“Como guionista nunca escribiría algo que no tenga cierta esperanza, toques de humor”, dice Adam Price, el creador de Borgen. Esta serie danesa tiene una particularidad respecto a su éxito mundial, un suceso que se dio una década después de su lanzamiento. En 2020, es decir en pleno año pandémico, Netflix incluyó las tres únicas temporadas existentes y la masividad que logró alentó a la plataforma a convencer a Price y a Sidse Babett Knudsen, la actriz protagónica, a realizar una cuarta temporada. Finalmente, hubo rodaje de Borgen en 2021 y se estrenará en febrero próximo.
“Cuando terminamos la tercera temporada sabíamos que volveríamos si le encontrábamos una vuelta a la historia. Y eso se dio: hubo un tema muy interesante que era nacional e internacional, y Brigitte también cambió”, explicó Adam Price en una reportaje virtual que dio en el marco del último festival de series que se realizó en Cannes. “Birgitte está por cumplir cincuenta años, en breve tendrá menopausia, sus hijos están en la universidad… Vive otro momento habiendo estado en las más altas esferas del poder por mucho tiempo y eso te cambia. Ella no es primera ministra, es canciller y tiene un jefe con el que debe lidiar después de haber sido ella la jefa. Uno de los políticos que entrevisté para la serie me dijo: ‘El poder es un veneno lento, está en tu taza de café de todos los días, y lo bebemos a diario. Y lentamente te va cambiando. Estás tan acostumbrado a vivir en el poder, firmás en leyes que serán importantes para tu país…’ ¿Hay algo positivo en eso? Es una cuestión a debatir y quizá deberíamos preguntarnos cómo afecta el poder a largo plazo. (…) Si bien esta cuarta temporada es un poco oscura, a para los fan les digo que en los tres o cuatro primeros capítulos de la verán ese espíritu de ‘Borgen’”.
El creador de "Borgen" también es un "masterchef"
En primera persona. Price fue crítico gastronómico hasta que se hizo restauranter –tiene varios locales en Dinamarca–, y junto a su hermano, son presentadores de un ciclo de comidas en la televisión danesa que tiene más de catorce temporadas. Es decir, mucho antes de que se pusiera a escribir “Borgen”.
—¿Cómo investigo para escribir Borgen no siendo un especialista en política?
—Es que siempre me interesó la política. Y si se observa la esencia del drama –en el significado literal de la palabra–, tiene mucho de “juego de poderes”, y es ese juego el que estructura las escenas. El mundo de la política es el “arte del drama” en sí mismo. Y “Borgen” es una serie sobre el poder y sobre el efecto que produce en quien tiene el poder, o lo detenta. La premisa básica de la serie cuando era apenas un borrador fue: ¿Se puede estar en el poder y seguir siendo fiel a uno mismo ?. Es una de las cuestiones fundamentales en Borgen, atraviesa toda la serie, se aplica tanto a los personajes de la política como a los del periodismo, incluso en la vida privada de los personajes.
—¿Siempre fuiste así de apasionado por este tema o surgió con la serie?
—Sí. Además soy danés, es decir, vivo en un país que tiene una de las democracias más antiguas del mundo. Y además una visión muy particular de la política; nuestra democracia, básicamente, tiene una larga tradición de gobiernos de coalición. Entonces tenemos una mirada bastante afilada sobre la cuestión del compromiso porque básicamente, no hay manera de encontrar soluciones que no sean a través del diálogo. Y eso es un arte en la política, especialmente en Dinamarca.
—¿Y cómo fue armar esta cuarta temporada?
—Para escribir “Borgen” –desde el primer ciclo– tuve que investigar mucho con mis co-guionistas; también para esta nueva temporada. Porque aunque por costumbre anoto cosas y conozco muy bien el universo que rodea a los personajes, me esfuerzo por poner realidad a la serie. Se que estoy haciendo ficción pero quiero que se vea como real.
—¿Se reunieron con políticos de verdad para armar los guiones?
—Por supuesto. Tanto para esta cuarta temporada como para las anteriores, nos reunimos con políticos de todos los partidos; también funcionarios y periodistas. Tuvimos reuniones semanales con editores de política de una de las empresas periodísticas más grandes de Dinamarca. Queríamos recibir críticas constructivas de nuestros guiones.
—¿Cuál fue tu receta para hacer querible a Birgitte Nyborg (la protagonista de Borgen)?
—Ella es apasionada y lucha por sus objetivos, tiene convicciones pero también sufre. Cuando gana o pierde batallas, subyace esa premisa básica de Borgen: ¿Es posible mantenerse en el poder y ser fiel a sí misma?. En la serie siempre hay una víctima: ella, su marido, sus hijos....A veces tiene que sacrificar a un aliado, y eso es doloroso para ella. El guionista debe presionar a sus personajes, amarlos y también lastimarlos.
—¿Por qué en la tercera temporada hiciste que Birgitte deje la política y sea casi un personaje antagónico?
—La serie había sido un éxito, quisimos arriesgarnos porque temíamos ser redundantes. Queríamos que ella asumiera el desafío de empezar de cero con un partido propio, pero sin perder su esencia. Solo al comienzo de esa temporada tiene una vida con ciertos privilegios, luego la llevamos a otros niveles de conflicto. Lo mismo en esta nueva temporada: ponemos a Birgitte ante nuevos escenarios. También para nosotros es un desafío como guionistas. Por eso, cambiamos el mundo y el universo que los rodea.
—¿Después de haber entrevistado a tantos políticos para la serie creés que les es posible tener una vida normal y a la vez ser exitosos en puestos de alto nivel?
—No lo creo. El poder te cambia y eso es inevitable. Me refiero al impacto que, con el tiempo, provoca el poder. Lo hablé con muchos políticos, sobre todo escribiendo la cuarta temporada de Borgen. Creo que es imposible llegar a las más altas esferas del poder o de un partido político, sin cambiar. Es imposible. El poder cambia a la gente y hay que ser consciente de eso. Y para no perder contacto con la realidad hay que tener muy buenos amigos, y hablar abiertamente con los hijos porque ellos se dan cuenta al toque de ese cambio. Además no creo que un político de alto nivel diría que no debe hacer sacrificios ni que no tiene problemas. Y esos sacrificios también se dan en la vida privada. Es difícil para una mujer (como el personaje de Birgitte) decirle a sus hijos que le gusta hacer su trabajo, dirigir un país… Pero tienen que hablarles con la verdad, para mí eso es importante y es una lección que aprendí como padre. Yo disfruto de mi trabajo y creo que deberíamos evitar la mentira fácil de decirles que preferiríamos más quedarnos con ellos en casa todo el día y bla bla… Eso no es verdad. Amamos a nuestros hijos pero también nuestra vida profesional. Deberíamos saber y poder decirles "te amo", pero también cuando estoy en mi trabajo, soy feliz.