PERIODISMO PURO
Periodismo Puro/Entrevista

Juan Zabaleta: "Es muy bueno tener un presidente terrenal"

Si el Gran Buenos Aires es un dilema para cientistas políticos, el Conurbano albertista es una entidad aún más difícil de descifrar. El intendente de Hurlingham es el líder municipal más cercano al presidente. Comprender su lógica de diálogo, gestión y capacidad de aceptar los extremos de la propia coalición es entender cómo se ve el gobierno actual a sí mismo. Dice que el futuro del Frente de Todos depende de dos aspectos: solucionar la crisis económica y mantenerse amalgamados, debatiendo lo necesario para adentro y evitando las peleas públicas.

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Reportaje a Juan Zabaleta. | Marcelo Dubini

—¿Aumentó en cantidad y violencia el delito durante la cuarentena?

—Sí, aumentó. Concretamente hay inseguridad. No es una sensación. Esto tiene que ver con distintas aristas: la situación social y la económica. Por eso es importante, el rol del estado en materia de abordaje de la cuestión, no solamente en la coyuntura. Tiene que ver con que hoy tengamos una mesa de coordinación con fuerzas federales, la policía de la provincia, los ministerios. No solo es para que el vecino se sienta más seguro, sino para responder a una deuda enorme que tiene la democracia, que es que es el equilibrio social. Nos tocó en nuestra universidad pública anunciar obras para tener de 50 aulas más. Es una universidad que tiene 20.000 alumnos en Hurlingham.

—¿20.000 mil alumnos sobre 200 000 habitantes? Seguramente asista gente de otros partidos.

—El componente en el equilibrio es un 60% de vecinas y vecinos de Hurlingham, Villa Tesei y William C. Morris, que son las localidades, y el 40% de la región: Ituzaingó, Merlo, Moreno, General Rodríguez, Tres de febrero. Tiene una currícula importante, que provoca este acceso a sus carreras. Volviendo: al hacer el anuncio dijimos que 50 aulas más en la Universidad también es pelear contra la inseguridad. Era brindar derechos: como los jardines maternales o las escuelas públicas. Esta democracia nacida en 1883, tiene para el rol del estado una demanda enorme que no ha sido cumplida.

—Hurlingham como José C. Paz, es uno de los partidos nuevos creados a partir de la reforma del 1995. Pero no tiene la misma situación de pobreza. Por el contrario, es considerada la "perla del oeste", con enorme cantidad de equipos de rugby, clubes de distintos deportes de impronta inglesa y una historia en ese sentido. Cuando Mario Ishii dijo que veía una explosión social, dijiste que no compartías su visión: que en el 2001, la Alianza había abandonado. ¿Podrías hacer una comparación entre el tipo de violencia y delito que se da en Hurlingham respecto a lo que sucede en partidos vecinos?

—No hay comparación en la violencia. Violencia es tener homicidios por hechos de inseguridad. Hace unos 15 días vivimos un hecho de inseguridad: un homicidio de un vecino. Llevábamos tres años sin ese tipo de crímenes. Responde a la lógica que nos planteemos cada intendenta, cada intendente, en el abordaje en materia. Lo que induce también a discutir el rol de los gobiernos locales, la autonomía municipal, el manejo de los recursos. Con lo que le corresponde a cada uno de los 2.300 municipios del país, no solamente el Conurbano. Pero en el conurbano, los delitos son los mismos que donde hay situaciones de extrema pobreza.

Puedo afirmar que no va a haber desborde sanitario

—¿Crece su nivel de agresividad?

—Sí, producto también del consumo de droga, del narcotráfico. Esto también creció del 83 hasta hoy.

—Dijiste que respetás a  Mario Ishii. Él coincidía con vos en que hoy no es problema el hambre, porque el Estado está presente. Sin embargo, el clima de bronca, de encierro, de pérdida de horizonte, de caída de las posibilidades laborales

—En a semana del 19 de marzo fui uno de los primeros en decir que no habría ni saqueos ni estallido social si el estado hacía lo debido, que era generar herramientas para contener. Ahí apareció la tarjeta alimentaria, que en Hurlingham tiene a 6.000 mamás cubiertas; apareció el ingreso federal de emergencia (IFE) que cobrean 26 mil vecinos en el partido. Fue efectiva la política alimentaria que Nación implementó a partir del ministerio de Desarrollo Social.

—¿Cuántas familias hay en el partido?

—Tenemos 50.000 familias, 50.000 frentes.

—26.000 daría la mitad de los hogares.

