POLITICA
La cuarentena del ex jefe de gabinete

Marcos Peña, aislado en su chacra en Pilar: charla con Macri y evita a sus ex ministros

No tiene actividad partidaria, supo ganarse enemigos internos, pero conserva un grupo de leales. Con qué referentes opositores habla.

Mauricio Macri y Marcos Peña.
Mauricio Macri y Marcos Peña. | Noticias Argentina

Llegar al club de chacras que lo tiene como huésped no es sencillo. Hay que tomar un camino en el que las coordenadas no son claras: ni siquiera la dirección que aparece en la Google marca el punto exacto de ingreso. Fue fundado en 1990 y está ubicado en Pilar, en la ruta provincial 28.

Ese es el refugio que eligió el ex jefe de gabinete, Marcos Peña, para quedarse en cuarentena junto a su familia y continuar con su vida a distancia de su hogar en la calle Paraguay, en el barrio de Palermo, pero también de la política partidaria.

Desde Chacras de Murray, el selecto club de 40 hectáreas con una frondosa arboleda y hasta campos de golf, Peña tiene más tiempo que nunca. Lee papers sobre política internacional, sobre estrategias y, aunque no dejó de lado sus relaciones políticas, con muchos la frialdad llegó al climax cuando Juntos por el Cambio perdió las elecciones.  

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Conservó su privilegiada relación con Mauricio Macri, quien le dio poderes plenipotenciarios para manejar el Gobierno, pero ya no hay un vínculo cotidiano. El ex presidente lo sigue valorando. Si hay algún lugar – o candidatura – en mente del ex jefe de Estado será con un asesoramiento de él. Aunque no sea de manera visible.

De hecho, Dario Nieto, el secretario privado del ex presidente, y Gustavo Gómez Repetto, ex subsecretario de Comunicación Pública, siguen trabajando para Macri y supieron ser parte del equipo del ex jefe de ministros durante años.

“Marcos está alejado pero va a ayudar a quien sea candidato en el futuro”, comentan ante PERFIL muy cerca de Peña. Aunque tuvo sus chispazos con Miguel Pichetto durante la campaña, el ex candidato a vice de Macri no lo critica como otros. Tiene una mirada más general sobre el proceso electoral. En todo caso, le asigna mayor responsabilidad a María Eugenia Vidal en la derrota.

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PRO. De todas maneras, tras dos meses de largas vacaciones, entre un tranquilo balneario de Uruguay y luego por Sudáfrica, Peña decidió aislarse políticamente: no forma parte de la nueva estructura del PRO que lidera Patricia Bullrich y tampoco es parte de las videoconferencias del frente opositor.

Con Bullrich sostiene una distancia política insalvable: la ex ministra de Seguridad nunca le perdonó que, en pleno caso Maldonado en 2017, el ex jefe de Gabinete haya propuesto la intervención de organismos de DD.HH. internacionales que podían poner en duda la hipótesis con la que se defendió la funcionaria.

Es más: ya la intervención, en ese entonces, de Claudio Avruj, secretario de DD.HH. la enfureció. Los años que siguieron fueron tediosos para ambos. Bullrich lo salteaba a diario y generaba un vínculo privilegiado con Macri. Eso explica por qué también hoy es presidenta del PRO. Sin embargo, con el ex presidente mediante, bajaros las turbulentas aguas de desconfianza mutua.

De hecho, en el partido está el histórico aliado de Peña, Fernando de Andreis, también ex secretario General de la Presidencia, y quien maneja las oficinas de Macri en Vicente López.

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En cuanto a sus ex compañeros de gabinete, hay poco contacto. De hecho se fue del chat que tenían en diciembre pasado pero el grupo sigue con actividad. Pero él dinamitó su vínculo con muchos de ellos. Además de Bullrich, con Carolina Stanley (Desarrollo Social), con Rogelio Frigerio (Interior), entre otros. La denominada “ala política” del macrismo siquiera lo piensa como un actor de reparto en el futuro de Juntos por el Cambio. Otros, como el ex canciller Jorge Faurie, no piensan lo mismo.

Por su lado, Vidal transformó su enojo político en personal luego de enterarse que Peña fogoneó las críticas hacia su persona y la de su jefe de gabinete, Federico Salvai, por la derrota electoral. 

Eso sí, el ex hombre fuerte de la Casa Rosada mantiene su amistad con tres de sus colaboradores predilectos: Mora Jozami, quien se ocupaba de los temas de opinión pública, el pensador Hernán Iglesias Illa (uno de los más férreos defensores de los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui) y el filósofo Iván Petrella. Otro que no perdió contacto fue Fulvio Pompeo, el ex canciller en las sombras.

Además de ellos, Francisco Quintana, futuro presidente del Consejo de la Magistratura porteño, el diputado nacional, Ezequiel Fernández Langan y el ex asesor de la jefatura de Gabinete, Rosendo Grobocopatel (hijo de Grobo, el llamado "rey de la soja") siguen en contacto con él también.

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Hace dos semanas fue a almorzar, a solas, con Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de Gobierno porteño estaba por echar a uno de sus más de 60 primos, Gonzalo Robredo Braun, del Ente de Turismo, el organismo que se encargó de contratar a una empresa de la media hermana de Larreta junto al abogado Ignacio Sáenz Valiente. Fue un contrato de los que surgieron para cobijar durante 14 días a los repatriados del exterior. Robredo se fue enojado.  

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El Ente de Turismo es un lugar cercano para Peña. En la campaña Macri 2015 allí estaba De Andreis. Fue un lugar clave para la asignación de recursos frescos – según dejaban trascender fuentes partidarias - para la campaña nacional. Allí el segundo en Turismo era Ezequiel Colombo, quien fue eyectado del Gobierno nacional sin una explicación clara. Solo rumores. Ninguno bueno.  

En cuanto a sus contactos políticos por fuera del PRO, chateó con Alfredo Cornejo, titular de la UCR, y uno de los más acérrimos críticos de Macri. Mejor relación construyó con Mario Negri, el radical más peñista de Juntos por el Cambio. Ese vínculo lo ayudó a Negri a ser candidato en Córdoba a pesar de haber quedado segundo cómodo.

Como sea, la cuarentena complicó los planes del ex jefe de Gabinete. Estaba cerrando una serie de charlas y conferencias e instalarse como consultor en temas de campañas y comunicación estratégica, que se complicaron. "Debe estar leyendo tres libros a la vez", bromea uno de sus interlocutores. 

Alejado del caos diario que implicó su cargo, Peña tiene más tiempo para reflexionar tranquilo sobre lo que ocurrió los últimos cuatro años. Ni sus mayores críticos ponen en discusión su capacidad de reflexión.

MC