nadie me dice montonera. 

—Leo textualmente: “Camporista de raíz montonera”. ¿Quien lo hace intenta colocar un significante que genere temor en la gente?

—Fui candidata a intendenta en Mar del Plata. Obtuve una cantidad de votos superimportante. Algunos medios de comunicación o algunos titulares intentaron poner como título mi historia de vida. Por supuesto que la puedo contar, hablamos de esto desde que arrancó la entrevista. Pero mis vecinos y vecinas no me preguntaban dónde había nacido o en qué situación vivía en el exilio. Me preguntaban cómo iba a resolver el tema de las luminarias, el tema del asfalto, cómo iba a resolver el seguir siendo la ciudad con más desocupación de la Argentina y cómo revertir la matriz productiva para que mis vecinos y mis vecinas tuvieran trabajo. Cuando recorro una ciudad, ahora en mi lugar, nadie me pregunta sobre esa parte de mi historia. Me preguntan cómo voy a hacer para poder ganarle a la inflación con cada aumento de los 7.200.000 jubilados y jubiladas que cobran a partir de la fórmula de movilidad un nuevo haber cada tres meses. Me preguntan sobre la Asignación Universal por Hijo, cuántos chicos tienen Tarjeta Alimentar.

“El objetivo es que no haya jubilados que paguen Ganancias.”

—Es distinta la preocupación que tiene el ciudadano común.

—Sí, pero tengo a cargo la conducción de un organismo que simplifica la vida de los ciudadanos de a pie con decisiones puntuales de políticas públicas.

—¿Cómo imaginás a La Cámpora dentro de diez años? Miguel Pichetto dice que con el tiempo irá avanzando hacia la socialdemocracia. Hoy tenés 44 años. Imaginate dentro de diez años.

—Imagino una generación política gobernando la Argentina, las provincias, los municipios. Que el electorado la elija para gobernar. Me imagino una generación tomando decisiones para resolver problemas concretos. Pudiendo anticiparse a los conflictos. Gobernar es anticiparse a los conflictos y tener un plan de acción para poder revertir el curso de los acontecimientos, de manera que sean lo menos dramáticos para las personas que uno representa. Me imagino una generación con ese gran componente identitario en relación con los gobiernos de Néstor y Cristina. Salir del infierno pensando una Argentina de gran escala, de enorme perspectiva, de enorme futuro. Una Argentina que pone satélites en el espacio, que logra trascender incluso el cielo para poder justamente proyectar el universo de sus sueños. Una generación política que construya su método de trabajo a partir de la empatía. Una generación política con la que cualquier vecino o vecina se sienta identificado. No importa si es funcionario, si ocupa un rol en el gabinete, si es intendente o concejal. Es un vecino más, siente o sufre, pero además tiene responsabilidad. Nuestra generación política tiene un componente de eso. Inteligencia para tomar decisiones y una enorme empatía para ponernos al lado de nuestros vecinos y vecinas. Transmitir confianza sobre decisiones que son tomadas pensando en el conjunto. 

—¿Cuál sería el modelo de sociedad?

—Una que se realiza en función de la comunidad. El papa Francisco habla de la casa común, el lugar común, lo que nos pertenece a todos. Tiene que ver con no poder pensar en salvarse solos. Esto se da en términos medioambientales, políticos, institucionales, sociales y de convivencia de una comunidad. Los miembros de esa comunidad, las familias que habitan en una ciudad, una provincia, la nación, logran resolver sus problemas diarios, proyectar sus deseos y proyectos personales. En el gobierno de Mauricio Macri se desordenó la vida de la gente. Antes de 2015 había personas que tal vez accedían a un crédito Argenta e iban a conocer las Cataratas. Después de 2015 ese crédito se convirtió en una necesidad económica para pagar la tarifa de luz o de gas. Aquella Argentina previa es justamente la que queremos reconstruir ahora. Lo que estamos haciendo, con las dificultades extra que propone la pandemia, es volver a esa Argentina. Situaciones que se resuelven a partir de decisiones de gobierno, a través de una agenda económica. Consiste en poner la producción y el empleo en el centro de la escena. Los hijos de esos jubilados tienen trabajo; entonces el jubilado puede sacar un crédito y proponerse comprarles algo a los nietos con su haber. Esa es la Argentina que me imagino.