—Hemos detectado que hay familias con dos beneficiarios en el hogar. Por eso no ha habido saqueos ni estallido social. Ese sector de la sociedad estuvo cubierto. ¿Qué me preocupaba del planteo de Ishií? Es esa clase media, ese comerciante minorista no esencial, esas Pymes... Fundamentalmente el comerciante minorista al que no le llegó la asistencia del estado y que llegó a la quiebra de los ahorros de toda su vida. Hay un desafío para el Estado de poner créditos para el trabajo, para recuperar sus comercios. Lo charlamos con el presidente. Hay un sector que es la clase media golpeada que hoy está muy mal. Sentimos que la presión está ahí y debe resolverse.

—Son quienes pierden más con el delito.

—Sin ninguna duda.

—¿Hay más delito en los municipios más pobres del tercer cordón como José C. Paz?

—Sin dudas, el distrito tiene otra conformación social.

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—Ishii es probablemente el último representante de los barones del conurbano. Es el único que estuvo en el 2001. Ahora tenemos un sistema electoral el que no permite las reelecciones perpetuas. ¿Se podría decir que estamos en un cambio de época, que los barones del conurbano están dejando paso a intendentes más jóvenes?

—Hablás de los mal llamados barones del conurbano. Hay que poner en valor el trabajo de Mario Ishii durante muchos años. José C. Paz creció lo que pudo. En la ecuación del presupuesto público, la Nación representa el 58%: las provincias y la Provincia, el 35%; los municipios, el 7%, de los que recaudamos el 4%. Se debe indefectiblemente recurrir al gobernador, o al presidente. Hay que aprovechar la salida de la pandemia para dar estos debates.

—¿Es que es peor trabajo ser gobernador de la provincia que presidente y peor aún es ser intendente?

—No es peor. Es un trabajo enorme, maravilloso. Disfruto y soy muy feliz de ser intendente. Pero esta pandemia debe servir entre otras cosas para esto: poner blanco sobre negro la discusión de recursos y autonomías. Hay una ley que marca que hay solamente dos mandatos en el cargo intendente. Es paradójico, porque Angela Merkel hace 24 años que es Canciller en Alemania; mientras que una intendenta de uno de los 135 distritos del conurbano no puede volver a ser reelecta.

—Ella puede dejar de serlo en cualquier momento, porque es un sistema parlamentario. En cambio, en la Argentina se cumplen los mandatos.

—Pero en definitiva, hay una ley vigente. El 90% de los 2.300 intendentes de Argentina saldrá empoderado de esta pandemia. La mayoría trabajó muy bien. En algunos países de Europa, se vota presidente en una elección; gobernador en otra; intendente o alcalde, en una tercera Si tuviésemos elecciones separadas, podrían ser reelectos el 90% de los intendentes.

—¿Te gustaría que las elecciones para intendente fueran separadas de presidente?

—Es una discusión del sistema electoral argentino. Me parece que hay que poner arriba de la mesa lo que uno representa como gestionador.

—¿Te gustaría entonces que se diera marcha atrás en ese impedimento de no más de dos períodos?

—Hay una ley vigente y las leyes están para cumplirse. Lo que también es cierto que hay que destacar la tarea del 90% de los 2.300 intendentes que tiene la Argentina, que en esta pandemia hicieron un trabajo enorme.

La inseguridad tiene relación directa con una deuda de la democracia: la falta de equilibrio social

—Ishi vinculó el crecimiento del delito a las personas eximidas de cumplir prisión efectiva por el coronavirus, una idea refrendada por Jorge Macri, de Vicente López y Néstor Grindetti de Lanús. Tuviste una reunión con colegas tuyos para monitorear las prisiones domiciliarias de los liberados de las cárceles. ¿Cuál fue el resultado de la experiencia?

—No hubo delitos provocados por liberados por decisión del Poder Judicial. Se liberaron personas vinculado a la situación del coronavirus. Cuando apareció esta versión pública, los intendentes del departamento judicial de Morón, como Hurlingham por ejemplo, fuimos a ver primero a la jefa de los fiscales, Karina Iuzzolino, a la jefa de los defensores y a la Asociación de Magistrados. A mí no me hubiese gustado y a mis vecinos menos, ver a un violador o un asesino o un femicida caminando por las calles de nuestros distritos. Pero no sucedió. Tuvimos ocho liberaciones de personas con causas leves de penas que se estaban por cumplir. Lo que hicimos los intendentes, como siempre, fue hacernos cargo. Me refiero a lo que representa el Patronato de Liberados, que tiene muchas dificultades. Hace dos años fui a ver al Procurador Eduardo Casal para que nos informe a los municipios quiénes eran los liberados por femicidios. Con ese dato, nosotros en el sistema de seguridad, en la cuadrícula, con el patrullero presente, con la cámara, con la alarma, nos íbamos a hacer cargo de controlarlo. Eso no se logró, pero cuando apareció la versión fuimos cuatro intendentes a preguntar qué es lo que hacía el poder Judicial, para evitar dimes y diretes (n. de la r.: fue con Alberto Descalzo, de Ituzaingó; Lucas Ghi, de Morón y Gustavo Menéndez, de Merlo). El presidente no tuvo nada que ver con la decisión. En mi distrito no se liberó ningún asesino, violador o femicida.

