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entre la fragua y la rosada

"La frase que me pidió Fernández para su bastón es oportuna", dice Carlos Pallarols

“Argentina de pie”, fue el mandato del presidente electo. El orfebre del poder dice que es un testigo de los últimos setenta años de la política.

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Taller. El jueves 5, horas antes de enviar el bastón de Fernández a ceremonial de Presidencia. | juan obregon

¿A quién pertenece el bastón de mando? Alguien le alcanza un mate a Juan Carlos Pallarols y la pregunta queda en el aire. Es jueves y, en su taller de San Telmo, el reconocido orfebre sigue con la mirada su preciada creación: un colaborador suyo está por colocarle el Escudo Nacional, la última pieza que le falta a este pedazo de madera insignia de 90 centímetros del que tanto se ha hablado, y que el martes que viene Mauricio Macri le entregará a Alberto Fernández junto con la banda, como símbolo del traspaso presidencial.

“El bastón es del pueblo”, responde entonces Juan Carlos con firmeza. La mañana de trabajo contra reloj del jueves es el punto final de una labor que se viene gestando desde diciembre del año pasado, cuando este hombre comenzó a visitar pueblos y ciudades del país para que cientos de miles de personas le hicieran una pequeña muesca al puño de metal. “El bastón es el símbolo del poder que el pueblo entrega al Presidente para que conduzca los destinos de la Nación durante los próximos cuatro años”, completa Pallarols entre soldadores, prensas y un tango que suena de fondo. Hay sin dudas un pedazo de historia en este taller: desde 1983, este hombre confecciona este accesorio que se pasa de mano en mano con cada cambio de gestión.

Hoy, después de haber recorrido 200 puntos del país, el artista de los metales se desprenderá una vez más de  su creación. “Se lo entrego al director de ceremonial o a la secretaria de Alberto Fernández, aun no me avisaron. Lo normal sería que se lo entregaran al de ceremonial de Macri, pero no hay precisiones”, suelta con algo de ironía. Es que hasta hace unas semanas surgió una polémica por el lugar donde se hará el traspaso del martes: no se sabía si en el Congreso o en la Casa Rosada (finalmente será en el Parlamento).

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Pallarols y el rechazo de Macri al bastón de mando: "Me preguntaron si Cristina le había hecho una macumba"

De este tipo de polémicas, dirá, él trata de correrse. Dice que no le gustan, que no tienen que ver con su trabajo, que le ha dado –en honor a la verdad– muchas gratificaciones, pero también algunos sinsabores, como el que le ocurrió en 2015 cuando Macri no quiso su bastón porque pensó que estaba engualichado. (ver recuadro).  “¿A vos te parece?”, suelta tomándolo nuevamente con sus manos, apuntalándolo hacia adelante. Pallarols lo mira con un ojo cerrado, como midiendo su correcta rectitud.

—¿Cuántos golpes de cincel tiene este bastón que llevó por todo el país?

—La gente le dio dos o tres, a veces cinco golpes. Tengo el contador electrónico, son casi 5 millones.

—¿Es cierto que este año pidieron permiso a la comunidad qom para usar una madera de un árbol del Impenetrable, en Chaco?

—Sí, está hecho con madera de urunday. Este año estuvimos en El Impenetrable. Tenemos el permiso de la comunidad qom para extraer la madera. A través de una ceremonia religiosa, según sus ritos, le pedimos permiso al bosque para sacar un árbol y al árbol para sacar la madera.

—Decía que es del pueblo el bastón, pero se lo quedan los presidentes.

—Es una cosa sagrada. Yo siempre digo que es del pueblo, porque si no hay pueblo que vote no hay presidente y si no hay presidente no tiene sentido que yo haga un bastón. Hay un libro que vamos llevando por todo el país, donde la gente escribe cosas, es muy emotivo.

—¿Se considera una parte de la vida política argentina?

—Soy un testigo presencial de los últimos setenta años de la vida política. Siempre me acuerdo cuando tenía la libreta de enrolamiento, te podía pasar que dijeran no hay elecciones, había un golpe. No se podía votar. Yo nací en el ‘42, desde el ‘55 hasta el ‘83 hubo muchas interrupciones. Por eso digo que el bastón representa una fiesta. Esto debe ser una celebración, debe ser algo que se viva con alegría. Y que siempre se repita. Con el tiempo se va a ir perfeccionado la democracia, pero siempre es la mejor opción.  

—¿Cuál sería para usted la razón de por qué genera tanto interés toda esta ceremonia?

—Porque es un logro ser Presidente, es como sacarse la grande. ¿Quién no quiere sacase la grande o encontrarse un billete de mil dólares?

—Más de uno podría pensar que llegar a presidente en Argentina no es precisamente sacarse la grande...

—Bueno, sí, no es fácil acá. Yo me quedo con esta frase de Alfonsín cuando le pidieron que hiciera un extracto de su gestión. Dijo: “Hay cosas que me salieron muy bien, hay cosas que no supe hacer y hay cosas que no pude porque no me dejaron”.

—Complete con la palabra que le perezca: “Argentina de pie es una frase...

—(Piensa)... Oportuna.

—¿Por qué?

—Porque tenemos que estar siempre de pie, siempre en guardia. Creo que la frase que me pidió Fernández significa: ¡Vamos!, ¡Dale!, ¡Adelante! ¡Tenemos todo para ganar!. Lo que se perdió ya está. Luchemos para ganar, para un nuevo país.

—¿Qué es lo que más le emociona de su trabajo?

—Todo. ¡Yo vivo conmovido! La vida eso eso. Me emociono con los que me invitan a comer a su casa, que me da una mano con la nafta para viajar, y esto va desde la más encumbrada hasta la más humilde. Como me dijo una monja una vez cuando le pregunté cómo había hecho toda una obra colosal: “Con las promesas de los poderosos y la ayuda de la gente”.

El bastón ‘engualichado’ de Macri

Días antes de asumir su gestión, en 2005, Mauricio Macri rechazó el bastón de Juan Carlos Pallarols porque, dicen, pensaba que estaba engualichado o con alguna macumba que le daría mala suerte a su gestión. Varios llegaron a decir que había sido la propia Cristina Kirchner.

Ese año, los asesores de Macri decidieron que el bastón de mando sería el que había fabricado y ofrecido un orfebre de la ciudad de Mercedes, llamado Damián Tessore. A tal punto llegó la cuestión que, según cuenta el propio Pallarols, la madre del hoy presidente saliente lo llamó para preguntarle qué había de cierto sobre aquella cuestión. Pallarols en persona, habiendo entregado el bastón suyo, tuvo que ir a buscarlo al ser rechazado. No fue un momento fácil para él. En la ceremonia de asunción Macri usó entonces el de Tessore, aunque finalmente, meses después, aceptó recibir el que había hecho él. “El despelote de la macumba finalmente se aclaró; lo hablé con la mamá de Mauricio por teléfono. Cuando me llamó me lo tomé en joda, le expliqué que nada de eso era cierto. Y finalmente lo recibieron”, recordó entre risas a PERFIL.