—Aristóteles decía: “Todos queremos ser felices. Nuestra discusión es siempre sobre los medios, no sobre los fines”. La pregunta es cómo lograrlo. Te voy a hacer una pregunta de un estudio del Pew Research Center: para lograr una sociedad que se realice, ¿usted cree que es necesario que, aun con la moderación que corresponda, la sociedad tenga pobres y ricos o que sea una sociedad donde todos sean iguales (N de R: la cita exacta es: “La mayoría está mejor en una economía de mercado aun cuando algunas personas son ricas y otras pobres”)?

—Por supuesto que tiene que ser una sociedad de iguales. 

—¿Todo el mundo tendría que ganar lo mismo?

—Te voy a poner un ejemplo con el sistema previsional y con las jubilaciones. Tenemos un sistema previsional donde hay 7.200.000 jubilados y pensionados, en el que hay quienes cobran 155 mil pesos y quienes cobran 23 mil pesos. Esa diferencia la da una cantidad de aportes sistemáticos que se hicieron durante el tiempo en que fuiste población económicamente activa. Hay quienes vivieron bajo la línea de pobreza y por lo tanto tienen muchos años que fueron desocupados y no tienen aportes. Hay otra gran cantidad de personas que tuvieron mucho trabajo, pero estuvieron precarizadas y por lo tanto no tienen sus aportes. Y otras personas estuvieron siempre formalizadas. Se necesitan treinta años de aportes para poder jubilarse. Nuestro sistema previsional propone una estrategia. Hay una posibilidad, justamente la moratoria, que tiene que ver con una decisión política del último gobierno de Cristina Kirchner, que tiene que ver con poder pagar esos aportes que tus empleadores no hicieron cuando eras población económicamente activa. También hay otros que tienen otros ingresos, otras jubilaciones. De hecho, habrá 30 mil jubilados y jubiladas que paguen Ganancias. El Estado garantiza que nadie se quede sin ingreso si tiene más 60 años si sos mujer o más de 65 si sos varón. Cabría imaginar qué sería de esas personas sin ingresos en pandemia. ¿Qué hubiera ocurrido si no hubieran tenido un ingreso? El Estado debe garantizar condiciones y derechos básicos para que todos puedan vivir dignamente. Que quienes tuvieron dificultades o quienes no tuvieron trabajo puedan tener un ingreso mínimo para vivir y quienes tuvieron otro tipo de aportes tengan acceso a otro tipo de haber. Generar un piso de condiciones. Los modelos económicos generan que esos pisos de condiciones sean muy distintos. La movilidad jubilatoria en los últimos dos años del gobierno macrista hizo que se perdieran 20 puntos en la capacidad de compra de ese haber de la mínima. Mientras estuvo vigente la fórmula anterior, alcanzaba para mucho más. Todos los argentinos y argentinas hacemos esfuerzos para desarrollarnos. El Estado debe garantizar condiciones. Los modelos económicos deben permitir que el esfuerzo que vos hacés te permita llegar adonde te proponés. No es lo mismo que tu salario te alcance para llegar a fin de mes, a que solo sea para 15 días. Es algo que todos vimos.

“Cuando recorro el país como directora de Anses, nadie me pregunta por mi pasado.”

—¿Se puede lograr eso si todos ganan lo mismo?

—Las diferencias siempre existirán. El Estado, nuestro organismo, mes a mes liquida una cantidad enorme. Más de 8 millones de chicos y chicas cobran una asignación. Para algunos es una asignación familiar, porque sus papás trabajan en relación de dependencia; para otros es una asignación universal porque los papás justamente no tienen trabajo. La responsabilidad del Estado es que tengan una asignación de carácter alimentario.

