—¿Las excarcelaciones de Julio De Vido y Roberto Baratta se pueden interpretar como un cambio de signo político?
— No hay una cuestión política, porque el Presidente fue muy claro con respecto a la política y la Justicia. Tienen que estar en lugares separados y transitar un camino de mutua independencia y respeto.
—La foto muestra que en la primera semana de Fernández lograron la prisión domiciliaria. ¿Es parte de la casualidad?
—No tiene que ver con la casualidad, tiene que ver con planteos que se habían hecho ante la Cámara y la Cámara resolvió. Si me decís que eso tiene una intencionalidad política, yo creo que no. Lo que veo es que evidentemente había procesos judiciales que estaban en curso y se tomaron decisiones. Si no era ahora y era más adelante, iban a decir lo mismo. El tema es si es justo o no es justo. ¿Creemos en la Justicia o no creemos? Si no creemos en la Justicia, avancemos en reformas necesarias para creer. Y si creemos en la Justicia, tenemos que creer diga o no diga lo que a mí me gusta.
—¿Cuándo enviarán la reforma judicial al Congresos?
—Se anunciará más adelante. Es importante que el debate sobre el modelo de Justicia que queremos sea amplio, participativo y democrático.
—¿La reforma de la Agencia Federal de Inteligencia está atada a la judicial?
—No. La AFI tiene una intervención en lo inmediato y después está el proyecto sobre su funcionamiento.
—¿Gustavo Beliz será el interventor?
—No.
—Surgieron disputas por los lugares. Uno quiere una parte de YPF, otro una secretaría. ¿Cómo resuelve las demandas?
—Esto es real. Cada uno trata de decir: "yo colaboré, yo estoy, yo jugué". Tenemos un frente electoral muy diverso y encima lo ampliamos a un frente político más diverso todavía. Ahí tallan todos los intereses y tensiones que son relevantes y hay que atenderlas.
—La crisis económica y social es muy grande como para sumarle ruido adentro.
—Atendemos todas esas “aspiraciones”, por ponerle un título friendly. Lo cierto es que después hay una manda política que es la del Presidente que baja las pautas y dice que el Estado se orienta hacia allá y hace tal cosa. Hay aspiraciones y frustraciones en el medio porque no conseguís lo que querías, pero después se ordena con firmeza hacia dónde va el Estado. Y esa firmeza la da el Presidente.
—¿Más allá de que en las segundas líneas haya dirigentes más cristinistas como puede ser Martín Mena en Justicia el que decide es Fernández?
—Son todos funcionarios del Presidente después. Nadie puede desentonar.
—Algunos dentro y fuera del espacio creen que usted está “verde” para ser jefe de Gabinete. ¿Qué responde?
—No sé, por ahí no me conocen, pero no me preocupa. Nuestro equipo tiene que demostrar en el trabajo que está a la altura de las circunstancias. Para mí es un espacio de crecimiento y un desafío muy grande que me tomo con mucha responsabilidad. Yo no tengo que demostrarle nada a la política. Lo que hay que poder es demostrar que uno tuvo la suerte y el privilegio de estar en un cargo público y pudo resolver situaciones críticas. Tenemos que tener la capacidad de cambiar vidas todos los días.