POLICIA
entrevista a la modelo condenada por narcotrafico

Angie: “Espero volver a Argentina y disfrutar de Tigre y Puerto Madero”

La joven colombiana fue expulsada del país hace una semana y está libre en Bogotá. Asegura que planea publicar un libro y ayudar a los presos.

Angie Sanclemente Valencia pasó más de tres años y medio detenida en el penal de Ezeiza.
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“No soy modelo, soy actriz.” Es lo primero que Angie Sanclemente Valencia deja claro en una entrevista telefónica que costó mucho. “No me respetaron”, dice al borde de las lágrimas. Hace una semana, la colombiana, que fue condenada por narcotráfico en 2011, camina en libertad por las calles de Bogotá, gracias a la figura de extrañamiento. El vienes 27 de septiembre pasado dejó el penal de Ezeiza, donde estaba detenida. No se resigna. Ya quiere volver.

—¿Qué reacción tuviste cuando te dijeron que quedarías libre?
—Estaba en la cama cuando me llamaron. Me levanté y me prendieron la luz porque eran las dos de la mañana. Cuando volví mis compañeras me esperaban despiertas. Nos abrazamos y lloramos.
—¿Te despidieron en el penal?
 —Mis compañeras me regalaron mate de la amistad. Las quiero muchísimo. Me fui con la tristeza de verlas privadas de la libertad.
—¿Cómo fue el viaje de vuelta?
—Me quedé sorprendida porque del penal me sacaron con chaleco antibalas y una comisión especial. Yo los miraba y me causaba un poco de risa. En el aeropuerto estuve muy custodiada. Después, me subí al avión. Ahí me reencontré con mi madre. Estaba un poco nerviosa.
—¿Qué fue lo primero que hiciste cuando llegaste?
— Abrazar a toda mi familia, agradecerle a Dios por haberme cuidado y haberme dado la libertad.  
—¿En la calle, te reconocen?
—Yo creo que no.
—¿Cuál fue la peor experiencia que viviste?
—Dentro de la cárcel, la impotencia. Cuando todos los medios me empezaron a decir “narcomodelo”. Eso fue muy duro para mí. Me ponía histérica, lloraba. Me denigraron. También cuando salió La diosa coronada (NdR: una novela colombiana basada en la vida de Angie). Entré en una crisis de nervios. Me puse muy mal. Nunca lo entendí. Pero descubrí que mi misión es ayudar a los presos, para hacerlo, voy a crear una fundación.
—¿Volverías a Argentina?
—Yo amo a Argentina. Es un país lindo, cálido. Con una arquitectura espectacular. Lo único es el sistema judicial, es un poco abstracto, pero nada más. La gente es maravillosa. Si tuviera la posibilidad de volver, lo haría sin pensarlo. Espero algún día poder volver y disfrutar cosas lindas, como Puerto Madero, Tigre y Mar del Plata. Me gustaría conocer El Calafate, las sierras cordobesas... Los argentinos son muy afortunados porque tienen un país hermoso.
—¿Cómo fueron los primeros días?
—Estoy completamente perdida. La tecnología me abruma. Estoy muy nerviosa. Siempre veía las mismas caras. Ahora sales, y te encuentras con un mundo que es como un monstruo que te quiere devorar y tú tienes que ver cómo te puedes defender. Los ruidos me asustan, a veces, el tumulto de gente te molesta, a la noche no duermo bien. No puedo estar sola porque no me siento segura. Esta semana empiezo mi terapia psicológica. El encierro deja secuelas irreversibles.
—¿Qué proyectos tenés?
—Me llamó un productor argentino muy importante. Estoy buscando editorial que publique el libro que escribí en la cárcel, tengo algunas ofertas laborales y ya hice una producción de fotos para una revista colombiana. Pero ando escondida, no le he dado entrevistas a nadie. No voy a permitir que me vuelvan a llamar “narcomodelo” o “reina de la coca”.