PERIODISMO PURO
Entrevista

Julio Cobos: "Alberto tenía más poder como jefe de Gabinete que como presidente"

Julio Cobos, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.
Julio Cobos, en la entrevista con Jorge Fontevecchia. | Sergio Piemonte

—¿Esperaba un Alberto Fernández más independiente de Cristina Kirchner? 

—Me lo imaginaba distinto. Conocí a Alberto como jefe de Gabinete. Decidía, conducía a los ministros, los encuadraba. Algunos eran medio intocables, como Julio De Vido; tenía internas muy fuertes. Recuerdo las peleas con Guillermo Moreno. No quería saber nada con el tema del Indec y las cosas que se realizaban. Lo imaginaba con el respeto y el rol que le tenía que dar a la vicepresidenta de la Nación. Debían darle un lugar que a mí no me dieron. Es lógico que el vicepresidente o la vicepresidenta participe en las decisiones. Si algo tenía dificultades para salir, había que buscar la forma de enriquecerlo para que salga. Hasta ahí las cosas van bien, porque muchos de los proyectos se modificaron incluso por sugerencia no de los senadores, si no de la propia vicepresidenta, como el caso de movilidad jubilatoria o la reforma judicial. Incluso algunos, como el del procurador, se originaron en el propio kirchnerismo, sin el consentimiento del jefe de Estado. Ahí es donde comienzan los problemas. Imaginaba más a un Alberto Fernández ejerciendo el rol de presidente, reconociendo que llegó por la vicepresidenta, pero ambos con la conciencia de que las cuentas estaban saldadas. Porque Cristina sabía que ella sola no llegaba y que a Alberto Fernández o a cualquier otro dirigente del peronismo no le alcanzaba. Me parece que le faltó mayor personalismo, cosa que tuvo al principio cuando empezó a conducir el tema de la pandemia. Después se vio desdibujado por el propio accionar del kirchnerismo. Lo que él quería transmitir en materia de política exterior quedó trunco por la situación de Venezuela. En política energética para resolver el déficit fiscal también quedaron cosas truncas por el empoderamiento que se le dio a un secretario, torciendo la voluntad del propio ministro de Economía. Es el ministro más importante en Argentina, porque nuestra economía siempre anda a los tumbos. Y el caso de Daniel Rafecas. A eso se suma la proclama del 25 de mayo donde le marcan la cancha a un proceso de negociación que desvela al Presidente. Se reunió con jefes de Estado, con la propia Angela Merkel de manera virtual. Se avanzan dos casilleros y se retroceden tres. Estos misiles le pegan a la línea de flotación de las políticas que quiere definir el presidente de la Nación.

—¿Eso puede cambiar en noviembre con el resultado electoral?

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—Depende de las listas, de si el Presidente logra ubicar algún legislador propio. La otra vez delegó todo en el kirchnerismo. No tiene un solo legislador. Dependerá de qué grado de participación o confrontación quiera llevar en las listas. Si las terminan armando Cristina y Máximo Kirchner en la provincia de Buenos Aires, el triunfo o el fracaso será del kirchnerismo. Con una lista kirchnerizada, el triunfo será del kirchnerismo y no del Presidente. Pero si logra ubicar figuras destacadas, puede ser un triunfo de Alberto Fernández. A lo mejor una derrota del kirchnerismo por carácter o por defecto, o por omisión, le dará poder, cosa que no demostró hasta ahora. Si no participa de la confección y pierden, le daría más oxígeno al propio Alberto Fernández. Podrá decir “no me joroben más. Aquí mando yo y voy a tratar de encauzar estos años que me quedan”. 

Julio Cobos, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.

—Hay analistas que piensan que lo que le conviene a Alberto Fernández es no participar activamente de la campaña electoral, quedarse con la gestión, que haya una derrota o una derrota relativa para ejercer con mayor plenitud el poder los últimos años. ¿Es lo mejor que le podría suceder? 

—Es el mejor escenario en estas circunstancias. No está en un escenario donde el Presidente pueda demostrar todo su poder, que está bastante alicaído. No está en condiciones de confirmar los candidatos. Dentro del mal menor, podría ocurrir lo que usted dice. El que gobierna tiene que demostrar poder y llevar su propia gente de confianza. No puede ser que el Presidente no tenga un legislador propio. Dirán que todos responden a él, pero no es así. Si fuera así no estaría transitando lo del procurador de la Nación. Cambiaron una ley. Y el candidato del Presidente no quiere asumir en esas condiciones. Son mensajes del Senado al Poder Ejecutivo.

—¿Alberto Fernández es un presidente de transición?

—Vivimos en transición, en emergencia, siempre en el límite. Alberto Fernández perdió una oportunidad. No sé si está a tiempo de recuperar un liderazgo. Como jefe de Gabinete mandaba y ordenaba, tenía un poder delegado. Imaginé a un Alberto Fernández con poder propio, quizás saldando este sentimiento de pecado de origen. Tendría que haber ejercido el poder de otra forma, como cuando era jefe de Gabinete. Es lo que esperamos todos. La gente quiere un presidente fuerte, no condicionado. Un presidente que no esté alejado de la realidad y que tenga capacidad de consensuar, pero con impronta propia a la hora de decir que este es el camino.

—¿Aquel jefe de Gabinete tenía más poder que este presidente?

—Salvando ciertas cosas, es así. Ejercía bien el poder en ese cargo. Lo vi alinear a los ministros como gobernador, cuando planteaba algo, tenía una pelea muy grande con Moreno por el Indec. Marcaba sus diferencias. Fue muy crítico cuando se fue del gobierno. Esperaba otra forma de ejercer el poder por parte de Alberto. Reconocer que llegó a la presidencia gracias a Cristina Fernández, pero también él tiene que saber que Cristina Fernández llegó a ser vicepresidenta gracias a él, porque la gente no la hubiera votado. Esto ya se saldó. Ahora tiene que ejercer el poder. Es el presidente de la Nación.

—¿Existe la posibilidad de que después de las elecciones ese Alberto Fernández vuelva a aparecer en sus últimos dos años en los que se juega su vínculo con la historia? 

—Dependerá del resultado electoral y de cómo conformen las listas. Si las listas las termina armando el kirchnerismo puro, Cristina y sus aliados, y gana, no tendrá mucho y será un gobierno muy de transición. Hay dos caminos. Si se mete en el armado de las listas y logra un resultado favorable, ahí se empodera nuevamente. Y si no se mete y pierde el kirchnerismo, a lo mejor toma oxígeno. Quizás pueda recuperar su imagen. La sociedad es muy presidencialista. Quiere un presidente fuerte, que conduzca, que defina el rumbo, que escuche, tome decisiones y no espere tanto de quien lo acompaña.

—¿Cuál es su evaluación del futuro político de Sergio Massa? ¿Podría cumplir ese papel de mostrar cierto grado de independencia verosímil?

—Massa se mostró diferente. Ganó las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Después perdió, pero mostró su camino y su enfrentamiento con el kirchnerismo. Ahora se avino a formar parte del gobierno. Le veo poco margen a Sergio en cuanto a credibilidad y aceptación, porque se avino y aceptó las reglas de juego que le proponían. El poder que puede construir un presidente en la Cámara de Diputados es muy poco, si bien tiene zigzagueo y trata de mostrarse diferente. La sociedad confió una vez; ahora le va a desconfiar.

Producción: Pablo Helman, y Debora Waizbrot.

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