Se define como un “kirchnerista íntegro”. No tiene reparos en exhibir su cercanía con el oficialismo pese a que el gobierno de Cristina Kirchner, con el que cual se identifica, removió a su padre, el juez Luis María Cabral, de la Cámara de Casación, antes de fallar en contra del acuerdo entre Argentina e Irán.
Juan Cruz Cabral, de 43 años, es fundador y emblema de la agrupación Peronismo Militante y comenzó a participar en política en 1983, con apenas 13 años. Sus lazos con el kirchnerismo son tan estrechos que defiende la trunca reforma judicial que el oficialismo defendió a capa y espada, y que la Corte Suprema terminó por derribar.
En diálogo con PERFIL, el hijo del magistrado removido sostiene que “el Poder Judicial debería democratizarse y responder a la soberanía popular”. Consultado sobre el desplazamiento de su padre, Juan Cruz Cabral contesta como un político: “Estas cosas tienen una mezcla de cuestiones técnicas y políticas en las que siempre hay dos visiones”, dice. “No me molestó” lo que ocurrió con su padre, resaltó, y explica que la tensa relación entre el juez y el oficialismo “no afectan su militancia y su aporte al proyecto nacional”.
Crítico del Poder Judicial, “cree que el mecanismo de elección (de los miembros) del Consejo de la Magistratura debería ser otro, con mayor incidencia del voto popular”, como propuso CFK. El dirigente de Peronismo Militante consideró que la Justicia tiene una “representación corporativa”, con la que dijo no estar de acuerdo. “Es un sistema caduco que responde a otras épocas, para mí es un poder contramayoritario”, sostiene.
Según Juan Cruz Cabral, las diferencias políticas con su padre aparecen porque el juez debe mantenerse “independiente” como consecuencia de su cargo. La agrupación que creó en 1999 cuenta con más 10 mil militantes activos y presencia en casi todas las provincias del país. Su espacio concurre a cada acto político del oficialismo y mantiene fuertes lazos con La Cámpora a través de referentes de Unidos y Organizados, el paraguas que agrupa a las organizaciones kirchneristas.
Juan Cruz tiene línea directa con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y es cercano a dirigentes camporistas como Eduardo “Wado” De Pedro, Jose Ottavis y Andrés “Cuervo” Larroque. En el ambiente kirchnerista es querido y respetado por sus convicciones, aunque quienes lo conocen dicen que “no forma parte de las promesas más destacadas del partido”. Influyente, Juan Cruz apoyó el ingreso en la lista de candidatos del kirchnerismo por el Parlasur de la diputada nacional por Misiones, Julia Argentina Perié.
En los últimos años de la década del 90, el dirigente también participó de la fundación de la revista Sudestada, una publicación del Peronismo Militante que unos años después tuvo una homónima, con la que mantuvo una disputa que incluso llegó hasta la Justicia.
Desde 2013, Juan Cruz se desempeña en el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios. “Salgo del trabajo y milito”, contó. Está casado y tiene una hija. Sus inicios en la política se remontan al retorno de la democracia, cuando en un salón del Colegio Nacional Pueyrredón conoció el peronismo y formó parte de la comisión directiva del centro de estudiantes que le quitó el mandato a Franja Morada.
El juez Cabral tiene otro hijo militante, también afín al kirchnerismo. Mariano Cabral, de 42 años, trabaja en el Ministerio de Cultura y es responsable de la formación política de Peronismo Militante y el encargado de los programas de estudio.
Papá, un juez con pasado setentista
Esta semana salió a la luz una faceta desconocida del juez Luis María Cabral. El periodista y fundador del Instituto contra la Discriminación (Inadi), Victor Ramos, describió la función que Cabral cumplió como abogado durante la dictadura militar en la que “luchó por la liberación de varios compañeros detenidos”. En este sentido, Ramos aseguró que fue Cabral quien lo liberó de un calabozo en una comisaría de Tacuarí luego de haber sido secuestrado en medio de la dictadura del general Roberto Levingston. El accionar de Cabral también tendría influencia en otros casos. Según contó Ramos, ante la ola de desapariciones de integrantes del Partido Socialista de la Izquierda Nacional, Cabral “entraba a los tribunales a presentar hábeas corpus que los juzgados rechazaban”. A su vez, según Ramos, el ahora juez peleó por blanquear a los detenidos con el objetivo de evitar que sus nombres se borraran de los registros.