POLITICA
INTERNAS EN LLAMAS

Guzmán, el ministro más cascoteado por las balas K contra la suba de las tarifas en la luz y el gas

El titular de Hacienda se va a EE.UU a una reunión del Fondo. Se lleva en la valija un nuevo respaldo del Presidente pero también embestidas del tridente k que conduce energía.

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Te banco. El Presidente sostiene al ministro con quien se reune los fines de semana en Olivos. | twitter

La orden de avanzar en la audiencia pública del gas se activó esta semana, justo luego del discurso de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Y y todos miran, una vez más al ministro de Economía, Martín Guzmán, quien claramente tuvo una semana sumamente difícil por el dato de la inflación de marzo, el 6,7%. Fue cruel y letal para todos los pronósticos moderados y por el recrudecimiento de las diferencias y embestidas en torno a  la suba de tarifas.

A Guzmán le piden desde el ala kirchnerista del Gobierno que baje al barro, algo que el ministro gambetea. De hecho, no se descarta que entre mañana y el lunes haya algún pronunciamiento desde este sector para presionar al titular del Palacio de Hacienda a que vaya presencialmente a las audiencias públicas que se  convocaron para el 10,11 y 12 de mayo para discutir subas en la electricidad y el gas. Allí se definirán los próximos aumentos en las tarifas que llegarían en las boletas de mediados de junio o julio. Serán un hecho. Es, en definitiva, lo que la pluma de Guzmán comprometió en el acuerdo con el FMI pero lo que un sector de la coalición de Gobierno sigue resistiendo. La última suba, que se dio en marzo fue del 20% representó, según fuentes del sector, en promedio un  incremento de $ 300 para una familia tipo. Si se diera otro nuevo aumento del 20% en base a los nuevos valores representaría, un incremento de $ 380; es decir que en todo el año la suba en este mismo ejemplo no superaría los $ 1.000 anuales. Para Economía sería razonable, para el sector kirchnerista, un abuso y buscan que el ministro le ponga la cara al ajuste.

Hasta ahora, no hay precisiones en torno a la concurrencia presencial de Guzmán a esas audiencias, Antes de estas cuentas, Guzmán deberá afilar bien el lápiz en los Estados Unidos donde viajará mañana a la noche para participar de la asamblea de primavera del FMI y del G20 y aprovechará encuentros bilaterales para lograr la venia del Fondo por la mejora en las Reservas y el achicamiento de la brecha cambiaria aunque buscará discutir nuevas metas fiscales, con un dudoso objetivo a cumplir.

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Sube al avión con la valija colmada de tensiones propinadas por el trío energético   que más lo cascotea. Sin embargo, también se lleva el aval rotundo, una vez más del presidente Alberto Fernández,   y sus propios dichos en torno a  los “alineados” del equipo económico. “Gestionaremos con los que estén alineados con el programa económico”, lanzó como advertencia interna el ministro justo esta semana en la que se supo la  inflación de marzo y un acumulado trimestral que superó el 16%, un valor que muchos países del mundo ni siquiera suman en dos años a pesar del efecto de mayor inflación mundial que  impuso la pandemia.

“La semana termina mejor de lo esperado porque es corta”, bromeaban en Gobierno en torno a las tensiones que reinaron en las últimas horas . En los pasillos de Hacienda hubo reuniones a granel, muchas de ellas entre Guzmán y el secretario de Comercio, Roberto Feletti, quien arrojó en público la primera piedra contra el malestar del sector K por la política inflacionario de Guzmán.

Hasta ahora, el ministro venía abocado al tema energético y hubo encuentros virtuales con algunos de los tres referentes del sector. No se descartan renuncias y tampoco se descarta que las diferencias persisten. Por ejemplo el tándem “doble B”, como se designan los dos Federico Bernal, a cargo del ENERGAS, y Basualdo subsecretario de Energía a quien Guzmán quiso echar hace ya casi un año y no pudo. A los Federico no les gusta la segmentación tarifaria ni la suba de tarifas que el ministro debe contemplar para poder reducir los subsidios energéticos y destinar, en todo caso más recursos a la compra de gas y gas líquido que requerirá el invierno.  El tema del gasoil es otra cuestión que sigue sin definirse por diferentes concepciones de la política energética y que la semana que viene tendrá una foto en Plaza de Mayo con la marcha del campo en reclamo por la escasez de este combustible para levantar la cosecha. En el sector bromean con “la política LVV” que despliega Energía: es decir “lo vamos viendo”. Un  juego semántico que el propio  Guzmán criticaría  en sus encuentros con el Presidente, en Olivos.

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Ellos

Federico Bernal. El interventor del ENARGAS está vinculado políticamente al ex ministro y ex diputado Julio de Vido. No avalaría la segmentación tarifaria de luz y gas propuesta por el ministro Guzmán de cara a la próxima audiencia pública que se va a realizar el próximo mes.

Federico Basualdo. El subsecretario de Energía Eléctrica juega en tándem con Bernal, se los conoce como los BB. Del ala dura del kirchnerismo, quedó envuelto en una controversia interna el año pasado cuando el ministro de economía Martín Guzmán lo quiso echar del ministerio.

Darío Martínez. El secretario de Energía tiene aspiraciones políticas en su provincia natal, Neuquén. Va tener una doble dificultad: por un lado, el Movimiento Popular Neuquino que hegemoniza la provincia, y por otro a Oscar Parrilli, que debería de enfrentarlo en una posible interna.

 


Marcha del campo a la ciudad

G.M.

El sábado 23 de abril el campo se movilizará a Plaza de Mayo. Sin la adhesión de la mesa de enlace, la organización está a cargo por parte de entidades regionales y autoconvocados que se embanderan bajo la consigna de “El campo se une al reclamo del pueblo”. La movilización es consecuencia de las asambleas de productores y que no encontraron respuestas.

“El 23 de abril marchamos como ciudadanos a la Ciudad de Buenos Aires para expresar nuestro malestar, en solidaridad con toda la población del país. Un país rico y próspero, sometido a la miseria por las decisiones de un Estado  que gasta mucho y hace poco”, expresa el comunicado elaborado por las bases.

En sintonía, los transportistas de grano comenzaron el lunes pasado un paro para exigir un aumento del 32% de la tarifa contra un 10% ofrecido por el sector agropecuario. Los camioneros  argumentan que la actual tarifa no refleja los costos de operación y apuntan también a la falta de gasoil y la venta a precios superiores a los oficiales y a través de cupos.