POLITICA
LA trastienda de la formula del pro

El apoyo de Cristina Kirchner a Scioli hizo que Macri eligiera a Michetti

Ganar los votos independientes es el objetivo. El constructor Nicolás Caputo inclinó la balanza a favor de la senadora en una reunión clave.

En el camino. La dupla se presentó públicamente en la inauguración de la nueva salida de la Autopista Illia a la Avenida del Libertador.
| Pablo Cuarterolo

Jueves a la noche. El teléfono celular de Gabriela Michetti no paraba de sonar. Cuando atendió, del otro lado escuchó la voz de Anita Moschini, la histórica secretaria de Mauricio Macri: “El ingeniero mañana quiere hablar con usted”. Le pidió que se acercara a media mañana al piso que tiene el jefe de Gobierno en la Avenida del Libertador. No hubo más explicaciones, aunque no hacían falta: en ese momento la senadora supo que era para ofrecerle ser candidata a vicepresidenta.

Macri lo venía pensando. Pero la última reunión, el jueves por la noche, lo terminó de convencer. Escuchó los argumentos de gran parte de su mesa chica. Pero le dio prioridad a una sola persona: su íntimo amigo, y empresario de la construcción, Nicolás Caputo. Entre otras cosas, Caputo le dijo que Michetti era la única dirigente que podía aportarle votos y que, dado el escenario en el que el Gobierno apostó todo a Daniel Scioli, había que jugar con la mejor carta que le quedaba al PRO. La última encuesta que tuvo en sus manos Macri le indicaba que la imagen positiva de la senadora supera el 70% y que, pese a haber perdido las primarias con Horacio Rodríguez Larreta, seguía siendo una dirigente con capacidad de sumar votantes independientes.

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A pesar de ello la mayoría de la “mesa chica” de asesores del PRO quería que el secretario general, Marcos Peña, fuera el elegido. En especial, Jaime Duran Barba, el asesor estrella. Peña es uno de los jefes de campaña del macrismo, tiene a su cargo la estrategia de comunicación y se transformó en uno de los funcionarios más influyentes. Macri tomó la decisión con el único apoyo de su íntimo amigo, y lo comunicó recién ayer.

Cómo nació la decisión. Cuando regresó de sus vacaciones en Chile, hace un mes, Michetti se reunió por primera vez tras las primarias, a solas, con Macri, en sus flamantes oficinas de Parque Patricios. Había corrido mucho agua bajo el puente y tenían que terminar de limar las asperezas dejadas en enero, cuando se negó a ser candidata a vicepresidenta. “Quiero saber si estarías dispuesta a acompañarme si nuevamente te lo pido”, le preguntó Macri. La senadora lo miró y le dijo: “Mauricio, no voy a competir por ese cargo, pero estoy dispuesta a aceptar si me necesitás”. No volvieron a hablar del tema hasta ayer, cuando Michetti llegó a media mañana al piso del jefe de Gobierno porteño. Fue sola. Lo esperaban Macri y su mujer, Juliana Awada.

—Gabi, vos sabés que tenemos una relación especial, que muchos no la entienden. A pesar de las cosas que me dicen cuando intentan llenarme la cabeza, yo sé de qué madera estás hecha, sé qué familia tenés. Tenemos que retomar lo que charlamos la última vez.

Michetti devolvió los elogios y respondió afirmativamente al ofrecimiento. En ese momento Juliana, que era testigo privilegiada de la charla, se le acercó con una sonrisa. “Estoy feliz, me alegro mucho de que se haya dado todo así”, le expresó.

De allí, la flamante dupla de candidatos salió para la inauguración de la nueva bajada de la Autopista Illia. Rápidamente, al llegar, comenzaron a bromear: “Qué es esta payasada, mirá si nos caemos por la rampa”, bromeó Michetti. Faltaban minutos para que Macri se presentara ante todos los periodistas y lo anunciara formalmente. Ya había salido un mensaje por Facebook y otro por Twitter, muy escuetos, en los que expresó que la ex vicejefa “es un testimonio de los valores que nosotros queremos para la política”.

Como en una parábola, volvió a apostar a Michetti, la misma que perdió con Larreta, que le dijo “no”, y que ganó las dos elecciones legislativas para el PRO. La misma con la que se enojó y se amigó. La misma con la que ahora intentará llegar a la Casa Rosada.

 

El empresario que se impuso al influyente Duran Barba

La decisión de Mauricio Macri se explica en gran medida a partir de la figura de Nicolás Caputo. Es que el empresario de la construcción y mejor amigo del líder del PRO fue el principal promotor de la candidatura de la senadora. De hecho, Macri esperó a que regresara de un viaje por Asia y Europa para abrir la discusión.

Caputo se opuso a Jaime Duran Barba, el asesor estrella, quien le susurraba al oído a Macri que podía ganar con cualquier otro candidato. Primero jugó a Rogelio Frigerio, el titular del Banco Ciudad, y luego a Marcos Peña. Pero Caputo nunca vaciló: siempre sostuvo que, para ganar, era necesario elegir a la dirigente que más podía aportar en imagen. Si bien las fuentes coinciden en que la decisión final la tomó Macri, la influencia de Caputo fue decisiva. Como en 2011, cuando decidió ir por la reelección, o cuando jugó a fondo con Horacio Rodríguez Larreta en las primarias.