A ocho meses de finalizar su mandato, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó con su par de Rusia, Vladimir Putin, un “acuerdo de asociación estratégica integral” que trasciende la cuestión económica y posibles intercambios en materia de tecnología nuclear. El pacto entre la Casa Rosada y el Kremlin también incluye aspectos relacionados con defensa e inteligencia.
Para los temas de defensa estuvo el ministro Agustín Rossi, quien aseguró que “establecer fuertes vínculos con Rusia es muy beneficioso para nuestra política de defensa y el desarrollo de nuestras fuerzas armadas”. Y para los asuntos de inteligencia estuvo José María Olazagasti, que se posicionó como uno de los alfiles en la neonata Agencia Federal de Inteligencia (AFI) después de hacer un curso exprés en espionaje y de pasar durante más de diez años bajo el ala protectora del ministro Julio De Vido.
Durante su estadía en Moscú, Olazagasti buscó escabullirse entre la comitiva criolla para reunirse en secreto con funcionarios del SVR (ex KGB), Servicio de Inteligencia Extranjera de la Federación Rusa.
Por su parte, Rossi se reunió con su par ruso, el general de Ejército Serguéi Shoigú. “Logramos complementar un acuerdo de cooperación técnica y los ampliamos a otros ámbitos, fundamentalmente haciendo hincapié en la formación de efectivos militares a través del intercambio entre ambos países”, explicó el jefe de la cartera de Defensa.