El Papa Francisco agradeció a los presos que escribieron las meditaciones del Vía Crucis por el Viernes Santo en la plaza del Vaticano y no en el Coliseo, debido a las restricciones impuestas para frenar la pandemia de coronavirus.
"Leí las meditaciones (del Vía Crucis) que todos ustedes ofrecieron. Me instalé en los pliegues de sus palabras y me sentí acogido, en casa. Gracias por haber compartido conmigo una parte de su historia", ha señalado el Santo Padre en un mensaje grabado que se ha emitido en la emisora radiofónica de Italia RTL. Por otra parte, el Papa les dio las gracias por el hecho de haber "esparcido sus nombres no en el mar del anonimato, sino en el de las muchas personas vinculadas al mundo de la prisión".
"En el Vía Crucis, prestarán su historia a todos aquellos que en el mundo compartan la misma situación -añadió-. Dios habla de sí mismo y nos habla dentro de una historia, nos invita a la escucha atenta y misericordiosa". Francisco afirmó que le resulta "reconfortante leer una historia en la que viven las historias, no sólo de las personas detenidas, sino de todos los apasionados por el mundo de la prisión".
El Papa Francisco celebra la Pasión de Cristo en el Viernes Santo
"Juntos, es posible. Juntos, es posible. Les doy un gran abrazo. Aunque estoy seguro de que Don Marco se los recuerda siempre, les pido: recen por mí. Los llevo siempre en mi corazón. Gracias", concluyó. Las celebraciones Litúrgicas de Semana Santa se desarrollan por primera vez sin fieles y en lugares cerrados para evitar el avance del contagio del COVID-19. La Oficina de prensa de la Santa Sede informó a finales de marzo del blindaje absoluto y especificó que los oficios de Semana Santa se celebrarán en el altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro, y no bajo el baldaquino.
La carta completa:
Queridos amigos de la parroquia Due Palazzi de Padua,
He leído las meditaciones del Vía Crucis que todos ustedes dieron juntos.
Me instalé en los pliegues de sus palabras y me sentí bienvenido a casa. Gracias por compartir conmigo un trozo de tu historia. Dios habla de sí mismo y nos habla dentro de una historia, nos invita
a la escucha atenta y misericordiosa. También quiero agradecerles por dispersar sus nombres... no en el mar del anonimato, sino de las muchas personas conectadas al mundo de las prisiones. Así, en el camino Crucis, prestarás tu historia a todos aquellos en el mundo que compartan la misma situación.
Es reconfortante leer una historia en la que las historias no sólo de la gente en prisión sino de todos los que se apasionan por el mundo de la prisión. Juntos, es posible. Juntos. Vi Un gran abrazo. Aunque estoy seguro de que Don Marco siempre te lo recuerda, te pido: reza por a mí. Te llevo siempre en mi corazón. Gracias.
RI CP