—Otro elemento que denunciaba Ishii son las tomas de tierras, una mayor cantidad de asentamientos.

—No hemos tenido toma de tierras.

—Es un municipio geográficamente más chico.

—Somos el distrito más chico de la provincia de Buenos Aires. Son 31 km2, pero hay que restarle 7 kilómetros cuadrados del "INTA Castelar". 3.400 cuadras, 1800 manzanas, 200.000 habitantes. No tuvimos tomas. También tiene que ver con no correr el cuerpo. Hay un déficit en mi distrito de 10.000 familias que no tienen vivienda.

—Sobre 50.000. ¿Dónde viven?

—Alquilan. Es un tema en el que debemos trabajar. Los alquileres son caros porque hay especulación. Muchos construyen arriba de la casa de los padres o en el fondo de la casa de los abuelos. La urbanización es otra deuda de la democracia. Veo con mucho entusiasmo el relanzamiento del Procrear. 

—¿Cómo resolverías la situación de La Plata?

—Hay que intervenir fuertemente sobre la tierra. Existe una discusión sobre la tierra, sobre el lote con servicio. Nosotros implementamos 300 lotes con servicio en terrenos del INTA, que no están utilizados como campo de experimentación. Hay que dar un debate enorme sobre la utilización de la tierra y su beneficio para las familias.

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—¿Tu postura es darle a todo el mundo que no tiene una vivienda un espacio?

—No darle. Sí acceder a un crédito y poder tener un lote. El municipio, Hurlingham acercará el agua, la cloaca, la urbanización.

—¿Qué harías con la inmigración?

—Es una realidad. No vamos a andar sacando a patadas a aquellos que vienen a la Argentina.

—¿No habría que ponerle algún freno en un caso así?

—Es un derecho constitucional y hay que respetarlo.

—Sería un Conurbano en extensión hacia La Pampa.

—El Conurbano siempre fue un crisol.

—¿La población concentrada alrededor de la Ciudad de Buenos Aires no como sería un problema sino una oportunidad?

—Hoy está de moda hablar del aglomerado urbano a partir de la pandemia. Está claro que esta pandemia no se fija en límites.

—La falta de espacio, la promiscuidad, generan efectos de salud pública.

—El Gran Buenos Aires, merece una discusión vinculada a otro marco de ideas. Pensamos un consorcio de municipios de la región oeste para interactuar en políticas urbanas, de seguridad, de transporte. Tiene que ver con una mirada a diez años, con un rol del Estado importante y mucha inclusión.

—Esos intendentes tienen claramente menos de 60. Muchos, incluso menos de 50. Cuando Ishii fue electo, probablemente la población del conurbano y su densidad era la mitad que la de hoy. De hecho, en uno de los últimos censos había 60 mil habitantes. Es muy probable que en menos de 20 años se haya multiplicado por tres la población. ¿Ahí hay una oportunidad?

—No tengo dudas. No se puede descartar gente.

—Pero podría haber políticas que incentiven que la gente pudiera tener en el interior nuevas oportunidades y mudarse.

—Hoy están instaladas en nuestros lugaresy hay que dar soluciones. Está la posibilidad, está la tierra y deben estar los recursos para resolverlo.

—¿Hay una ventaja en contar con mano de obra preparada cerca de los lugares de consumo?

—No tengo ninguna duda.

—Existen quienes consideran que es un problema.

—Hurlingham era el parque industrial del viejo Morón. Las empresas más importantes de lo que era el Morón Grande e Ituzaingó, las pymes más importantes estaban en Hurlingham. Era el parque industrial o la zona industrial del viejo Morón. En los años noventa todo eso implosionó: se llevó puesto a fábricas de cuero de 2000 trabajadores, textiles de 2500 trabajadores, un frigorífico de 1500 trabajadores donde ahora está la Universidad pública. Todo eso quebró en los años noventa. Allí empecé a darle identidad a mi distrito. Formo parte de un proyecto político que tiene a la producción como identidad.

