POLITICA

El nieto macrista de Ramón Carrillo: "Ni Perón ni mi abuelo abrazaban las ideas nazis"

Nieto del sanitarista y ministro de Salud de Perón, Facundo es secretario de Atención Ciudadana y Gestión Comunal del Gobierno porteño.

Funcionario larretista y nieto de Ramón Carrillo
El nieto de Carrillo reivindica a su abuelo | gobierno Caba

El nieto de Ramón Carrillo se hizo del PRO. Fue en 2002. Facundo tenía 19 años y le venía escapando al legado político de su abuelo, el célebre sanitarista y ex ministro de Salud de Juan Perón. Tanto su papá como su mamá, primos hermanos entre ellos, también habían optado por escaparle a la militancia. La trayectoria de Ramón Carrillo encerraba un costado sacrificial. Neurocirujano, neurobiólogo y médico sanitarista, Ramón murió a los 50 años, en diciembre de 1956. Un año después del golpe de Estado a Perón, Carrillo estaba exiliado en Brasil, atravesando enormes dificultades económicas para sobrevivir. 

Si bien simpatizaba con el peronismo, Facundo decidió confiar en Mauricio Macri tras el colapso del 2001. “Él venía de afuera, con buena voluntad”, recuerda el actual secretario de Atención Ciudadana y Gestión Comunal del Gobierno porteño. Desde ese momento, el nieto de Ramón escaló dentro de los gobiernos del PRO. 

Ahora, Facundo está consolidado como uno de los funcionarios más activos de Horacio Rodríguez Larreta. Es uno de los encargados de coordinar el funcionamiento de los hoteles porteños, en los que los argentinos repatriados hacen la cuarentena tras su vuelta al país. En los últimos días, el funcionario larretista le agregó una misión personalísima a su trabajo: demostrar que su abuelo no simpatizó con el nazismo. La controversia surgió a partir de la posibilidad de que la imagen del sanitarista se incluyera en el nuevo billete de cinco mil pesos. El lunes pasado, Facundo se reunió con autoridades de la DAIA para presentar sus pruebas sobre el pasado de su abuelo. 

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-¿La campaña para vincular a Ramón con el nazismo provino del PRO?

-No vino desde el PRO. Fueron algunas acusaciones personales. El más importante, por el rol que cumple en su comunidad como presidente honorario del Museo del Holocausto, es el ex secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj. Me comuniqué con él. Claudio ni sabía que yo era nieto de Ramón. Le di documentación, la misma que le di a la DAIA. Terminó pidiendo disculpas, porque la acusación no tiene ninguna rigurosidad histórica. Ni Perón ni mi abuelo abrazaban las ideas nazis. 

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-¿Cómo tomó la posibilidad de que su abuelo ilustre el nuevo billete de cinco mil pesos?

-Con mis familiares nos entusiasmamos, lo recibimos con agrado, más allá de que mi abuelo ya recibió numerosos homenajes. Ahora lo que nos interesa es dejar su buen nombre limpio. Murió a los 50. Mi papá no tuvo papá por eso. Su obra es motivo de orgullo y merece respeto. Es muy destacable. 

-¿Qué pruebas le mostró a la DAIA para desmentir el supuesto nazismo de su abuelo?

-Sus numerosos escritos sobre la dignidad humana. Ramón era un humanista. Sus valores estaban enfocados ahí. Tuvo muchas relaciones e hizo trabajos científicos con integrantes de la comunidad judía. En 1954, su par del Estado de Israel le mandó un cofre de plata dedicado a él. Tenía una relación de amistad con el Estado de Israel. Algo más: si bien mi abuelo se dedicó a salvar miles de vidas, hubo alguien que se la salvó a él: su amigo Salomón Chichilnisky, un inmigrante judío polaco que le trató la hipertensión. Y después, ya en el exilio brasileño de mi abuelo, lo ayudó económicamente. 

-¿Por qué usted no militó en el peronismo?

-Mis papás sufrieron mucho la persecución política. Mis papas son primos hermanos. Por eso ninguno tomó ese camino. A mi me salió vocación a raíz de la crisis del 2001. Yo estudiaba relaciones públicas. Veníamos de una crisis enorme en el PJ. No había un liderazgo claro, con acusaciones y denuncias cruzadas. Mi familia era muy sensible a los líos políticos. Yo dije: quiero empezar en un espacio sano, que comulgue con los valores de mi abuelo. Empecé con Mauricio, que venía de afuera con buena voluntad. 

-¿Macri sabía que era nieto de Carrillo?

-Se enteró hace poco, unos cuatro años. 

-¿Cómo se lleva con el peronismo?

Está en mis raíces. Las abrazo. Los valores del peronismo están en mi sangre. A veces se les da más importancia a los partidos que a los valores. Eso te lleva a un River- Boca, a una división que no tiene sentido. En el peronismo quizás había gente con valores con los que no comulgo. Me pareció que en este espacio lo podía hacer. Igual no tengo prejuicios con el peronismo. Me echaría mi familia.

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-¿El electorado PRO es gorila?

-No creo. Hay que preguntarse por los valores, las personas y las políticas. También pasa en el peronismo hay gente de izquierda y de derecha. En el PRO también. Incluso el PRO está lleno de peronistas. Eso enriquece el debate.

-¿Se define peronista, entonces?

-Sí, sí, igual habría que definir qué es peronista. ¿Carlos Menem o Néstor Kirchner? No pareciera el mismo partido. Las etiquetas me incomodan. En movimientos tan grandes como el peronismo las etiquetas simplifican algo complejo. Una cosa es el peronismo de los dos gobiernos de Perón, otra el tercero, y otra el de ahora. 

-¿Quién fue el mejor presidente peronista?

-¡Perón! Yo no soy Vandor. 

-¿Cómo ve a Alberto Fernández?

-Lo estoy conociendo ahora. Me parece que hace una gestión inteligente, en uno de los contextos más difíciles posibles. Tenía condicionamientos económicos y después llegó la pandemia. Le doy un voto de confianza. Busca no confrontar unir y salir para adelante, pasar la crisis de la mejor manera posible. Hace un esfuerzo notorio.

-¿Cómo interpreta la buena sintonía de Fernández con Rodríguez Larreta?

-Hay responsabilidad de gobierno en algo muy simple: evitar que la gente se muera. Ambos son personas pragmáticos con el mismo objetivo. Si tenés buenos valores, las diferencias se echan por tierra.