El hijo de un fiscal que regresó de Brasil e intentó instalarse en las playas de Claromecó desató un escándalo en la ciudad. Al enterarse de su llegada, sus vecinos organizaron un bocinazo de repudio frente a la casa de sus padres y finalmente el joven se tuvo que retirar.
Augusto Lemble, un desarrollador de software de 28 años, amante del boulder (escalada deportiva) y el surf, regresó al país el domingo pasado. En el paso fronterizo de Paso de los Libres declaró bajo juramento que se comprometía realizar el aislamiento social y obligatorio en un domicilio de la calle 18, en Claromecó, donde viven sus padres.
El inconveniente surgió cuando el joven intentó atravesar el control de acceso a Tres Arroyos y los policías advirtieron que la dirección que figuraba en el certificado que presentó no coincidía con la de su DNI, una situación similar a la ocurrida con Federico Llamas (27), el surfer que el 24 de marzo pasado fue demorado en la Autopista Panamericana.
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Lemble, que conducía una camioneta Toyota Hilux, no aceptó la negativa de los efectivos e inmediatamente llamó a su padre, que es el titular de la Unidad Funcional de Instrucción Judicial (UFIJ) Nº 13, con sede en Tres Arroyos.
El fiscal Carlos Lemble reconoció que intercedió para que Augusto pudiera llegar hasta su domicilio. Llamó al secretario de seguridad de la ciudad y al jefe de la policía comunal, y su hijo finalmente arribó a su domicilio escoltado por un patrullero.
En el retén, el delegado municipal, Carlos Avila, le había explicado al joven que desde que detectaron el primer caso positivo en Claromecó casi nadie podía entrar y salir de la ciudad balnearia. Pero no logró que el informático entrara en razón.
"En mi carácter de director del Organismo Descentralizado de Claromecó Servicios Turísticos me dirijo a usted para presentar la renuncia al cargo. Motiva la presente el sentimiento de haber fallado a mis principios al no poder cumplir con el compromiso asumido de defender y cuidar a mi pueblo ante esta pandemia que estamos enfrentando", argumentó el funcionario en la carta de renuncia que le presentó al intendente de Tres Arroyos, Carlos Sánchez.
En declaraciones a la radio LU24 de Tres Arroyos el fiscal arremetió contra los funcionarios: "Las autoridades de Claromecó son responsables de lo que pase con el. Ahora vive escondido y con temor a que lo ataquen".
Augusto abandonó la ciudad después de la protesta de anoche y hoy emitió un comunicado -que reprodujo el diario La Voz del Pueblo- explicando su decisión. "Estaba muy asustado, nunca había estado tan asustado. No se lo deseo a nadie. Pueden tratar de imaginar a tantas personas afuera, sentía que me odiaban porque estaba ahí, cuando en realidad yo siempre fui a Claromecó, siempre voy a veranear y paso mucho tiempo durante el año", dijo acerca del reclamo de los vecinos.
"Fue muy duro -amplió- hasta el nivel que me tuve que ir de la localidad, me echaron de mi domicilio las personas que estaban ahí y habían violado la cuarentena. Poniéndose en riesgo a ellos mismos y también a mí. Pensaron que sus vidas valían más que la mía y me echaron del lugar en el que tenía que hacer cuarentena por 14 días".
El hijo del fiscal viajó a Brasil en el mes de febrero. Según su padre, regresó a la Argentina "en cuanto pudo pasar”. Con su camioneta llegó hasta Río de Janeiro: el 5 de marzo -según publicó en sus redes sociales- escaló el Pan de Azúcar. En febrero practicó surf en las playas de Ubatuba y estuvo en el carnaval de San Pablo. El fin de semana pasado decidió volver con su valija arriba del techo de la camioneta.
MC