El próximo miércoles será la cuarta cita que Diego Uzcátegui tendrá en los tribunales argentinos para declarar por el Valijagate, y si no se presenta, la Justicia podría solicitar su captura internacional. A pesar de ello, es probable que el ex director de PDVSA Argentina vuelva a ausentarse.
Es que Uzcátegui es un hombre que sabe guardar secretos. Y detrás del escándalo de los 800.000 dólares hay muchos para conservar: todos los que tiñeron la radicación de la petrolera venezolana en la Argentina. Como la fluida relación entre el valijero Antonini Wilson y Jorge Pérez Mancebo, ex director gerente de la compañía en nuestro país. Como la tarea que desempeñaba el ex titular del Occovi Claudio Uberti en calidad de asesor en las sombras de la embajada paralela que funcionaba en las oficinas de la empresa en Buenos Aires. Como el fallido proyecto de apertura de 600 estaciones de servicio. Como los 172 millones de dólares aportados el año pasado por PDVSA para “proyectos sociales” y los estrechos vínculos de la compañía con organizaciones piqueteras K.
Pero el silencio que Uzcátegui intenta mantener ante la Justicia sobre todos los negocios que giraban en torno de la petrolera en la Argentina, que empezaron a salir a la luz a partir de la polémica valija, ha sido quebrado para esta nota por cuatro ex gerentes de la compañía –hoy exiliados en Miami– que estuvieron a cargo de montar la filial en Argentina.
Los máximos responsables del desembarco de la empresa relataron a Perfil cómo el declamado objetivo de sentar las bases de un fructífero negocio energético fue girando hacia otros fines más políticos, que incluyeron la gestión de relaciones con el gobierno argentino y el desarrollo de actividades comerciales paralelas no del todo aclaradas y facilitadas por la falta de un sistema de auditorías en PDVSA.
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