Joko Widodo, alias “Jokowi”, que ganó las elecciones presidenciales en 2014 en la que es la tercera democracia más grande del mundo, fue el encargado de recibir este miércoles al presidente Mauricio Macri en su primer viaje oficial a Indonesia. Conservador y populista, musulmán moderado y amante del heavy metal, Widodo es la suma de todas las paradojas.
Hasta su ascenso al poder gobernador de Yakarta, Widodo pertenece al Partido Democrático Indonesio por la Lucha (PDIP), logró la reelección gracias una alianza de cuatro partidos opositores. Con su reelección, en mayo de este año, vio culminado su meteórico ascenso al poder gracias a un discurso repleto de promesas a las clases bajas y a un estilo informal que le ganaron la etiqueta de populista.
Widodo, cuyo nombre de nacimiento era Mulyono, se crió en una familia de humildes carpinteros musulmanes de Java Central. Trabajó desde chico en el taller de confección de muebles de sus padres, quienes fueron deshauciados de su hogar por el impago de deudas, y con dificultades pudo terminar la escuela secundaria en su ciudad natal, Surakarta, conocida popularmente como Solo.
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Luego, prosiguió sus estudios en la Facultad de Silvicultura de la Universidad pública Gadjah Mada de Yogyakarta, donde adquirió un buen conocimiento del medio forestal, uno de los grandes recursos naturales del vasto archipiélago indonesio, y su aprovechamiento económico. Su tesis de final de carrera versó fue el consumo del contrachapado de madera en Surakarta.
La prensa indonesia lo presentó como un servidor público honrado, de empatía con la gente común, de mentalidad abierta y de clase social trabajadora, rasgos que le ayudaron a diferenciarse de los dirigentes políticos tradicionales. El propio Widodo describió su triunfo electoral como la realización de un "sueño indonesio" similar al American dream.
La lucha contra la pobreza, el destierro de la corrupción y la modernización el Estado con infraestructuras e innovaciones tecnológicas fueron algunas de las propuestas que el popular Jokowi hizo a los 260 millones de habitantes que tiene Indonesia. A esto sumó un compromiso menos explícito con con la eliminación de subsidios estatales y el libre mercado.
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Otro rasgo de la personalidad de Widodo que cautivó a sus muchísimos partidarios jóvenes y del que dieron buena cuenta los medios internacionales, tiene que ver con sus gustos musicales. Lejos de confesar afición a los géneros locales, tradicionales o modernos, del rico patrimonio musical de Indonesia, Jokowi dijo ser un fan del rock occidental en su vertiente heavy metal, y más en concreto los subgéneros extreme, como Metallica, Megadeth, Deep Purple o Led Zeppelin.
Este año, Widodo basó su campaña por la reelección en su ambicioso impulso para construir rutas, autopistas, aeropuertos y otras infraestructuras, incluyendo el primer sistema de transporte rápido de masas en Yakarta. Pero los ataques a minorías, religiosas y otras, incluyendo a la pequeña comunidad LGTB, coincidiendo con la emergencia desacomplejada de la línea dura islámica, mancillaron su gestión en derechos humanos.
Widodo "eligió el pragmatismo sobre los principios en temas de islamismo y pluralismo", dice Dave McRae, profesor titular del Instituto de Asia de la Universidad de Melbourne. Musulmán practicante pero moderado, quiso salir al paso de las acusaciones de ser anti-Islam nombrando al influyente clérigo Ma'ruf Amin como compañero electoral.
D.S.