Antes de llegar a la secretaría general de las Naciones Unidas, cargo al que fue propuesta por el Gobierno argentino, la canciller Susana Malcorra deberá sortear una serie de filtros que exige el proceso previo de selección.
Más allá de ser mujer como aspecto favorable, una situación de género que las propias Naciones Unidas alientan, entre los puntos más salientes que deberá mostrar Malcorra se incluye tener una currícula adecuada y disponer de antecedentes más relevantes que sus nueve competidores.
Además de salir airosa de un "diálogo abierto" que se transmitirá por Internet, en el que durante dos horas deberá responder preguntas de todos los miembros de las Naciones Unidas, así como de la sociedad civil y encantar, finalmente, a los cinco miembros del Consejo de Seguridad, según informó la agencia DyN.
Desde la experiencia, la actual jefa del Palacio San Martín tiene para mostrar su trabajo en la ONU desde el año 2004, cuando se desempeñó como Directora de Operaciones y Directora Ejecutiva Adjunta del Programa Mundial de Alimentos, a cargo de emergencias. Pero, luego, desde 2008 hasta 2012 fue secretaria general adjunta del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno, virtual jefa de Gabinete del propio Ban ki-moon, quien bien podría abogar sobre su trabajo en la organización.
Si bien la canciller representa a América latina, que con Europa del Este parecen gozar de preferencias en esta oportunidad, el hecho de ser argentina podría ponerla en dificultades con el Reino Unido, uno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad, con derecho a veto.
En este aspecto, su reciente paso por Londres parece haber limado esa aspereza más que relevante, derivada del caso Malvinas. Según el presidente de la Asamblea General, el danés Mogens Lykketoft, el nuevo secretario general deberá "ser una persona con una presencia política y grandes dotes de liderazgo, que tenga la autoridad para señalar a la atención del Consejo de Seguridad cualquier asunto que, en su opinión, pueda poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales".
El proceso de selección que llevará a la nominación y aprobación del nuevo secretario general de las Naciones Unidas hacia el mes de octubre, aunque iniciará su mandato en enero de 2017, se inició cuando el Consejo de Seguridad y el titular de la Asamblea, a fines del año pasado, hicieron pública una convocatoria a que se presentaran candidaturas lo antes posible.
La idea del llamado era marcar que se iniciaba un proceso diferente a las nominaciones anteriores, en los cuales el Consejo de Seguridad tomaba la decisión de modo excluyente. Esta vez la convocatoria debería confluir en una nominación "más transparente, más sólido, más inclusivo y, en última instancia, más eficaz", tal como fue difundido por el mismo Lykketoft.
"Describimos los rasgos fundamentales del proceso, señalamos algunos de los principales criterios para el cargo y, en vista de que habían transcurrido siete decenios de dominio masculino, alentamos a los Estados Miembros a presentar tanto candidatas como candidatos", planteó el funcionario como diferencial a favor de Malcorra y de sus pares femeninas.