La Congregación para los Obispos del Vaticano detectó que, en el año 2000, el entonces superior provincial agustino Robert Prevost, hoy papa León XIV, autorizó que James Ray, un exsacerdote acusado de abusar sexualmente de al menos 13 menores, se alojó en el monasterio St. John Stone de Chicago, ubicado a pocos metros de una escuela primaria y un centro de cuidado infantil. Así lo revelan registros diocesanos recientemente publicados.
Ray tenía denuncias desde 1990, lo que llevó a que estuviera bajo un "ministerio limitado con restricciones". Aun así trabajó en tres parroquias y, cuando su antigua residencia fue demolida, la Arquidiócesis de Chicago ayudó a buscarle un nuevo lugar. En los documentos, se justificó que “no había una escuela en las inmediaciones”, aunque estaba a menos de una cuadra de la primaria St. Thomas the Apostle. Además, las autoridades del colegio nunca fueron notificadas de su presencia.

Al ser consultado por el Chicago Sun-Times, Ray aseguró: "Él fue quien me dio permiso para quedarme allí", en referencia directa a Prevost, y añadió que el reverendo James Thompson, residente del lugar, fue designado como su monitor personal durante su estadía.
Incluso, el abogado Michael Airdo, histórico defensor legal de los agustinos, estaría intentando desvincular al papa de aquella decisión.

Al cabo de dos años, el cardenal Francis George difundió los archivos internos sobre varios sacerdotes acusados en Chicago, donde se detalla que las víctimas de Ray tenían entre 10 y 18 años y que usaba maniobras de cercanía con las familias para luego avanzar en los abusos, que incluyeron masajes, contacto físico y masturbación mutua. También confesó haber masturbado a un parapléjico en un aeropuerto durante una peregrinación a Medjugorje en 1993.
En su defensa, Ray intentó minimizar los hechos diciendo que "solo daba masajes de espalda", aunque luego reconoció: “Me equivoqué, pero fue un 1 en una escala del 1 al 10”. Además, aclaró que una de las víctimas era “mayor de 20 años”. Pese a no tener condenas judiciales ni figurar en registros gubernamentales de abusadores sexuales, está en la lista de la arquidiócesis como acusado por abuso.
De hecho, esta no es la primera vez que Prevost es criticado por su manejo ante denuncias. Mientras fue obispo de Chiclayo, Perú, entre 2014 y 2023, organizaciones civiles lo señalaron por no impulsar investigaciones formales contra dos sacerdotes acusados de abuso.
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Según denunciaron, en 2022 la diócesis habría minimizado el contenido de las acusaciones enviadas al Vaticano.
El medio católico The Pillar informó que Prevost se reunió con las víctimas y les pidió que llevaran el caso a la justicia civil. Sin embargo, la causa fue archivada por falta de pruebas y por la prescripción de los delitos. A raíz de esto, la Red de Sobrevivientes de Abusos por Sacerdotes intentó advertir a los cardenales que participaron del último cónclave sobre la inacción de Prevost.
"Será examinado de izquierda a derecha", afirmó López de Casas, vicepresidente del grupo, quien aseguró que su elección podría poner el foco en el historial de encubrimiento dentro de la Iglesia.
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