En mi distrito no se liberó ningún asesino, violador o femicida

—La misma situación que vivieron los textiles de San Martín.

—San Martín y Tres de Febrero, tienen una lógica industrial muy importante. Las pymes representan el 70% del PBI de la Argentina y su mano de obra son personas que viven próximas. Nos parece que hay que avanzar mucho en ese sentido. Es un perfil que debe tener el gobierno de Alberto Fernández.

—¿Cómo ves la posibilidad de competir industrialmente en el mundo para esas Pymes?

—Se necesita capacitación, pero hay una mano de obra enorme. Hay capacidad en nuestra gente que debe ser desarrollada, es el rol del mercado interno. Hay que a ir ese camino: la posibilidad de sostener pequeñas y medianas empresas ¿por qué no tuvimos tampoco tanto barullo en el conurbano? En mi distrito las ATP le dieron la posibilidad a 46 pymes pagarle el sueldo a sus trabajadores.

—Periodistas brasileños afirman que Jair Bolsonaro sube en las encuestas, pese a la gestión de la pandemia. Cuando se piden explicaciones, se observa que colocó un subsidio para 64 millones de personas, equivalente a 120 dólares. La pregunta es si es sostenible. Para algunos, desde un punto de vista económico, en relación con el costo de ir a trabajar, el transporte, la comida, quizás termine siendo mejor  el subsidio que un trabajo. Cuando se encuentren sin eso y sin trabajo, ¿cómo imaginás que se va a salir de la crisis económica en la post pandemia?

—Las encuestas sobre Bolsonaro muestran que tiene un 37% de aprobación. De cada 10 brasileros tres, tres y medio dicen que está bien lo que hace, Mientras que seis o siete suponen que no.

—Pero viene creciendo.

—Son números que ponen a Bolsonaro en un lugar en el que no termina de estar. Pero es cierto que la economía social va a ser más que importante en la salida a esta pandemia. La venimos implementando desde que arrancó el gobierno de Alberto. Una estrategia que involucraba a emprendedores, emprendedoras, textiles, artesanos, los productos alimenticios. El "Potenciar Trabajo" que está poniendo en marcha Daniel Arroyo facilita la compra de herramientas. Hay que hacer un trabajo de hormiga: cada intendente tendrá una responsabilidad enorme hasta que se vaya poniendo en marcha la rueda importante de la economía. La clave es la producción, la pequeña y mediana empresa. Tiene que ver con la fortaleza de nuestro mercado interno. Tenemos 3500 comercios en Hurlingham. 

—¿Cuántos había antes...? 

—Cerró entre el 5% y el 8%. Pretendo que vuelvan a abrir. Le cabe un rol importante al estado

—3500 comercios y cerraron 200. En el caso de José C. Paz, habia 8.000; hoy hay 6500 y el intendente supone que van a quedar 4000.

—En algún momento hay que dejar de hablar de José C. Paz como ejemplo.

—Junto con Florencio Varela es el distrito más pobre. 

—Por eso, es parte de una discusión más amplia.

—¿Dónde estabas dos entre el 2001 y el 2003?

—Era concejal en Morón.

—¿Cómo viviste aquella experiencia?

—No me pude escapar, del "que se vayan todos", aunque no era directamente sobre mí. Viví con mucha preocupación cuando la sociedad hastiada pensaba en reemplazar un concejal por una asamblea popular. Aunque no tuve nada que ver con el proceso de la Rúa, con la Alianza, fuimos arrastrados por esa situación. La política y la democracia deben resolver estos problemas. Fue un momento de mucho rechazo. A eso traté de sumar expectativas. Siempre trato de ver la copa medio llena.

En mi distrito las ATP le dieron la posibilidad a 46 pymes pagarle el sueldo a sus trabajadores; por eso no tuvimos tanto barullo

—En 2003 hubo una recuperación económica progesiva, Más allá de adjudicarlo al “no fue mágia” o al precio de las commodities, lo que es seguro es que ahora la crisis es mundial, no solo argentina. Hoy el mundo está arrasado, la posibilidad exportaciones está limitada por la contracción del mercado.

—La clave es consumo, mercado interno, inversión y exportaciones, Es el combo que hay que poner arriba de la mesa para que la Argentina empiece a crecer. Me preocupa que el mundo y la región estén derrumbados. Pero también tengo expectativas y están vinculada al coronavirus. Los países que se dedicaron a cuidar la vida de su gente son los que más pronta recuperación económica tendrán. 

—¿Lo cosechado en el combate con el coronavirus va a alcanzar para superar el mal humor electoral que puede generar la economía?