—Hay discusiones en toda América Latina respecto de la sustentabilidad de los sistemas previsionales. Brasil modificó su sistema. Desde la llegada de Bolsonaro, empezó a decir que el sistema chileno era mejor. Las famosas AFJP nuestras. En Chile se permitió sacar una y dos veces parte del fondo de seguro. ¿Cuál es tu ideal?

—El ideal es un sistema previsional dentro de un sistema de seguridad social, en el contexto de una Argentina que crezca. Tanto es así que nuestra fórmula de movilidad asocia el crecimiento de la Argentina al crecimiento de los haberes de los jubilados. Porque vamos a poner en marcha a la Argentina. Si ponemos en marcha a la Argentina, hay más trabajo. Si hay más trabajo, no solo hay más felicidad, también hay más recursos. Con más recursos, hay más recaudación. Y crece la fórmula de movilidad. Nuestra gestión en el organismo tiene que ver con construir esa Argentina en la que ese círculo virtuoso ponga en movimiento una cantidad de proyectos individuales que impulsan a la comunidad en su conjunto. Así de clara es nuestra fórmula de movilidad. Más aportes y contribuciones, más recaudación. Más recaudación, más dinero en el bolsillo de los jubilados y jubiladas. Es un modelo económico de crecimiento con inclusión social. El modelo para el que los argentinos y las argentinas nos votaron. No hace tanto tiempo recordamos cómo era volver a incorporar en el mercado formal de trabajo. Crecieron los puestos de trabajo, creció la recaudación. Creció la recaudación, y hubo más proyectos, obras, estrategias para poder salir adelante.

—Hay dos condiciones económicas: flujo y stock. El flujo es el que se va a generar de la recaudación de cada mes. Si el país crece, la fórmula es atinada. Luego está el stock, que es lo que las personas fueron aportando a lo largo de la historia. Se supone que uno atiende al stock, lo cuida. ¿Cómo lo cuidás vos, que no sos economista? 

—Qué interesante tu perspectiva para la pregunta. Una trabajadora social a cargo del organismo de la seguridad social, que tiene a cargo un fondo de garantías que es el FGS, que es el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de nuestro sistema previsional, logró revertir esta tendencia. Durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri, cayó ese stock, se descapitalizó ese fondo. Durante nuestro gobierno, creció. Fue porque nosotros y nosotras creemos que es a través de la producción y del empleo en donde hay que hacer las inversiones. Los proyectos productivos generan mucho más movimiento y flujo que los que tienen que ver con la especulación financiera. 

—¿Cómo lo lográs?

—Invirtiendo en proyectos productivos.

—Al perderse puestos de trabajo con la crisis, se perdieron aportes.

—Sí. Sin embargo, crecimos en nuestra capitalización del FGS. 

—¿Cómo?

—Fue porque dejamos de poner el fondo de garantías al servicio de la cuestión de la especulación financiera y lo pusimos al servicio de los proyectos productivos. Cada persona que piensa en invertir, si lo hace en proyectos productivos, en generar trabajo, es una persona que se supone que tiene una perspectiva económica como la que tenemos nosotros y nosotras desde el organismo. Lo hacemos en empresas de las que somos parte.

“Tengo a cargo la conducción de un organismo que simplifica la vida de los ciudadanos de a pie.”

—Si se utilizan los fondos que tiene el Estado en la Anses para contribuir al crecimiento de la economía, aumenta el flujo. ¿Pero cómo hacés para que crezca lo que estaba acumulado? Para eso hace falta expertos en finanzas que traten de maximizar el valor financiero. 

