PROTAGONISTAS
UNA ESCUCHA ANTICIPADA

‘La lógica del escorpión’ marca el regreso de Charly García y lo analizan tres expertos

La invitación fue para unos pocos, para el resto de los mortales, la habilitación comercial a lo nuevo de Chary García será en unos días. De esa “escucha” privada de La lógica del escorpión participaron tres especialistas: Corina González Tejedor, Dany Jiménez y Marcelo Martínez. Y los tres conversaron con PERFIL sobre el resultado de esa experiencia que, aunque para un grupo selecto, tuvo también algo de hecho colectivo. Con mínimas diferencias, los tres coinciden respecto al resultado de este “examen musical”, lo mismo que en la potencia de una de las canciones del álbum de 34 minutos.

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Pater musical. La lente de Nora Lezano captó esta foto de Charly. El arte de tapa del disco (izq.). | gtza.prensa/nora lezano

A esta altura, mencionar la relevancia de Charly García en el rock nacional y cómo su música reverberó más allá de la Argentina es casi una aclaración prescindible. Hay ciertos rangos que aseguran, por lo menos que, si se va a sacar un disco, se tratará de una de las noticias musicales del año. Y “say no more”. Hace unos días, se realizó una escucha de su nueva producción: La lógica del escorpión. Allí asistió un grupo reducido de invitados, entre amigos, músicos, y algunos periodistas especializados. PERFIL se contactó con tres de estos últimos,  Corina González Tejedor, Dany Jiménez  y Marcelo Martínez, quienes acercaron sus respectivas miradas de este nuevo trabajo de Charly García que, por lo que se sabe, es un disco de rock con participaciones de lujo y varias versiones. 

Impacto. Cuando terminó la escucha , salí corriendo a grabar un video para redes, porque sentí la necesidad de contarlo”, recapitula Corina González Tejedor, periodista de amplia trayectoria en los medios relativos a la cultura. “Sobre todo, teniendo en cuenta que la expectativa allá afuera era temible”.

—¿Qué sensaciones te dejó La lógica del escorpión?

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G.TEJEDOR:  En este disco Charly no se suicida, como podría haberlo hecho según la fábula de Esopo,  porque en su arte todo encaja. Escuchás Rompela, Yo ya sé, La medicina N° 9, o El club de los 27 –donde sabiamente llama a su amigo David Lebon para ser parte–, y entendés que no hay chance de que algo salga mal. Sí, a veces desafinando o no entendiendo lo que dice, pero hay un todo que necesita esa licencia.

Por su lado, el periodista y musicalizador Marcelo Martínez, a menudo señalado como uno de los principales oyentes de bandas nuevas del país, dice que “el disco superó mis expectativas. Quizá, inconscientemente, esperaba una suerte de continuación de Random (N de R: disco de 2017), pero pude percibir esa esencia ciento por ciento García que contienen sus álbumes clásicos. Un viaje que me llevó por diferentes etapas del Charly solista; melodías y armonías brillantes que podrían haber formado parte de alguna producción de los años ochenta. Un collage sonoro, que por momentos me llevó a la época de Say No More, pero no tan experimental. El colchón de teclados que es su marca registrada, pero acompañado de guitarras más presentes y su voz bien al frente. Es un gran disco que comienza con la piña rockera de Rompela. 

 

Covers y tiempo. Dany Jiménez, periodista, conductor y director musical de Vorterix, es otro oyente profesional, que hizo de su criterio un registro y señala que “para empezar, es un disco corto: 34 minutos. A mí me costó encontrar la esencia visible de Charly a lo largo de las canciones. Entiendo también que hoy quizás su estado, que es por todos conocido, hace muy complicado que él esté en las mismas condiciones de poder hacer un disco, sin ir más lejos, como Random. Me costó encontrar el caos aún en la armonía, que es algo característico de García”.

—Hay algunos temas cortos también.

JIMÉNEZ: Hay temas de dos minutos en el disco, sí.  Es difícil que en ese tiempo presente un estribillo glorioso, una linda intro, un puente. Otras bandas por ahí, sí trabajan con esa cantidad de minutos. Nodigo que en Charly sea insuficiente, pero quizás eso nos evita llegar al corazón de una canción mucho más profunda. 

—¿Qué te pareció la experiencia de la escucha?

J: Es interesante desde el punto de vista no solo auditivo, sino de conexión. Porque, aunque no parezca, a la hora de escuchar un material, todos tenemos una conexión muy grande con el lugar que nos rodea. Puede ser el auto, la casa, el micro. Y hacerlo entre tanta gente, tratando de que sea una experiencia personal, es como un cruce de intenciones interesante. Quizás, ahí uno está más atento a los gestos de los colegas, a mover la cabeza de una canción, o a seguir un tema con el pie. Pero es una experiencia alucinante poder escuchar un disco así, a ese volumen y en ese marco también, que es colectivo y a la vez, es súper individual.

—El disco tiene covers. ¿Qué pensás de las canciones seleccionadas para formar parte del disco?

MARTÍNEZ: Charly tiene la habilidad de “apropiarse” de canciones clásicas cuando las versiona. Algo que sucedió, con Me siento mucho mejor de The Byrds, o Influencia de Todd Rundgren, entre otros. En La lógica del Escorpión esto ocurre con Watching the wheels, de John Lennon; y con La pelicana y el androide, de Luis A.Spinetta. Es emocionante escuchar la voz del Flaco (Spinetta) sobre un bloque sonoro bien a lo García.

G.T: Siempre que Charly hace Lennon pienso que Watching... es la canción. Y aquí está, diciendo en tu idioma “Dicen que estoy loco, haga lo que haga”. Me gusta que te cuente como un abuelo a sus nietos de qué se trata la fábula que profesa el título del disco, y ese cierre versionando de You want to be a rock’n’roll star –de The Byrds– con “tintes harrisonianos”, con su mejor alumno, Fito Páez. Es una obra conceptual maravillosa.

—¿Tenés algún Charly favorito?

GT: Conocí a Charly en persona en una de sus eras más complejas. Salió de madrugada en un programa que hacía en Rock & Pop, hablando sobre el episodio de la pileta en Mendoza. Después lo entrevisté en su sala de ensayo cuando editó Demasiado ego. Mientras yo grababa y hablábamos de Georges Sand, no paró de hacer sonar su vaso de whisky. En alguna de sus salidas erráticas a tocar en bares me arrimé a la charla y de golpe me vi haciendo coros. Digo esto porque mi Charly favorito es este artista descomunal que también tiene otro lado que derrapa, desborda y humaniza su genialidad. Artísticamente, en cada una de sus épocas alguna de sus canciones es mía. Y es mía sin dudar. Todos tenemos una nuestra, ¿no? Hoy es Rompela.

M: Me gustan todas sus etapas y disfruto todos sus discos, pero creo que Clics Modernos es su obra maestra.

J: El Charly solista de la década del 80, desde Yendo de la cama living hasta el final, de Filosofía barata… y Cómo conseguir chicas. Creo que es la época de mayor lucidez, luminosidad y entereza de Charly. Y allí se resumen sus mejores materiales, sin hablar de Clics Modernos, Piano Bar, Parte de la religión.