—La economía va a empezar a dar señales. Lo hicimos en estos 150 días: IFE, ATP, Tarjeta Alimentaria.

—¿Se podrá continuar con ese gasto público hasta octubre del año próximo?

—No sé si es gasto público; es inversión pública. Al presidente no le va a temblar la mano en seguir sosteniendo este tipo de políticas. La clave está en salir bien de la pandemia.

No hay ninguna duda que Argentina tiene menos muertos.

—Los muertos duelen; pero no será igual que en otros lugares. Será contra los agoreros, contra aquellos que no entienden que para un peronista lo más importante es cuidar la vida del otro. Lo hicimos y está saliendo bien. Afirmo que no va haber desborde del sistema sanitario. Lo digo mientras en el conurbano crecen los casos, mientras hay muchos contagios.

—La oposición plantea que frente a ese éxito habrá un costo en la economía. Vos decís algo más: que no vamos a tener desborde sanitario y que el estado tendrá capacidad de continuar siendo el motor que sustituya a la caída de la economía privada y del mercado.

—Tiene que ser el Estado el que resuelva esta situación. Debe poner lo necesario para conseguirlo. Tengo un vínculo con los intendentes opositores del conurbano casi al igual que con mis compañeros y compañeras.

—Siempre tuviste muy buena relación.

—Frente a un desastre económico y sanitario la solución es todos juntos.

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—¿Alberto Fernández preferirá mantener un déficit fiscal alto, pero seguir produciendo una ayuda social como nunca antes?

—El presidente fue muy contundente. Habló de defender la vida y el bolsillo de los argentinos. Afirmó que un punto más del PBI no valía una vida. Más del 60% de los argentinos acompaña y ve con esperanza y expectativa este camino.

—Fueron 7 puntos del PBI, ¿los mantendrá? 

—Siempre tiendo a ver el vaso medio lleno.

—¿El presidente, frente a la disyuntiva de si el mercado privado no logra recuperarse en toda la proporción, mantendrá estos niveles de ayuda inclusive durante un año más?

—Hay que apostar a que el mercado privado se ponga en marcha. El privado es generador de empleo. Necesitamos que se recupere.

—Proyecciones optimistas plantean que el año próximo el Producto Bruto argentino podría crecer un 6%. Casi una tasa china. Pero caímos un 12%. O sea que aún así vamos a estar peor que en febrero de este año. ¿El Estado cubrirá la diferencia?

—Estamos con niveles de producción de antes de la cuarentena. Hay signos de que se empieza a mover. No tengo dudas sobre cuál es el desafío, la responsabilidad y el compromiso de este presidente: atender a todos los argentinos y a todos los sectores.

—¿Ves en Hurlingham los signos de reactivación de los que habla Matías Kulfas?

—Hay signos positivos. Nos falta cumplir la expectativa de que el comerciante minorista o la pyme tengan crédito y eviten quebrar.

—¿Se podría decir que sos el intendente preferido del presidente? (n. de la r.: se observan dos fotografías en la Juan Zabaleta está en distintas situaciones con Alberto Fernández)

—No voy a contestar eso. Me gusta meterme en los temas, me gusta ayudar. Alberto Fernández es un buen presidente. Y va a ser un gran presidente. Da gusto ayudarlo. Alberto Fernández no habla solamente con Juan Zabaleta. Su teléfono es el mismo desde hace 20 años. Un día le pidió a un grupo de chicos del colegio Carlos Pellegrini que levante la mano quién tenía su celular. Todos lo hicieron. Es muy bueno tener un presidente terrenal. ¿Qué es ser terrenal? Es tener los pies sobre la tierra, que le preocupe cuántas camas de terapia hay en uso, cuántos respiradores están ocupados en el modular de Hurlingham, o cómo impacta el IFE o qué compra con la Tarjeta Alimentaria. Es un tipo normal, con los pies sobre la tierra. La sociedad argentina, mi vecina, mi vecino, necesita sentir que somos de carne y hueso. Que somos normales.

—¿No era habitual en la política argentina tener presidentes normales? Yo puedo decirlo: la mayorá de nuestros presidentes no lo fueron.

—La vicepresidenta y ex presidenta también tiene relación con su pueblo.

—¿Podrías calificarla de terrenal? 

—Digo que el vínculo de Cristina Kirchner es de mucho afecto con su pueblo, A Cristina la gente le tiene mucho cariño. La querés o no. Si la querés, la querés mucho.