—O personas convencidas. Cuando nosotros llegamos, la ley de reparación histórica llevaba al FGS a pagar justamente la reparación histórica. Cuando justamente pusiéramos una obligación de asignar al flujo de reparación histórica ese stock del FGS, iba a bajar e iba a fracasar. Llevamos una ley al Congreso de la Nación y tomamos dos decisiones. Por un lado, que la reparación histórica la pague el Tesoro. Entonces, no afectamos ese stock. Y por el otro lado, lo que se generó fue un fondo de financiamiento, que tiene por supuesto a las provincias argentinas a disposición para poder financiar proyectos productivos que generen empleo. Los gobernadores y las gobernadoras proponen al FGS, con ese fondo creado por ley, un fondo de desarrollo estratégico productivo para la Argentina, justamente con la perspectiva de salir de la pandemia desde otro lugar y con otras herramientas, generando trabajo. Siempre es generando trabajo.

—Claramente tu formación es de flujo, no de stock. Estás pensando cómo hacer para que se agrande la torta. La pregunta es por lo financiero. ¿Cómo hacer que la plata genere plata? Es lo que saben los fondos de inversión.

—Hablo de eso. Cuando hay más aportes y contribuciones, hay más ingresos. Lo que hacemos es crecer.

—Sí, el flujo es una de las formas y depende de la economía en su conjunto. Porque, de hecho, el tema es que crezca la Argentina. Desde Anses podés controlar un pedacito de eso, el artífice será el ministro de Economía, el de Producción, que pueden controlar mucho más. Pero tenés a cargo el stock. Miles de millones de dólares de stock acumulado a lo largo de mucho tiempo. ¿Cómo te arreglás con eso? 

—Te lo estoy contestando y no te gusta mi respuesta. 

—Me contestás sobre el flujo.

—Te lo estoy contestando justamente con el ejemplo del FGS. Hay una discusión sobre hacia dónde tiene que ir ese dinero. Mi respuesta es que tiene que ir hacia proyectos productivos, de tal manera que generen más aportes y contribuciones. Con más trabajo. Con eso, hay más ingresos. Esa es nuestra forma de explicar cuál es nuestra perspectiva, no solo en términos económicos, sino también de gestión.

—Si esos proyectos productivos contribuyen a mejorar la economía en su conjunto, tienen una tasa de retorno X. Una inversión financiera tiene una tasa de retorno mayor. Con uno mejorás el flujo, pero no el stock. Néstor Kirchner decidió poner la plata de su provincia en dólares, no en proyectos productivos. Entendió que era la mejor manera de defender el dinero de los santacruceños.

Fernanda Raverta, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.
PASADO. “Mi historia, como la de tantísima cantidad de hijos e hijas de militantes que tuvieron que asumir el exilio como forma de preservar sus vidas, tiene que ver con haber transitado distintos lugares del mundo para poder escapar de eso terrible”. (Foto: Pablo Cuarterolo)

—Intuí que ibas a preguntarme y traje unos datos. 

—Los leo: dice este gráfico que antes de asumir Macri llegaba a 66.209 millones de dólares. 

—Exactamente. 

—Que bajó a 34.831 y ahora subió a 43.368. 

—Esa es la explicación. Lo explico con palabras. Un stock se mejora con decisiones políticas, que también son económicas. En cuatro años disminuyó considerablemente el FGS en términos de su capital. En cuatro años creció con las decisiones de inversión que tomamos.

—Fernanda, con honestidad intelectual, lo que mostrás corresponde a la devaluación de Macri. Si Macri hubiera tomado los 66 mil millones de diciembre de 2015 y los hubiera puesto como Néstor Kirchner en un banco en el extranjero, hoy en lugar de 43 mil tendría mucho más. Es simplemente el efecto de lo que llaman atraso cambiario. Los pesos convertidos a un dólar de 9 daban 66 mil (a 15 pesos el dólar da 49 mil) . Es simplemente devaluación. Y esto es un ejemplo: Macri administró mal el stock y toda la economía. 

—Macri administró mal y sus decisiones de inversión dejaron desprotegido nuestro sistema previsional argentino.

—Si hubieran invertido todo en acciones de empresas argentinas productiuvas, como el Merval pasó de 700 dólares a 350, esos 66 mil hoy serían 33 mil. El tema de la inversión en el stock es complejo para economistas de enorme nivel. ¿Cómo es en Anses un área económica? 

