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La Justicia condenó a prisión perpetua en cárcel común a Luciano Benjamín Menéndez, ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, y a Luis Fernando Estrella, ex subjefe de la base aérea de Chamical, por encontrarlos responsables del homicidio de monseñor Enrique Angelelli, el llamado “obispo de los pobres”, que murió el 4 de agosto de 1976.
Antes de la lectura del veredicto, tanto Menéndez como Estrella insistieron en que la muerte de Angelelli fue “un accidente completamente fortuito”, aseguraron que la causa estaba “armada” y sostuvieron que no hubo pruebas en su contra.
“Yo no tuve nada que ver. Soy inocente”, dijo Menéndez, ya condenado previamente siete veces por crímenes de lesa humanidad. Aunque durante años la muerte de Angelelli se entendió como un accidente automovilístico, siempre hubo sospechas por las amenazas que había sufrido el obispo.
Cuando se reanudaron las investigaciones por los crímenes de lesa humanidad, la pesquisa judicial por este hecho llegó al punto de la exhumación del cadáver del prelado y se estableció que había elementos para pensar en un homicidio.
Ayer, al leer el veredicto, el Tribunal Oral Federal de La Rioja afirmó que “los hechos acontecidos el 4 de agosto de 1976 a horas 15 aproximadamente fueron consecuencia de la acción premeditada, provocada y ejecutada en el marco del terrorismo de Estado y, por lo tanto, constituyen delitos de lesa humanidad”.
Fue así que, en un voto dividido, Menéndez y Estrella fueron considerados responsables de asociación ilícita y autores mediatos del homicidio del obispo y la tentativa de homicidio de su compañero en aquella jornada fatídica, el ex sacerdote Arturo Pinto.