El 17 de octubre de 1951, alrededor de las 17, se realizó la primera transmisión de televisión y, con ella, hubo una protagonista central: Eva Perón. Aquel discurso televisado fue sólo el comienzo de cientos de miles de emisiones y programas que se convertirían en uno de los principales atractivos de la familia en todo el país. Seguramente, ni Evita ni nadie, en ese mundo completamente distinto, imaginaría que en el futuro esas proyecciones se harían desde unos aparatos llamados celulares, mucho menos que se compartirían a través de un sistema usado por todos, denominado redes sociales.
Leandro tiene 26 años, es actor y desde hace tres años –junto a un equipo– se encarga de difundir la historia de Evita en el mundo virtual. Sesenta y cinco años después de la muerte del ícono peronista por excelencia –se cumplieron el pasado miércoles 26 de julio–, este joven programador se encargó de revivirla a través de un Face Mapping. Se trata de una proyección bidimensional adaptada a una superficie que, en este caso no es plana: sino que son rostros de siete maniquíes que posan en la muestra permanente del Museo Evita.
Con una pequeña notebook que lleva abierta en una de sus manos, Leandro se pasea con andar desgarbado por esta sala llamada La Vida de Eva. Es un lugar oscuro donde de un lado se escucha bajito la voz de Evita. “Son grabaciones de ella hablando pero fuera del discurso acalorado ante las multitudes”, apunta Leandro. Del otro lado, detrás de una vitrina curva, los maniquíes vestidos con la ropa original de Eva, cada uno de ellos representando distintos momentos de su vida: está desde la Eva que llegó a Buenos Aires a los 15 años, hasta la Evita primera dama. Es difícil sacar la mirada de estos rostros que pestañean y ríen de una forma casi real, pero con impronta futurista de una mujer del pasado. “Varios chicos se quedaron mucho tiempo viendo y preguntando quién era esta mujer. Es increíble que haya un elemento del museo que los atrae”, reflexiona Leandro
—¿Cómo llega un joven como vos a interesarse por la figura de Eva?
—Desde hace tres años trabajo en el museo. Me convocaron para manejar las redes sociales.
—¿Es decir que sos el community manager de Evita?
—(Risas) Algo así. Empecé solo y luego se formó un área digital con más gente. Cuando llegué me dijeron: “Tenemos un Facebook pero necesitamos más seguidores”. En seis meses pasamos de tener 4 mil seguidores a 12 mil. Hoy, son 30 mil. ¿Por qué Evita? Conocía a la gente que trabaja aquí. Yo soy actor, pero ellos sabían de la experiencia en marketing y comunicación. Me gusta Evita como ícono. A partir de venir a trabajar acá, empecé a conocer su historia.
—¿Cómo es la Evita que querés mostrar?
—Esto fue una idea que propuso Marcela Gené, coordinadora del museo. Hubo una sala acá que hablaba del mito blanco y el mito negro, es decir la Evita santa y la otra, del látigo, la de una mujer tratada como una cualquiera por ser actriz. Eso se fue cambiando. Un poco la idea nueva es contar la historia detrás del mito y lo que generó, para pasar a una Eva mucho más humana. Ella fue una persona que dejó una presencia tan grande...
—¿Cómo fue hacer el mapping con Evita?
—Fue complejo. En general, se hace proyectando videos sobre la superficie. En este caso, al no poder filmarla, lo que hubo que hacer fue animar fotos. ¡Trabajamos con más de cien! Tenían que ser todas de frente, que no hay muchas. Tenían que ser de buena calidad, que tampoco hay tantas. Tratamos de estilizarla para que diera una imagen de ternura. El mapping lo tenés que mandar a hacer y hay una sola empresa de efectos especiales en Argentina. Cuando consultamos, nos dijeron que el trabajo costaba unos 100 mil pesos. Y en nuestro caso, lo hicimos nosotros. Y estamos orgullosos del resultado final.