—Por supuesto que tenemos un área económica. Tenemos el subdirector del FGS monitoreando estas cuestiones en la diaria. Lo que muestro es el resultado de la decisión política de una directora ejecutiva, trabajadora social, que puede mostrar cómo revirtió una situación de pérdida de un fondo de garantías que les corresponde a los 7.200.000 jubilados y jubiladas. Pudimos no solo revertir esa tendencia, sino generar instrumentos como el fondo de protección que les damos a las provincias para que puedan justamente invertir en proyectos productivos y generar trabajo. Lo hace una trabajadora social que no es economista, pero que entiende de política. Los procesos históricos muestran que, cuando se invierte en trabajo y producción, la Argentina se pone en marcha. Si no, miremos lo que pasó en el último gobierno de Macri. Lo que pasó con el FGS demuestra que los proyectos económicos tienden solamente a ubicarse en un lugar que a algunos les da mucho rédito económico, pero no en proyectos productivos, no en generación de fuentes de trabajo. Que un trabajador llegue a fin de mes o no es resultado de decisiones políticas en términos económicos de los gobiernos. El resultado es la decisión de una trabajadora social a cargo de un organismo que debe contemplar con sensibilidad que los jubilados y jubiladas estén bien en términos de haberes, pero que además funcione en términos económicos. 

—No me cabe ninguna duda de tu buena voluntad.

—No es buena voluntad; es resultado económico.

—Los datos que traés reflejan simplemente devaluación y atraso cambiario. Es simplemente eso. Todos los activos de la Argentina bajaron con la devaluación. Lo que entiendo es que el Gobierno decidió, eligiéndote a vos, colocar una persona que tiene enorme sensibilidad y empatía. Estos resultados los consiguió Martín Guzmán. 

—Esos resultados no te cierran a vos. A mí sí me cierran. Cuando se lo cuento a los jubilados y jubiladas que están mucho mejor, se ponen muy contentos y contentas con la capitalización de su fondo de garantías.

“Macri dejó desprotegido el sistema previsional argentino.”

—¿Te gustaría algún día ser intendenta de Mar del Plata?

—Sí, por supuesto.

—¿Lo volverías a intentar dentro de dos años? 

—Claro.

—¿Qué tienen de particular ciudades grandes como Mar del Plata, como Bahía Blanca, que parecieran comportarse en forma distinta, electoralmente, del Conurbano o del interior de la Provincia? 

—Mar del Plata hizo un proceso valiente en la última elección. Se muestra electoralmente como más conservadora. Que fuera una mujer la candidata más joven en promedio de edad que el resto de los candidatos que se habían presentado hasta ese entonces me parece que fue una elección maravillosa en términos de mostrar que era posible. Ahora hay que ver cómo sigue esta historia. Pero se demostró que existe la posibilidad de transformar.

—Se te ilumina la cara cuando hablás de Mar del Plata.

—Claro. Cuando hablo de Anses también. 

—Pero puedo asegurar que la sonrisa de Mar del Plata tenía otra cantidad de dientes. ¿Cómo es la relación con tu papá? Hizo un recorrido diferente.

—Un recorrido distinto. Y con una relación familiar.

—Que hoy se recompuso y que está en su mejor momento, entiendo. 

—¡Cómo te gusta caracterizar a las personas y los vínculos! 

—Yo acá tengo textualmente un artículo en el que él dice que ahora tienen “una relación extraordinaria, que se siente muy orgulloso y feliz, y que en su momento no era así”. De hecho, habías tomado el apellido de tu madre. ¿Hubo un proceso a lo largo de la vida de reconciliación?

—No quiero volver a la primera parte del reportaje, porque también se torna aburrido. Mi historia personal es distinta a la de quienes nacen, son anotados en el registro civil y viven toda la vida en un lugar.

—Pero eso enriquece. 

—Pero no fue una decisión de tener un apellido o no en un momento como la última dictadura cívico militar, donde mi familia estaba siendo hostigada y perseguida.

—¿El nombre de tu madre te cubría más que el de tu padre?

