Cinco meses atrás, con una foto junto a Cristina Caamaño, Alberto Fernández oficializaba la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia. Hasta ese entonces, el Presidente no conocía a la ex fiscal, pero le dio la tarea de transparentar los fondos reservados y el rol de una estructura viciada de vínculos políticos que debía dejar atrás el doble comando con un “señor 5” y un “señor 8”. Aunque avanzó en distintas reformas del organismo, el jefe de Estado cree que su tarea no terminó e incluso, ya no piensa en extender la intervención, sino en nombrarla como su directora, ofrecimiento que la interventora ya recibió.
Todos los días, Caamaño sale del edificio de la calle 25 de Mayo 11 y cruza a la Casa Rosada para reunirse con Santiago Cafiero. Lleva informes diarios que el jefe de Gabinete se encarga de pasar por una trituradora de papel después de leerlos. En las próximas semanas, Caamaño presentará su informe final de la intervención en donde también dejará un plan para continuar con la normalización de la ex SIDE. La intervención llegaría a su fin pero Fernández quiere que sea ella quien continúe a cargo ya como directora, por lo que la ex fiscal criminal y correccional porteña que se jubiló para ocupar la AFI deberá definir si acepta o no.
A principio de abril, la interventora estuvo en la Quinta de Olivos para informarle al Presidente los movimientos de los fondos reservados que se habían realizado durante la gestión de Mauricio Macri. Según la información oficial, durante 2016, los gastos reservados disponibles para la AFI fueron $313 millones; en 2017, $417 millones; en 2018, $737 millones; en 2019, $855 millones. “La comparación entre noviembre de 2019 y enero de 2020 indica que la gestión de Gustavo Arribas y Silvia Majdalani en la AFI ejecutó un presupuesto mensual total para el organismo de $ 249 millones, mientras que la Intervención dispuesta por Alberto Fernández utilizó $125 millones para todos los conceptos, lo que representa un ahorro de aproximadamente el 50%”, se informó en ese momento en el que se decidió destinar $ 88 millones al Ministerio de Salud para combatir la pandemia del coronavirus.
Por primera vez, la ejecución presupuestaria de la ex Side será pública. Se estima que contará con un presupuesto de $ 2600 millones de los que $ 1500 millones son para el pago de salarios. Los $ 1100 millones restantes corresponderían a “fondos reservados” que ahora evaluarán su destino. En la Casa Rosada aseguran que estos fondos eran una “caja negra” manejada sin control, procesos administrativos o registros de ningún tipo. Hasta la intervención, dentro de estos gastos reservados se incluía desde las tareas de inteligencia hasta las factura de luz de los edificios del organismos, el pack futbol de cable y la compra de vajilla para los directivos. También creen que con parte de este dinero se financiaron las campañas electorales del macrismo.
Con la llegada de Caamaño, además de eliminar el doble comando que existía en los altos cargos que solían responder a distintos funcionarios, se pasó de 211 direcciones, departamentos y a 66 unidades organizativas. Antes de la pandemia, se realizaron distintos exámenes a los 1.405 empleados para analizar su continuidad, lo cual continúa en estudio y se evaluará en la próxima etapa. Por ahora, se implementaron los retiros voluntarios.
En estos cinco meses, la interventora se ganó la confianza del Fernández y de Cafiero, con quien dialoga todos los días. A un mes de la finalización de la intervención, Caamaño está dispuesta a seguir en la AFI.