Brenda Austin es una de las diputadas sub 40 y desde allí se involucró en muchos temas de la agenda más renovada de la política. Como referente de la UCR Córdoba, y apuntalada por sus años de militancia feminista, la ley del aborto legal configuró una “gran satisfacción” en lo personal y la posibilidad de “saldar una deuda de la democracia”, según contó a PERFIL.
—¿Comparte las fuertes críticas opositoras a las limitaciones nocturnas que impuso el Gobierno nacional?
—Sí, porque lo veo de la misma manera que lo hemos estado señalando durante todo el año como la falta de un plan, la incapacidad de anticipar, de pensar cuál era la mejor estrategia para el verano, darle a la sociedad una previsibilidad ya que hemos venido viendo un crecimiento de los casos. Esas señales y mensajes contradictorios, esa idea de relajamiento social como fue el velorio de Maradona, fue el inicio de un proceso que refleja el hartazgo de la ciudadanía, por las contradicciones, por la falta de planificación, todo el tiempo estamos a merced de los buenos deseos.
—¿Qué le pareció el rechazo anticipado de Schiaretti a las restricciones?
—Lo que hay que mirar es la situación epidemiológica, porque no es lo mismo Córdoba que Santa Fe o Buenos Aires. Creo que la decisión es acertada, pero no hay que enamorarse, hay que evaluar y reevaluar constantemente.
—Fue una de las voces que más reclamó el regreso a clases durante 2020, ¿qué perspectivas ve para el próximo ciclo?
—En 2020 no hubo centralidad en la educación. Nosotros empezamos a reclamar desde el momento mismo de la suspensión, sobre todo el tema de la conectividad, los programas. Sabíamos dónde estaban los problemas, pero hubo resistencia a tratarlo en el Congreso. Lo único que logramos en el año fue que el oficialismo accediera a una acción que pareció una gota en el mar, el acceso gratis a las plataformas estatales que ni siquiera se animaron a llevar al recinto antes de fin de año. Hubo una ficción, una idea de dar cuenta que se estaba dando un proceso de aprendizaje pero obviando a los niños que estaban golpeando la puerta del aula sin poder entrar. Ha sido un año irreparable para la Argentina y en el Congreso no se pudieron discutir herramientas para preparar la vuelta a clases, la logística, esto requiere anticipación.
—¿Por qué existe esa sensación de que los cordobeses siempre quieren diferenciarse del resto del país?
—Ahí hay que diferenciar porque lejos de lo que el gobernador quiso vender a los cordobeses, lo que hizo es mimetizarse con el kirchnerismo. Han acompañado las leyes más importantes y difíciles, el recorte a las jubilaciones, la declaración de la emergencia, la quita de fondos a la Ciudad de Buenos Aires que perjudica a todas las provincias porque los fondos van a Buenos Aires. El tiene que sacarse la careta y decirle a los cordobeses cuál es su posición, dónde está parado, si es una postura de alineamiento y acompañamiento al Presidente o si realmente va a defender un rol distinto aportando sensatez, sobre todo en lo que tiene que ver con la defensa de la institucionalidad. Nos merecemos en Córdoba un debate en serio y ojalá que la campaña no sea sobre la base de un falso ‘cordobesismo’.