—Había que resolver una cuestión identitaria de tal manera de poner en riesgo la menor cantidad de gente posible. 

—¿Con tus 44 años, qué les dirías a los que tienen 20 y comienzan a militar?

—Tengo una hija de 19 y una de 22. Les digo todos los días de mi vida que sean mejores que nosotros y nosotras, que nos superen, que entiendan esto de disfrutar los procesos de transformación, que tienen oportunidades absolutamente distintas a nosotros como generación. Se formaron en un tiempo que fue posible que la política diera buenas noticias. Mis hijas fueron a la escuela en los gobiernos de Néstor y Cristina. Estudian en la universidad pública. Revisaron la historia argentina en las aulas desde un lugar absolutamente distinto al mío. Son mujeres, ciudadanas que gozan de otras posibilidades a la hora de pensar la Argentina. En un tiempo en que la Argentina mostró que podía alcanzar el sueño de ser grande. Ser la Argentina que todos y todas pensamos, los que somos personas de bien. Ellas lo vieron como posibilidad. Se formaron con eso. No tuvieron que atravesar los tiempos que pasó nuestra generación. Si podemos atravesar esta pandemia, es porque los jubilados y las jubiladas con las que me cruzo me explican cómo se atravesaron las crisis económicas, las sociales, las políticas previas. La generación de quienes tienen 20 años es diferente. Tienen otra capacidad, han vivido de otra manera y sufrieron menos cosas que nosotros. Les digo que aprovechen esa oportunidad maravillosa. No tienen que pasar por el sacrificio que hicimos nosotros, que atravesamos períodos horribles. No estoy hablando únicamente de la dictadura. Me refiero a tiempos donde valió cualquier cosa para hostigar a un opositor. Se hicieron cosas terribles en la Argentina. 

—¿Qué les dirías a los de más de 60 y 65, a los jubilados? ¿Qué pueden esperar del resto del gobierno de Alberto Fernández?

—Que vamos a seguir trabajando. Ahora estoy concentrada en ser la directora ejecutiva de Anses. En estos dos años vamos a seguir trabajando todos los días con el esfuerzo que estamos haciendo. Lo hacemos no solo por sus jubilaciones, sino por su calidad de vida. Como gobierno, nos hemos comprometido, justamente con el PAMI, para que puedan volver a tener sus 170 medicamentos de costo cero. Nos comprometimos con el tema de regular las tarifas de tal manera que nadie tenga que volver a sacar un crédito para pagar la luz y el gas. A volver a tener una fórmula que asocie el crecimiento de la Argentina con el crecimiento de sus haberes. Que los jubilados y jubiladas que en nuestro gobierno no pagaban Ganancias vuelvan a no a hacerlo, a diferencia del gobierno de Macri. Nos comprometemos a todo eso. Lo hacemos todos los días, con 24 horas al día. Estamos a disposición de la tarea y del trabajo diario en la gestión de un organismo que dará mucha tranquilidad y podrá volver a hacer de sus vidas algo más tranquilo. Esa vida cuyas prioridades diarias se ordenaban hacia un desempeño feliz. Esa es nuestra responsabilidad.

 

“No me veo como candidata”


—Se comenta que podrías ser primera candidata por el Frente de Todos en la Provincia. 

—No me veo como candidata.

—¿Quién debería encabezar las listas?

—No se trata de quién le gusta uno sino de proyectos políticos.

—¿Y para que triunfe el proyecto?

—No se trata de simpatías o gustos. Debemos asumir con responsabilidad la conformación de listas. Poner personas que puedan defender lo que vino a hacer nuestro gobierno e interrumpió la pandemia. Interrumpió la vida de cada argentino y argentina, la de los chicos y las chicas que se tenían que ir de viaje de egresados, empezar la facultad, los que tenían ir a la escuela.

—¿El proyecto es más importante que los candidatos?