Los intendentes tendrán una responsabilidad enorme hasta que se ponga en marcha la rueda de la economía

—Sólo decíia que cuando definís como terrenal al presidente, estás poniendo foco en una característica que llama la atención.

—Ponía foco en los cuatro años que vivimos. 

—¿Te sentís una persona terrenal?

—Sí.

—¿En eso te identificas con él?

—Claro. 

—¿Esa empatía hizo que seas el intendente al que más recibió?

—Recibió a varios, Yo soy un metido: voy, escribo, le cuento y le planteo cosas. Propongo. El presidente tiene que saber cómo impactan sus medidas en cada vecino de mi distrito, del Conurbano, de la Provincia y del país. Eso le hace bien a un gobernante. Él quiere escuchar, además.

—Néstor Kirchner inauguró aquello de reunirse directamente con los intendentes. ¿Alberto Fernández continúa esa línea? 

—Tiene mucho de Néstor.

—¿También en cuanto a la relación directa con los intendentes? 

—También nos dice que tenemos un gobernador parte de nuestra fuerza política. Continuamente nos dice que hablemos las cosas con Axel. O nos pregunta qué piensa el gobernador. Es algo que funciona bien.

—¿El gobernador también es terrenal?

—Se mete en los temas. Se sube, se hace cargo. Trata de cerrar las cuestiones sociales, sanitarias, productiva. Es muy bueno que pregunte cómo está tal o tal situación. La verdad es que venimos en una situación de menor a mayor. De una relación distante a una consolidación importante de confianza.

—¿La pandemia ayudó?

—Claramente. En mi caso también contribuyó a que me vinculara con intendentes opositores con los que compartimos problemas.

—Con Sergio Berni parece no ser textual. Un textual de él dice: "Juanchi, ¿te acordás cuando querías ser intendente? Todos los días me pedías que fuera a hablar de política a Hurlingham. ¿Qué pasó? ¿Cambiaste idea? Qué tonto soy" 

—Me equivoqué. Yo. Fue un error hacer pública esa discusión. Todos los días trabajo para que esté bien la coalición de gobierno que integra a Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Sergio Massa, todos los gobernadores, todos los intendentes, los dirigentes sindicales, los movimientos sociales. Trabajo todos los días para que el centro sean tener en la cabeza los problemas de nuestra gente. Me enoja mucho cuando se plantean públicamente miradas diversas. Existen y está bien que eso suceda. Tanto el presidente como el gobernador generan ámbitos para discutir. Me molesta mucho que haya debates públicos en la fuerza de gobierno, La cercanía con mis vecinos me demuestra que no gusta. No gusta ver a quienes tenemos responsabilidades de gobierno nacional, provincial y local discutir cosas que poco tienen que ver con lo que le pasa a nuestra gente. La verdad que debemos ser el país del mundo que más habla de Venezuela. Vivo a una cuadra de la plaza de Hurlingham. Y por la calle la gente no me pregunta por Venezuela: la consulta es si va a haber un crédito para salir de las deudas. Con Berni hice lo que no me gusta que hagan los demás. No se es más valiente discutiendo hacia afuera lo que se puede hablar adentro.

—Max Weber, el padre de la sociología, dio hace más de cien años un célebre discurso cuyo título era "La política como vocación". Fue en aquella Alemania pronta a llegar a un nivel de polarización muy grande, que luego derivó en la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Ya en 1919 decía que las discusiones extremas solo traerán, textualmente: "noches polares con una oscuridad y durezas heladas sin importar qué grupo tenga éxito a tomar el poder." Reomendaba alejarse de los fundamentalismos. Te definís como terrenal, te colocas equidistante de los extremos. Me gustaría entender tu camino en política. Fuiste Gerente de Relaciones Institucionales de la Anses en 2006. Previamente fuiste consejal en Morón

— Sí, Fue con Sergio Massa.

Los países que se dedicaron a cuidar la vida de su gente son los que más pronta recuperación económica tendrán.

—Luego fuiste Secretario General de la Anses en 2008 y 2009. Ahí conociste a Sergio Massa y después a Amado Boudou. ¿Qué opinión tenés de ellos?

