#PeriodismoPuro es un nuevo formato de entrevistas exclusivas con el toque distintivo de Perfil. Mano a mano con las figuras políticas que marcan el rumbo de la actualidad argentina, Fontevecchia llega a fondo, desmenuzando argumentos y logrando exponer cómo piensan los mayores actores del plano del poder. Todas las semanas en perfil.com/PeriodismoPuro.
—¿Hubo un comportamiento altruista de su parte en haber sido candidata sabiendo que las posibilidades de ser electa eran remotas?
—No creo que se le pueda adjudicar altruismo a mi gesto. Es una decisión política que tiene que ver con las señales debo dar, no precisamente a mis compañeros, sino a las próximas generaciones. No tengo necesidad de fueros, no necesito una banca como otros, no estoy atornillada a un sillón. Creo en la política que trasciende los cargos públicos. Por eso el año que viene, cuando no esté comprometida con la actividad parlamentaria que hoy en cierta medida me limita, voy a rearmar mi partido. La Argentina necesita reconstruir un sistema de partidos fuertes, sólidos, confiables y trataré de hacer mi aporte. Hice una apuesta jugando a ganar, no un acuerdo para salir terceros.
—Podría haber sido candidata a primera diputada.
—Por supuesto. Pero, ¿cuál era el sentido? ¿Asegurarme el sillón? Eso es justo lo que no quiero hacer. Cuando tuve mi crisis con el radicalismo pasé por una situación parecida. El partido me ofreció encabezar la lista de diputados nacionales en 2005 y lo rechacé. Me decían: “Si te vas del Congreso, desaparecés políticamente”. Pero trabajo con convicción y mi idea es que se hace más política fuera del cargo público que en el cargo. En la banca hay que cumplir con los deberes y responsabilidades de su gestión y yo me lo tomo muy en serio porque legislo, presento proyectos, atiendo a la gente, voy a dar debates y eso me quita el tiempo que necesito para la política. Hice un frente con un líder político, no solo por los votos que podríamos sacar, sino porque con él se pueden crear expectativas de un proyecto a futuro.
—¿No podía apoyar a ese líder como su primera candidata a diputada? A los fines concretos no hubiese cambiado nada si decidía ir en un lugar con más chances de ser electa.
—Podría haberlo hecho. Pero entré al Congreso hace 20 años. Con una interrupción de cuatro, llevo 16 años como diputada nacional y eso va generando un desgaste respecto a la labor. Tengo la necesidad de salir, mirar la política y el país desde otro lugar. Si no, terminamos focalizando la realidad desde un mismo espacio y eso nos achica la mirada del ciudadano común. Por eso nos cuesta entendernos. Me pregunté mucho por la gente que no fue a votar, que fue bastante. ¿Qué responsabilidad tenemos nosotros en sobre esa decisión? Sobre todo porque muchos son jóvenes. ¿En qué nos estamos equivocando? Tal vez no les estamos hablando de las cosas que les interesan.
—Lo que llama la atención es que una de las tareas fundamentales para un político es ser percibido por la sociedad.
—Es así y ése es el sentido que le doy a “no estar”. No sé será percibido en ese sentido porque muchos terminan diciendo “Ah bueno, es tonta”, o “No sirve”. No valoran el sentido que intento darle, que sea un mensaje para los demás, sobre todo porque la política hoy está vinculada con la riña, el individualismo, el egocentrismo. Creo que el mayor aporte se hace cuando se sale de ese lugar. Concibo la política como una construcción de tipo colectivo.
—En su actitud hay una dimensión de orden moral y otra de orden fáctico y las dos tienen respuestas diferentes. Tal vez lo que no vimos algunos analistas —y me incluyo— es que puede ser una jugada más inteligente no ser electa y brillar. Lacan decía que la mayor presencia es la presencia de la ausencia.
—Es así. Yo rompí con el radicalismo e hice más ruido no siendo, que si hubiera aceptado ser. Ese período fue, en el mensaje ético y en lo fáctico, lo que me permitió desarrollar los años más ricos de mi vida política.
—¿Piensa que esa relación suya con el desapego puede generar mayores posibilidades de conquistar, como si se trata de un amor, el reconocimiento de la sociedad?
—Sí, son las cosas en las que creo. Si das dos, te van a volver cuatro.
Leé la entrevista completa de Jorge Fontevecchia acá.