A su regreso de Estados Unidos esta semana, Mauricio Macri activó su agenda pública. La privada ya venía completa - entre empresarios y dirigentes -, pero volvió a las recorridas y a las charlas abiertas, como en los años electorales donde, o le tocó ser candidato, o acompañó a los candidatos del PRO. Busca seguir siendo el centro de atracción para el partido amarillo mientras coquetea con un acuerdo con La Libertad Avanza, que viene con marchas y contra marchas permanentes desde hace meses.
El expresidente estuvo el jueves en Mar del Plata y prevé una serie de bajadas al territorio y recorridas por el Interior. Una de ellas se dará en las próximas horas cuando aterrice en Córdoba, la provincia donde mayor porcentaje de votos obtuvo de todo el país en las dos elecciones presidenciales donde participó. Allí tiene pensado reunirse con la intendenta del PRO de Mendiolaza, Adela Arning, quien además fue elegida vicepresidenta de la Asamblea partidaria que preside el diputado Martín Yeza, y es una dirigente que viene creciendo con la ayuda de Guillermo Dietrich, uno de los dirigentes de mayor confianza del titular del PRO.
Con todo, aunque quedó conforme con las nuevas incorporaciones en el área de Energía y probablemente en Trabajo y en Capital Humano bajo su sugerencia, en el espacio amarillo le pidieron a todos los presidentes de partido provinciales que realicen tres eventos partidarios, al menos, en las próximas semanas. En muchas provincias comenzaron a convencerse de que, por ahora, un acuerdo con LLA se circunscribirá al área Metropolitana y, tal vez, en un par de provincias más. La prioridad macrista es la Ciudad.
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Las realidades provinciales complejizan todo. “La posición de una espera pasiva ya no va. No podemos estar esperando que llegue una propuesta de LLA”, fue la conclusión de la mesa ejecutiva del PRO. “Nos tenemos que preparar para competir como PRO, no va a haber cierre nacional y el que no labure el territorio va a tener problemas”, destaca uno de los miembros de la mesa chica amarilla.
En Santa Fe la vicegobernadora del PRO, Gisela Scaglia, tiene un férreo acuerdo con el radical Maximiliano Pullaro, de los pocos radicales que no critica abiertamente el expresidente. Complejo armar un acuerdo los libertarios allí que emancipe al PRO provincial de la UCR local.
En Mendoza se da una peculiaridad inédita: la vicegobernadora amarilla, Hebe Casado, perdió la interna con Gabriel Pradines, referenciado con Omar de Marchi, enemigo acérrimo del caudillo feudal Alfredo Cornejo (UCR), quien deambula entre el oficialismo a ultranza y ser dialoguista. Cornejo estuvo el jueves con María Eugenia Vidal en una cumbre de la Fundación Pensar en San Juan con el gobernador Marcelo Orrego, de Juntos por el Cambio (o lo que queda de ese sello).
Con la UCR hay distancia. Tras un ataque certero de Martín Lousteau, quien lo acusó de hacer “negocios” con la Rosada para dar su apoyo a los vetos, esta semana el expresidente lanzó ante sus colaboradores: “Los radicales lo único que les interesan son los contratos del Estado”. Reivindica a algunos, como el cordobés Rodrigo de Loredo y mira de reojo a Pullaro. Obviamente reivindica a su íntimo amigo Daniel "el Tano" Angelici.
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Paralelamente hay sospechas dentro del partido amarillo de presuntos acuerdos en algunas provincias entre LLA y los gobernadores. Dos casos en sospecha: Formosa y Santiago del Estero.
También en el PRO están viendo un escenario de provincialización y de adelantamientos electorales en aquellos distritos que los gobernadores sientan que puedan hacer la diferencia. Analizan que con la boleta única papel, y sin Javier Milei en la boleta, el oficialismo podría tener problemas para colocar candidatos competitivos, más aún con los gobernadores jugando fuerte.
En estas horas se definirá la agenda de Macri para noviembre. Mientras tanto en sus charlas con sus asesores dejó dos máximas. La primera es que el 2025 será un escalón más pero que el 2027 está abierto aún, haya o no acuerdo con LLA. “La elección del año que viene no define las presidenciales”, les planteó a sus interlocutores. Y tiene pensado un acto a fin de año como cierre.
Paralelamente un tema doméstico lo tiene entusiasmado: se compró una casona sobre la calle Gaspar Campos a refaccionar. Ya bromea con la distancia de menos de 200 metros con la histórica casa donde vivió Juan Domingo Perón cuando volvió del exilio y aún estaba proscripto. Y también cerca del hogar del diputado Miguel Ángel Pichetto.
Volviendo a las recorridas, el jueves estuvo en el Coloquio de Idea, en rigor en un almuerzo reservado con empresarios. Antes visitó al intendente de Mar del Plata, del PRO, Guillermo Montenegro. Con él estuvo casi dos horas. A la charla se sumaron el senador bonaerense, y armador, Alejandro “el ruso” Rabinovich y un grupo de concejales. Macri los escuchó atentamente. Se sorprendió con los proyectos vinculados a la articulación entre el municipio y el sector privado. Y hasta compartió las feroces críticas que allí se le hicieron a Axel Kicillof.
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Ese mismo día por la noche uno de los más estrechos colaboradores de Jorge Macri festejó su cumpleaños en un bar con una barra libre en el corazón de Las Cañitas. El ultra entusiasta vicejefe de Gabinete porteño, Gabriel Sánchez Zinny, concurrió con una gran sonrisa: piensa que el primo del jefe de Gobierno (quien no estuvo en el ágape) lo hará jefe de ministros a fin de año a pedido del expresidente.
Aunque primero deberá sortear las preguntas de los legisladores mañana cuando se presente el Presupuesto del área a las 14 horas en el Salón Montevideo de la Legislatura porteña. No goza de la simpatía de parte de la bancada amarilla. Y el ahora exministro Roberto García Moritán se fue vociferando barbaridades de sus presuntos “pedidos de gestión” y hasta cuestiones personalísimas que recorrieron los pasillos de Uspallata. Quizá los sueños de Sánchez Zinny se vean con sombras ante un PRO revuelto.