—Personas que puedan representar el esfuerzo que hizo este gobierno por cuidar a los argentinos en materia de salud e ingresos en la pandemia. Somos el organismo de la seguridad social. Acompañamos ese proceso de cuidado en materia de salud con la cuestión de los ingresos: no dejar a ningún argentino ni argentina solo. Con los más pobres, los que menos tienen, lo hicimos con distintas herramientas de transferencia de ingreso. También con los que son trabajadores asalariados, pero peligraban sus puestos de trabajo. El sector privado también se vio modificado por la pandemia. Y ahí estuvimos con nuestras políticas de gobierno.

 

—En muchos países perdieron los oficialismos en la pandemia. ¿Te preocupa?

—La pandemia interrumpe proyectos de las personas y los gobiernos. Los votantes valorarán cuánto hizo el Gobierno para cuidarnos en el momento más trágico. Es inédito. Ninguno de nosotros había atravesado una pandemia. En esas urnas habrá una valoración del esfuerzo que hizo el gobierno nacional. Tuvo que hacer inversiones extraordinarias en materia de salud, construir hospitales modulares. Hubo que poner una campaña de vacunación en marcha que lleva, en el momento de hacer esta entrevista, más de 14 millones de dosis aplicadas. Atravesar este tiempo tan complejo, con la disposición de este gobierno, será valorado en esta campaña, que será atípica. Estamos atravesando un año muy complejo. Hay argentinos y argentinas que no pudieron despedir a sus seres queridos. Entonces, este tiempo tan doloroso requerirá de una campaña con mucha responsabilidad, con mucha seriedad. Espero que la oposición esté a la altura también. Que quienes asuman la responsabilidad de representarnos en esa lista del Frente de Todos puedan dar cuenta de este proceso absolutamente profundo de acompañamiento a la sociedad.

—¿Lo ves como un referéndum?

—Siempre las elecciones consisten en, justamente, saber si las decisiones de gobierno fueron acertadas o no.

—Salvo el caso de Bélgica, todos los oficialismos, tanto locales como nacionales, perdieron. ¿Tenés confianza en que en Argentina pase lo contrario?

—Absolutamente. Camino mucho. Comparto y conozco el sentir de mis vecinos, de mis vecinas. Y además, entiendo esa valoración que tiene que ver también con reconocer lo difícil que fue, personalmente, atravesar la pandemia. Las personas mayores que no pudieron ver a sus familiares. Que no conocieron a los nietos que nacieron en este tiempo. Los trabajadores y trabajadoras que vieron interrumpidos sus proyectos laborales, los profesionales, los chicos y las chicas. Los argentinos también valorarán el esfuerzo y el sacrificio que hicimos como gobierno.
 

“Es imposible comparar Argentina con Cuba”


—Una parte de la oposición cree que vamos camino a Venezuela. La oposición cubana habla de cubanización. El ex presidente colombiano Álvaro Uribe habló de cubanización soft. ¿Argentina puede parecerse a Cuba?

—Es imposible comparar Argentina con Cuba. Son países absolutamente distintos. Historias completamente diferentes. Las realidades, incluso las formas de intervenir del Estado, son distintas. No es racional compararlos. Cuba hace un enorme esfuerzo por tener niveles y condiciones básicas de vida para todos sus habitantes. Es absolutamente meritorio. En la Argentina también queremos construir niveles de garantías de derechos básicos, derechos alimentarios, de salud, de derechos con la educación. Son países diferentes geopolíticamente, distintos geográficamente. 

—Quizá la idea de que se podía replicar Cuba en la Argentina era plausible hace cincuenta años, pero hoy resulta anacrónica.

—Tiene que ver con el ideario de una generación política que no es la mía. Se pensó en procesos de transformación radicalizados como para garantizar derechos para las grandes mayorías. Extrapolar una experiencia como la cubana a la Argentina hoy no tiene sentido histórico. Hubo una generación política que se sintió motivada. La mística de un proceso revolucionario le sirvió para pensar que era posible alcanzar estados de bienestar para las grandes mayorías. Este es otro tiempo histórico. 
 

 

 

Producción: Pablo Helman y Debora Waizbrot.