—Comencé a militar a los 16 años con la vuelta a la democracia. Siempre he sido un rebelde. Siempre he ido contra las estructuras vigentes. Lo hicimos en el año 83 con Antonio Cafiero y el MUSO (Muvimiento de Unidad, Solidaridad y Organización) contra Herminio Iglesias. También milité en su momento con Eduardo Duhalde contra el menemismo. Y con Néstor, cuando enfrentó a Duhalde, También más tarde, cuando se intentó armar una alternativa con Florencio Randazzo. A los 53 años me siento más rebelde que antes. Me gusta que me cuenten, me expliquen, me gusta discutir, me gusta tomar decisiones discutiendo, más allá de la verticalidad del peronismo. Sea, siempre traté de dar pelea contra las estructuras vetustas, Fui un dirigente territorial. La posibilidad de trabajar desde el año 2006 hasta el año 2015 en el gobierno de Néstor y de Cristina fue una experiencia enorme. Especialmente con Sergio Massa. Luego de la Anses fue intendente. Fui uno de los que planteamos que Sergio tenía que ser intendente porque le faltaba esa vuelta como dirigente peronista de tener un distrito para gobernar. Con Amado participé de la creación del Sistema Integral Previsional Argentino, la estatización de la AFJP, la movilidad jubilatoria. 

—Defendés a la gestión de Amado Boudou.

—Amado Boudou fue un muy buen director ejecutivo de Anses y un muy buen ministro de economía. En el año 2010 la economía creció al 9%. Fue responsable del último canje de deuda. 

—¿Qué tenes para decir de las causas de corrupción que lo involucran?

—Está claro que hay situaciones judiciales. También es cierto que Amado Boudou fue sometido al escarnio: apresarlo con las cámaras de televisión encendida un día y esposarlo en su departamento y pasearlo.Fue un escándalo.

—Coincidimos pero eso no exime de que pueda tener...

—(continúa) No, eso no exime de que hay denuncias y que se tienen que investigar, no exime para nada. Pero tampoco tampoco exime que yo opine como corresponde. Ha sido innovador en la política previsional y económica en la República Argentina.

—O sea, vos lo acompañaste también en el Ministerio de Economía, ¿no?

—Sí, claro. Como Subsecretario de Relaciones Institucionales. A mí me tocaba hacer lo que siempre me gustó, era vincularnos con entidades, con gobernadores...

—Dos veces relaciones institucionales, primero en el Anses y después.... O sea, tu tarea era hacer canciller dentro de los organismos.

—Claramente, relación con gobernadores, con organizaciones sociales...

—Con empresas...

—Con empresas, con senadoras y con senadores en la etapa del Senado...

—Y después te tocó en el Congreso ser secretario administrativo del Senado.

—Bueno, era el vínculo pero a partir de ahí también aprendí a como...

—Y concejal en Hurlingham en el 2003.

—Siempre.

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—O sea, hiciste todo un cursus honorum, por eso te preguntaba lo de Max Weber de la política como vocación. ¿Qué es la política para vos?

—Una vocación enorme de servicio, de transformar, de recuperar una herramienta que transforma la vida de la gente. De que el día que no duela ver un pibe descalzo o que no coma dos veces por día o un papá sin laburo, que no duela, tenes que irte a tu casa, taparte con la sábana y no aparecer nunca más. Creo que gran parte del déficit de la dirigencia política tiene que ver con eso, con que tiene que doler, porque te tiene que doler lo que se vive todos los días.

—Weber planteaba que era necesario una combinación de la ética de la responsabilidad con la ética de las convicciones. Decía que solo con la ética de las convicciones no se llegaba a ningún lado. Entiendo que concebís el liderazgo de Alberto como esa mezcla.

—El Frente de Todos debe representar eso.

El kirchnerismo no parece representarlo.

—El kirchnerismo es un espacio importante en el Frente de Todos. Cristina Fernández de Kirchner es la dirigente con más capacidad estratégica de Argentina.

—No discuto sus méritos. Me parece que, para destacar la virtud principal de Cristina Kirchner, no utilizaría la palabra “terrenal”. Tanto vos como Alberto tienen el común un rasgo diferente: la moderación.

—Cristina Kirchner tuvo la inteligencia y la decisión de haber implementado políticas que impactaban en forma directa de cada habitante de la Argentina. —Pero la moderación no es su virtud esencial.

—Su decisión estratégica de Cristina denotó la necesidad de un dirigente como Alberto Fernández para ganar una elección.

—Max Weber le diría a Cristina Kirchner que su falta de moderación es lo que le haría fracasar en política. En la combinación de las éticas, de la responsabilidad y de las convicciones, pareciera ser que en determinado momento había ciertos extremismos y fundamentalismos que terminaban siendo contraproducentes. Cuando Alberto habla de “volver mejores”, parece ir en el sentido de la moderación.

—Es la vicepresidenta la Argentina. Cuando llegó Cambiemos al poder se hablaba de la desaparición de una fuerza política. Hoy vuelve a gobernar la Argentina.

—¿La oposición está obsesionada con Cristina?

—No tengo duda.

