“Estamos haciendo un chequeo con el FMI, para ver cómo leerían ellos la posibilidad de que se apruebe el financiamiento, pero no el programa”. La frase, en boca de uno de los principales referentes de Juntos por el Cambio, da cuenta de las dificultades en las que se encuentra envuelto el principal espacio opositor para fijar una posición en el debate parlamentario del acuerdo que alcanzó el Gobierno con el organismo. En el menú, aparte del sondeo informal en Estados Unidos, se incluye también el análisis de encuestas, discusiones técnicas en materia legislativa y proyecciones políticas ante los diferentes escenarios que se pueden abrir.
Este domingo por la tarde, de manera virtual, los miembros de la Mesa Nacional de JxC buscarán dejar en claro el mensaje político que plantearán en el debate. Ya están prácticamente todos de acuerdo en un punto: “Se vota el financiamiento y no el programa”. Así lo resume una de las principales cabezas opositoras. “Hay un consenso general de acompañar en general y de plantear las diferencias con el programa”. Coincide otra de las fuentes consultadas. Uno pertenece a los más duros, el otro, a los más blandos.
El problema es cómo se traduce ese acuerdo general en la práctica legislativa. Eso viene atravesando conversaciones cruzadas entre legisladores de todas las bancadas. Hacia adentro y hacia afuera. “Nosotros estamos bastante bien, el problema lo tiene el radicalismo”, dice un macrista, que visualiza a Gerardo Morales más cercano al Gobierno, Alfredo Cornejo y Martín Lousteau más duros, y muchos diputados dudando cuál es la mejor estrategia. “Qué mentirosos, ellos están estallados, tienen a Fernando Iglesias y Luciano Laspina jugando a todo o nada y a otros buscando alternativas”, replican desde la UCR.
Todos están de acuerdo en que JxC debe garantizar el quórum.
Parte de estas conversaciones cruzadas se dieron en Mendoza, donde la Fiesta de la Vendimia sirvió para que compartan varias horas juntos los radicales Morales, Cornejo, Lousteau, Mario Negri, Facundo Manes y Carolina Losada con macristas como Rogelio Frigerio, Gerardo Milman y Omar de Marchi.
El otro punto en donde todos se ponen de acuerdo es que JxC debe garantizar el quórum. Que el Frente de Todos tenga que conseguirlo, pero si no lo logra, bajar a sentarse. Pero cómo seguir después es lo que todavía divide las aguas. Morales, titular del radicalismo, es quien más viene impulsando que deben “acompañar” al Gobierno en el debate en general y plantear diferencias en particular. En ese punto también dudan en la UCR: ¿se puede votar en contra del artículo 2, donde está el programa, y que se caiga?
Allí es donde buscan respuestas desde Washington. Uno de los que apuestan que pueda conseguir respuestas claras es Eduardo Levy Yeyati, economista de referencia de los radicales, que justo está en Estados Unidos para dar seminarios, entre ellos uno sobre el libro “América Latina: la década de la postpandemia”, que editó junto a Ilan Goldfajn. Economista israelo-brasileño, Goldfajn asumió este año como director del FMI en el Hemisferio Occidental.
De todas formas, hay quienes ya dan por descontado que la respuesta será negativa ya que el voto del Congreso corresponde al apoyo institucional que necesita el acuerdo. “Ellos no pueden entender que pueda pasar que se vote una cosa y no la otra”, se anticipa un dirigente radical.
En el PRO, sin embargo, minimizan la discusión. “El FMI ya lo escribió. El board va a aprobar el programa cuando Argentina pase sus términos legales”, razonan en el macrismo, y ponen la mira en las alternativas que se puedan generar. Tanto como que se derogue la ley como que Alberto Fernández saque un DNU. Y concluyen: “Ellos nos quieren meter todo junto para jodernos, no vamos a votar un plan que va a explotar el país en mil pedazos”.
Allí las diferencias. Morales busca dejar en claro que no se acompaña el programa, pero igual busca garantizar su aprobación. “Que no se queden sin ley”, transmite. Macri y Bullrich, no. “Tiene que quedar en claro que el programa no lo votamos”, dicen.
lberto F, CFK y Massa hacen un pacto para que la votación del FMI no rompa la alianza
Por eso, la opción que analizan es la de armar un dictamen propio, que contenga solo el artículo 1 del proyecto, que establece el acuerdo por el financiamiento de la deuda. Eso implicaría votar en contra del dictamen de mayoría que se prevé que conseguirá firmar el Frente de Todos este miércoles.
En el radicalismo y la Coalición Cívica dudan de esa estrategia, porque toda la oposición junta, sumando a liberales y la izquierda, tendrían el número suficiente para voltear el dictamen del oficialismo. Sin embargo, no necesariamente tendrían los votos para avalar el dictamen propio (ahí liberales y la izquierda no estarían). Para unos, eso sería directamente condenar a la Argentina al default, para los otros, sería responsabilidad del Presidente por no conseguir el apoyo de los propios o no cambiar el proyecto.
En el medio, desde todos los sectores están también atentos a lo que dicen las encuestas. Morales, por ejemplo, empezó a compartir números propios que dan cuenta que más de un 75% de los votantes de JxC de 2021 están de acuerdo con que es necesario acordar con el FMI porque el default hubiera generado más perjuicios. “Es cierto, pero nuestro electorado tampoco quiere que acompañemos cualquier cosa”, responde un halcón que viene buscando también más números.
Saben en JxC que su electorado es muy amplio y tienen que poder unificar una posición que sea entendida por todos. “Tenemos que darle dos mensajes al electorado”, explican. En eso están trabajando por estas horas, para lograr una posición unificada (o por lo menos mayoritaria) que no empuje al país al default, que no signifique avalar el programa acordado con el FMI y que deje expuestas las responsabilidades del kirchnerismo por no acompañar a su propio Gobierno. Difícil carambola a tres bandas.