El fiscal federal Gerardo Pollicita pasó la última semana escuchando a Luis D’Elía, Yussuf Khalil y Moshen Rabbani. Antes de imputar a la Presidenta por la denuncia de Alberto Nisman dedicó horas a escuchar de primera mano las conversaciones telefónicas que el fiscal de la causa AMIA había citado en su denuncia.
A diferencia de algunos de los funcionarios judiciales que tuvieron acceso al texto de Nisman, Pollicita lo considera acertado y le puso su impronta a la presentación que ayer abrió un nuevo frente judicial a Cristina Fernández de Kirchner.
Pollicita es uno de los pocos fiscales federales con buena relación con Nisman. Se mostró durante las últimas semanas apesadumbrado por la muerte de su colega. Se conocían desde los 80, cuando trabajaron juntos en el Juzgado Penal Nº 7 de Morón. Pollicita lo ascendió dos veces, cuando era su superior inmediato, y siempre lo catalogó como “un chico brillante”. En aquel juzgado, casualmente, coincidió también Santiago Blanco Bermúdez, que entonces era el superior de ambos, y que hoy es el abogado de Jaime Stiuso, ex jefe de los espías y quien proveyó a Nisman de las escuchas que forman parte de la denuncia contra el Gobierno.
Pollicita ya lleva tres décadas en el Poder Judicial, pero es cultor del bajo perfil. Decidió que no acudirá a la marcha de silencio organizada por sus colegas. Enemigo de las fotografías, asegura que su decisión se basa en evitar las cámaras. Dio sus condolencias a la ex mujer de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, en un mensaje de texto. Se conocen desde hace décadas. Descree, como ella, de cualquier posibilidad de que el fiscal se haya suicidado.
Durante la semana, su seguridad y la de su fiscalía fueron reforzadas y se volvió blanco de las críticas del Gobierno ante la inminente decisión de imputar a Cristina Fernández de Kirchner y al canciller Héctor Timerman, entre otros, por la denuncia de Nisman. Ayer confirmó que avalará los deseos de su amigo.
Es fanático de Boca Juniors y su última causa fuerte contra el Gobierno fue el impulso que le dio a la denuncia del ex embajador de Argentina en Venezuela, Eduardo Sadous. El fiscal pidió que declarara como testigo y el diplomático terminó revelando una supuesta diplomacia paralela con el gobierno de Hugo Chávez que implicaba supuestos sobornos a empresarios para poder comercializar con Venezuela.
Ese expediente se había iniciado en 2008, cuando el fiscal federal consideró que existían elementos suficientes para investigar al ex presidente Néstor Kirchner como supuesto jefe de una asociación ilícita.
En otros tiempos, Pollicita investigó al ex rector de la UBA Oscar Shuberoff por abuso de autoridad. Indagó en el patrimonio del ex ministro de la Corte Eduardo Moliné O’Connor, y pidió la indagatoria del ex vicepresidente Carlos Ruckauf, por el presunto delito de peculado.
Empezó a caminar los pasillos judiciales como “pinche”. Fue secretario del fiscal Raúl Plee, en la Cámara de Casación Penal bonaerense. Integró el fuero federal en la Provincia, y más tarde regresó a la Capital. Fue fiscal adjunto de Carlos Stornelli y en 2005 lo nombraron a cargo de la Fiscalía Federal número 11.
El año pasado pidió investigar y procesar al sindicalista Omar “Caballo” Suárez por supuestamente extorsionar a empresas a cambio de dinero para su fundación. El gremialista, de estrecho vínculo con el Gobierno y con Julio De Vido, fue procesado a fines de 2014.