—¿Y a qué lo atribuís?

—La obsesión es periodística y es política. Están obsesionados con los que representa y no va a dejar nunca de representar. También que haya conformado este frente político, que tiene un presidente que está dejando una huella. Está mostrando que es un gran presidente y que va a ser un gran presidente.

—¿Qué va a ser del futuro del peronismo cuando Cristina Kirchner, por un tema hasta biológico, deje de ocupar ese lugar de central dentro de la coalición?

—Depende de cómo gobernemos. Está más que claro. El futuro no depende de en una discusión en una mesa política. Se discutirá si pondremos en marcha a la Argentina. Es la economía, decía un presidente en Estados Unidos, Es la economía, no tengo duda. A esto hay que sumarle que el peronismo suma la sensibilidad social, el compromiso de interactuar con sectores importantes de la sociedad: con los empresarios, con el capital financiero, con absolutamente los sindicatos, los movimientos sociales. El desafío es llevar adelante un gobierno que no solo sea de tres dirigentes importantes.

—¿Cómo le explicarías a quien no es peronista qué es el peronismo? 

—Es una forma de vida. Es transformar, es corazón, es cuerpo, es sensibilidad, es inclusión. Son derechos. Es libertad individual. Peronismo es mucha historia vigente.

—¿No ves posibilidades de que se disgregue la coalición que amalgama a Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina Kirchner en el 2023?

—Si se disgrega, no nos va a ir bien. Es obligación que no se disgregue. Por eso nos cabe hacer todas las correcciones. ¿Hay debates y matices? Sí, adentro. Para afuera, hay que poner en marcha la economía. Y cada uno tiene que hacer lo que corresponda.

—¿A quiénes ves como las figuras más importantes como sucesores?

—Sergio Massa es un dirigente que conoce el estado nacional y la administración pública como nadie. En gran formador de equipos de trabajo. Máximo Kirchner es referente a una fuerza política importante.

—Un referente importante al que no se lo escucha hablar.

—Pero es el presidente del bloque de diputados nacionales del oficialismo. 

—¿No será presidente del bloque porque es el hijo de Cristina?

—Mí me basta con que exprese en un marco de diálogo y de sensatez en la Cámara de Diputados. Me parece que hace un buen trabajo. La oposición lo destaca.

—¿Lo ves candidato a presidente?

—No estamos hablando de candidaturas. Hablamos de dirigentes con proyección futura.

Alberto Ferández tiene mucho de Néstor Kirchner

—Lo mencionaste antes que Kicillof.

—Todo es para después de 2023. Si al gobierno le va bien, no tengo dudas que Alberto será reelecto. No es una opinión personal. Y lo mismo es para el gobernador de la Provincia. Siempre funcionó así.

—El escenario probable si que al gobierno le va bien es que sean reelectos tanto en la Provincia como en Nación, las mismas cabezas de Ejecutivo. 

—No tengo ninguna duda. 

—¿Lo mismo en Hurlingham?

—No tengo más mandato. Fui electo en 2015. Hay una ley que marca que no tenemos más posibilidades. 

—¿Qué vas a hacer?

—Deseo ser parte de la fuerza política. No me preocupa. Lo único que me preocupa es gobernar hasta el 10 de diciembre del año 2023. La vocación política marca de que uno tiene que estar en el lugar que le corresponde. Me votaron para ser intendente cuatro años y voy a estar hasta el 10 de diciembre del 2023 como intendente. Me movieron la coctelera dos dirigentes: Antonio Cafiero y Néstor Kirchner. Antonio Cafiero me llevó a la militancia política y Néstor Kirchner, fue para el mejor presidente de esta etapa de la democracia. Hoy me sucede lo mismo con Alberto Fernández. Dan muchas ganas de ayudarlo.

—¿Hay puntos de contacto entre Antonio Cafiero y Alberto Fernández? ¿Y entre Raúl Alfonsín y el presidente? Sería una suerte de trípode…

—Antonio Cafiero implica la decisión de un peronismo cercano a la gente, con la posibilidad de discutir la vuelta al poder, ganar elecciones, defender la democracia. Eso fue don Antonio en Semana Santa, junto a Alfonsín. Alfonsin es el padre la democracia, más allá de las diferencias ideológicas.

—¿Te identificas más con Antonio Cafiero que con Carlos Menem?

—Sin ninguna duda.

—Y más con Alfonsín que con Menem, aunque sea peronista.

—Antonio Cafiero fue un emblema. Y la verdad que Raúl Alfonsín dijo lo mismo que nosotros en sus últimos años. Y eso hay que ponerlo en valor.