POLITICA
el futuro del gobierno

Sin cambios de gabinete, Fernández cierra filas para no ceder espacios a la vicepresidenta

La cena en Olivos, con asistencia casi perfecta, funcionó como gesto de confianza para un equipo con muchos cuestionamientos internos. La situación de Solá y de González García.

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Modificaciones. El propio mandatario admite que podría haber algunos cambios en su equipo, aunque está dispuesto a sostenerlo. | cedoc

En las últimas horas, algunos habían recibido mensajes de WhatsApp del propio Presidente y otros del jefe de Gabinete. Fue el primer indicio que les llegó: Alberto Fernández se mostraba agradecido por el funcionamiento de sus ministros durante la pandemia y ratificaba a sus funcionarios. No hizo falta decir demasiado en la cena del miércoles en la Quinta de Olivos ya que reunir por primera vez a todos los dirigentes era la confirmación de que no habrá cambios.

“Alberto no entiende que él es el Presidente y el resto depende de un decreto”, repiten desde el kirchnerismo. Fernández lo entiende, pero se resiste a hacer cambios. Aunque reconoce que algunos funcionarios podrían haber sido removidos, el Presidente está dispuesto a sostenerlos. Sobre todo, para no ceder lugares a nombres cercanos a la Vicepresidenta.

“Ya esto es lo último que les concedo”, escuchó un dirigente decir al Presidente a fines de octubre. Se trataba de la designación de Ignacio Lamothe, nuevo secretario general del Consejo Federal de Inversiones. Un espacio más ganado por un hombre de La Cámpora y de máxima confianza del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Pero días más tarde llegó la designación de Jorge Ferraresi al frente del Ministerio de Hábitat. Era hasta entonces uno de los intendentes más cercanos a la Vicepresidenta. El propio Fernández sabe que no puede garantizar que si un lugar queda libre, no será ocupado por alguien de este sector.

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Fernández se mostró dispuesto a poner límites y no cambiar un equipo que él mismo reconoce que podría tener algunas modificaciones. Los cuestionamientos de Cristina Kirchner, lejos de acelerar una renovación, no hicieron otra cosa que posponerla. Lo único que se puede dar en las próximas semanas, es algún cambio aislado. El más apuntado ahora es el canciller Felipe Solá. Sin embargo, la charla con el Presidente durante la cena no pareció ser un anticipo de que pueda venirse un cambio

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En paralelo, aunque los enojos con el ministro de Salud, Ginés González García, son muchos, desde el entorno del Presidente aseguran que continuará en su cargo hasta finalizar el plan de vacunación. “Será su medalla”, dicen.

“Les digo a todos aquellos que tengan miedo o que no se animan, por favor, hay otras ocupaciones además de ser ministro, ministra, legislador o legisladora. Vayan a buscar otro laburo, pero necesitamos gente en los sillones que ocupen de ministro, ministra, de legislador o legisladora sean para defender definitivamente los intereses del pueblo”, dijo Cristina en su última aparición pública.  

Al día siguiente, el Presidente negó diferencias, dijo que no defraudaría a la Vicepresidenta y aseguró que los discursos estaban alineados. Pero algo pasó en los últimos días y tiene que ver con el reclamo del “albertismo” de defender a los propios.  Por eso, en el primer acto público del lunes pasado, el Presidente entendió que, por primera vez, debía poner límites. Desde Tierra del Fuego, disparó: “Yo solo tengo gratitud y reconocimiento para cada ministro mío, para cada funcionario, con cada empleado que trabajó a mi lado para mantener de pie a la Argentina”.

Este miércoles 23 de diciembre dio otro gesto: la cena con todo su gabinete. Fue el primer evento después de más de un año en el que se buscó distender el vínculo con un gabinete que afrontó la pandemia y críticas internas.  Lo más parecido a este encuentro lo encabezó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero en junio. Se trató de una cena con el gabinete en el CCK en el que repasaron lo actuado hasta ese momento.

La única ausencia en la cena fue la de la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra que no pudo asistir por compromisos familiares que no pudo suspender. Con la presencia del sector kirchnerista encabezado por De Pedro, no hubo mención a los dichos de la Vicepresidenta. Ya estar sentados en esa mesa y  las palabras de Fernández alentando al equipo para lo que viene, fueron suficientes para entender que todos seguirán en sus cargos.

Kirchnerismo, albertismo y massismo tienen críticas. Incluso un intocable para la vicepresidenta como Wado es mirado de reojo. “Así como Larreta es Macri, Wado es Cristina y en el vínculo con los gobernadores esto afecta un poco las relaciones. Mantienen buen diálogo con De Pedro pero prefieren chatear con el Presidente cuando avanzan en movimientos políticos. Aunque se sabía que era Cristina, creímos que podía ser más un mediador entre los dos espacios y no lo es”, reconoce un funcionario.  

Después de las declaraciones de Cristina Kirchner y el mismo viernes en La Plata hubo un encuentro del ala kirchnerista. “El mensaje de Cristina es para todos”, les advirtió Máximo Kirchner a los propios también en una cena. Además del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, estaban sentados en la mesa legisladores nacionales, provinciales e intendentes. Las peleas internas son cada vez más fuertes: a la discusión por las reelecciones indefinidas y la suspensión de las PASO, se sumó la conducción del Partido Justicialista bonaerense. Algunos intendentes que supieron acompañar a Cristina Krichner resisten ahora que el presidente del bloque de diputados del Frente de Todos, se quede con su conducción. Por ahora lograron patear la pelea para marzo. Recién entonces se verá hasta dónde están dispuestos a resistir y negociar.