PERIODISMO PURO
Entrevista

María Luisa Femenías: "El feminismo creció con el afianzamiento de la democracia"

La filósofa destacó el auge del movimiento feminista en las últimas décadas. Por otro lado, agregó: "Occidente, en general, tuvo más apertura democrática y sobre las identidades colectivas e individuales que Oriente".

María Luisa Femenías, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.
María Luisa Femenías, en la entrevista con Jorge Fontevecchia. | Juan Obregón

—En un reportaje de esta misma serie, Rita Segato señaló que el feminismo en Argentina tiene dos generaciones: la de ella, de Diana Maffía, Mabel Bianco, por un lado, y la de las más jóvenes. 

—No creo que haya dos generaciones. Hay muchas más. Las dictaduras interrumpieron los procesos democráticos. Uno de los procesos más democratizantes es el de la igualdad de posibilidades de las mujeres. Desde la perspectiva de alguien que hace historia del feminismo e historia de las ideas feministas, creo que hubo más etapas interrumpidas lamentablemente por gobiernos militares o sumamente reactivos. Las diferencias generacionales muy importantes son atribuibles a diversas cuestiones. La primera es que, aunque parece mentira, es la primera vez que tenemos tantos años de democracia. Este es el período democrático más largo. Creció lo que defino como “ciudadanía”: como ciudadanos, ciudadanas, crecimos en el ejercicio de nuestros derechos. El feminismo creció con la ciudadanía, con el afianzamiento de la democracia, con el cambio en los modos de pensar las relaciones sociales y nuestra participación en la sociedad. Es notable en las chicas más jóvenes la conciencia sobre algunas cuestiones. Pero es importante anudarnos con las mujeres que lucharon también por estos derechos. Una historia que puede remontarse hasta finales del XIX. Si no, nos quedamos con una historia muy breve. Perdemos raíces y el tronco fuerte que nos da espacio.

 

“Occidente, en general, tuvo más apertura democrática y sobre las identidades colectivas e individuales que Oriente”

 

—Una pregunta a la filósofa. ¿Podríamos hablar entonces de una superioridad moral de Occidente que finalmente se impondrá en las demás culturas?

—Primero, dudaría de que se impusiera.

—¿Pero hay una superioridad moral de Occidente en ese punto?

—Teórica, sí. En la práctica, no sé. En teoría sí, porque además Occidente inventa la filosofía. Oriente tiene un pensamiento, más que lo que llamamos filosofía. El requisito de la coherencia interna de la argumentación es occidental. Los pensadores orientales, por decirlo mal, enuncian eslóganes.

—Por ejemplo, Confucio.

—Por ejemplo. Pero los que han trabajado y trabajan en filosofía, como por ejemplo Amartya Sen, estudiaron, por ejemplo, en Oxford.

—Epistemológicamente, es occidental.

—Es un occidental. Su pensamiento y la conciencia de la pobreza y de la feminización de la pobreza es más occidental, porque no hay de base un sustrato religioso que sostenga que las clases son así por mandato divino que lo legitime. En los Vedas está legitimado así. Habría que saber más de Oriente de lo que sé y modificar algunas preguntas.

—¿Qué relación hay, entonces, en esa feminización de la pobreza más allá de la India?

—Hay una teórica peruana muy lúcida, Marisol de la Cadena, que estudió los censos y a algunas familias, y cómo se iban repitiendo en los censos a lo largo de la historia a partir de la colonia. Generó una suerte de pirámide en la que, a medida que se incrementaban sus saberes por matrimonio, por tierra o por lo que fuera, se iba “blanqueando”. En el censo pasaban de las categorías más morenitas a las más blanquitas. La familia era la misma. En paralelo, a medida que una familia se empobrecía, bajaba en la escala social y se tornaba más morena y feminizada, es decir con mayor cantidad de mujeres por debajo de lo que ahora llamaríamos el índice de la pobreza. El fenómeno de que las clases más bajas en la pirámide social son más morenitas y saturadas de mujeres se repite en diversos países. Se ve con claridad en los Estados Unidos. La pobreza de las poblaciones de color es mucho más acentuada que en las poblaciones blancas. Se explica por las barreras que hay que vincular a prejuicios. Si se llenan formularios para solicitar trabajo, primero se toma a un blanco y después a un negro. Se toma a un varón porque es sostén de familia y después a una mujer que se supone que es sostén de familia. Hay toda una serie de estereotipos que constituyen grillas de selección, de los cuales a veces se es consciente y a veces no.

 

Lea la entrevista completa de Jorge Fontevecchia a María Luisa Femenías en este link.