La entrevista de Cristina Kirchner con Pablo Duggan no modificó la condición de "no candidata" con la que la vice había llegado a los estudios de C5N. Ese fue el dato político saliente de las respuestas de la vicepresidenta en 'Duro de domar', una instancia en la que el núcleo más duro del kirchnerismo soñaba con "empezar a cambiar la historia".
Incluso en los avances publicitarios de la entrevista se dejaba abierta la posibilidad de que la expresidenta revea su negativa, explicitada en aquel video de diciembre pasado, luego de ser condenada a 6 años de prisión por la causa Vialidad. El 'clamor', entonces, sigue solo en eso.
Para Cristina, "Massa agarró una papa caliente"
Aclarado ese punto, fundamental, el tamiz en redes sociales apuntó a datos de color y la forma en que se refirió a sus socios del Frente de Todos, buscando si algo de lo que dijo podía verse como una "señal" a la militancia K sobre el camino a seguir. Hubo pocas menciones a las desdichas de la gestión actual, algunas críticas veladas a Alberto Fernández, y al ministro de Economía si bien le concedió un trato afectuoso admitiendo que "agarró una papa caliente", no le agregó ni una palabra que pudiera leerse "avalando" su posible nominación como candidato presidencial del FdT.
Cristina Kirchner reafirmó que no será candidata y aseguró: "Estoy en libertad condicional"
Sin embargo, el que seguramente se fue a dormir con una sonrisa fue el ministro del Interior, Wado de Pedro, porque en un momento, cuando Duggan le pregunta a la vicepresidente sobre ese futuro del peronismo en general y el kirchnerismo en particular, Cristina contestó "espero que los hijos de esa generación diezmada tomen la posta...".
La vicepresidenta aludía lógicamente a las víctimas del terrorismo de Estado, incluso cuestionó con dureza a quienes ponen en duda el número de desaparecidos, pero al margen de eso, la mención a que es hora de que tomen la posta "los hijos de la generación diezmada" encuadra perfectamente con el ministro del Interior.
De Pedro era todavía un bebé cuando su padre, Enrique, estudiante de Derecho y militante de JP y Montoneros, fue asesinado por efectivos del Ejército. Tiempo después, ya en 1978, su madre Lucila Révora, fue secuestrada por un grupo de tareas en Floresta y habría muerto en El Olimpo, uno de los centros de detención de la dictadura.
De allí entonces que la mención de Cristina a "aquellos que no tienen ni una tumba en la que puedan ir a llorarlos", y luego esa afirmación a que espera que quienes sigan adelante con la tarea política que iniciaron con Néstor Kirchner sean "los hijos de esa generación diezmada", no hizo sino llevar todas las miradas a Wado. Ahora hay que esperar a ver cómo seguirá esta historia la semana que viene en Plaza de Mayo, nueva etapa del 'operativo clamor'.
HB