El empresario parece atravesar una nueva etapa sentimental y la separación de su última pareja, Clarice Tavares, ya forma parte de la historia sentimental. Así lo demostró Eduardo Costantini en la fiesta de blanco que Chandon organizó esta semana en Punta del Este. Allí apareció con su joven novia y con Eduardo Jr. –su hijo varón mayor, que vive en Nueva York– y en la pista de baile se les unió un grupo de amigos, con quienes bailaron toda la noche. A pesar de la juventud que lo rodeaba, el empresario –quien como todos los invitados respetó la consigna de vestuario– fue quien animó al grupo casi sin quitarse las gafas oscuras.
Ya en el aspecto profesional, Costantini –presidente del Grupo Consultatio– cristalizó este verano su última apuesta de inversión en Uruguay al inaugurar finalmente en diciembre el Puente Laguna Garzón, una obra original que se caracteriza por ser circular y que une las localidades de Rocha y Maldonado. La obra estaba incluida en el presupuesto de US$ 80 millones que comprende el complejo Las Garzas, un desarrollo inmobiliario de 240 hectáreas aledañas. Este es un proyecto que hace un par de veranos viene publicitando con al menos una actividad de alto perfil mediático; un verano incluso logró mover a Susana Giménez de su casa en Rincón del Indio hasta allí. Con Las Garzas espera que el valor de venta de los terrenos alcance los US$ 140 millones.
El empresario aseguró que espera invertir en la Argentina ante el cambio de escenario económico. “Volcaremos a la economía local unos US$ 500 millones”, aseguró Costantini sobre sus planes inmobiliarios, aunque aclaró que no hay demasiados terrenos disponibles cerca de la Capital, por lo que se supone que si encuentra alguno no tendría las características de “ciudad” que define a Nordelta. Fuera del país, su proyecto más ambicioso es el complejo Oceana, en Miami.