El religioso Eliseo José Pirmati tiene 83 años y pasa sus días en Verona, Italia. Descansa, a salvo de la Justicia argentina, que reclama su extradición en el marco del mayor escándalo de pedofilia de la Iglesia Católica en el país.
Está acusado de presunto "abuso sexual agravado, exhibiciones obscenas y corrupción de menores". Sus víctimas hoy son adultos pero entonces tenían entre 8 y 15 años. Así consta en el pedido de detención firmado por la fiscal Cecilia Cordfield, quien investiga los abusos sistemáticos en el Instituto Antonio Provolo de la ciudad de La Plata, ocurridos durante las décadas de 1980 y 1990. El caso también tiene su capítulo en Mendoza, en otra sede de esta institución intervenida por el Vaticano desde el escándalo. Allí 26 ex alumnos denunciaron haber sido abusados entre 2005 y 2015.
¿Dónde se refugia Pirmati? Un trabajo conjunto de L’Espresso de Milán y PERFIL pudo corroborar en las últimas semanas que se encuentra en la Casa Madre de la Congregación Stradone Antonio Provolo, en Verona, según informó el Obispado de La Plata a la Justicia. Esta propiedad está conectada a la sede del Instituto Provolo de la ciudad italiana, donde también ex alumnos vienen denunciando abusos sexuales cometidos desde la década de 1950.
El 29 de abril último, la fiscal Cordfield solicitó la extradición de Pirmati. El juez Jorge Moya Panisello autorizó el pedido, que ya está en trámite de traducción para ser enviado a las autoridades de Italia. El tiempo sigue jugando a favor de Pirmati. De acuerdo a fuentes judiciales, tras más de cinco semanas, el exhorto aún está en proceso de traducción.
Las autoridades de Italia deberán decidir si entregan a Pirmati, un objetivo difìcil para la fiscal, quien conoce las dificultades de que una nación entregue a un connacional reclamado en el extranjero.
El Próvolo es una institución católica que tenía como misión educar y cuidar a centenares de niños y niñas en especial estado de vulnerabilidad: eran sordos, algunos mudos, pobres, y muchos, además, eran huérfanos. Sin embargo fueron abusados, violados y esclavizados por sacerdotes, monjas y personal laico, de acuerdo a los expedientes de Mendoza y La Plata, y los testimonios en Verona.
De acuerdo al relato de las víctimas en los tribunales platenses, cuyas identidades y detalles se preservan en este artículo, Pirmati se habría dedicado a cogobernar un infierno de violencia sexual, torturas, reducción a la servidumbre y esclavitud. Varios de los acusados se declararon inocentes, a excepción de un celador. Nicola Corradi se abstuvo de declarar.
Pirmati está acusado de tocar las partes íntimas de los niños, llevarlos a dormir a su cama, observarlos mientras se bañaban, obligarlos a presenciar los abusos a otros chicos y someterlos a castigos y tareas arduas de limpieza y mantenimiento. El expediente describe una secuencia de delitos atroces por los que tal vez el acusado nunca rinda cuentas, pueda defenderse o dar su versión de los hechos.
Pirmati llegó al Provolo platense en 1974, trasladado desde Verona. En La Plata se encontró con Nicola Bruno Corradi, otro sacerdote italiano que había sido trasladado desde la misma ciudad en 1970. Hasta fines de los 90, manejaron juntos el instituto.
En 1997, Corradi fue trasladado al Provolo de Mendoza, como director. Los abusos se replicaron en esa provincia hasta que una alumna destapó el caso. Corradi fue arrestado en Mendoza a fines de 2016. En pocos días, deberá afrontar un juicio y los relatos de 26 víctimas. Se estima que habría otras 200 que aún no declararon.
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Pirmati se quedó en La Plata hasta el 7 de diciembre de 2017, cuando regresó a Verona y se refugió en la sede italiana del Provolo al mismo tiempo que avanzaba la investigación sobre abusos en la sede mendocina.
Cuando Pirmati se esfumó, la causa contra el Provolo de La Plata aún no se había iniciado. Recién en 2018, un ex alumno de La Plata fue citado a declarar en Mendoza y su testimonio abrió la investigación en territorio bonaerense.
Corradi fue la cabeza del instituto en Argentina. El fiscal del caso en Mendoza, Gustavo Stroppiana, solicitó información al Vaticano a través del vicario judicial Dante Simón, pero de acuerdo a fuentes de la causa, aún no hay respuestas. Simón se excusó de contestar las consultas de PERFIL. Está internado, con un delicado cuadro de salud.
El Vaticano debe informar por qué razón Corradi fue enviado desde Verona a la Argentina. Los ex alumnos de Verona aseguran que él era uno de los curas que abusó de ellos cuando eran pequeños. ¿Sucedió lo mismo con Pirmati?
En 2008, el obispo de Verona, Giuseppe Zenti, recibió una denuncia de 83 ex alumnos italianos que identificaban a 26 sacerdotes que habrían abusado de niños y niñas sordos entre 1950 y 1984. En esa lista figuraba Corradi, según consta en una testimonial de Zenti en Italia, a la que accedieron L’Espresso y PERFIL.
El obispo admitió en 2017 ante un fiscal italiano dicha reunión de 2008, dijo que desde entonces sabía de las denuncias de abusos y de la lista de sacerdotes acusados. Contó que Corradi estaba mencionado pero que no tomó cartas en el asunto porque “el Instituto Provolo no pertenecía a la jurisdicción de la diócesis” por tratarse de una institución "autónoma". Tampoco hizo la denuncia judicial.
En 2006, dos años antes, se había presentado la primera denuncia por presunto abuso en Mendoza por parte de una alumna del Provolo. Las autoridades argentinas tampoco tomaron cartas en el asunto.
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Corradi y Pirmati continuaron en el instituto. En 2014, un grupo de víctimas italianas replicó la lista de los 26 sacerdotes acusados por los ex alumnos de Verona en una carta entregada personalmente al papa Francisco. Los menores siguieron siendo abusados en la Argentina hasta 2015.
Ciclos de impunidad: El Provolo no admite el lenguaje de señas, explica Sergio Salinas, abogado de la ONG Xumek y representante de las víctima en Argentina. Eso hizo mucho más difícil que los chicos pudieran comunicar lo que vivieron en las distintas sedes del instituto.
Desde hace diez años, los periodistas italianos de L’Espresso vienen revelando testimonios de las víctimas italianas, ya adultos, y de un sacerdote cómplice, ya fallecido. Sin embargo, en Italia, las denuncias quedaron impunes.
En Mendoza, comenzará en las próximas semanas el primer juicio por el caso y será contra Corradi (con prisión domiciliaria), el sacerdote Horacio Hugo Corbacho (59, detenido) y Armando Gómez (jardinero, detenido). Un cuarto acusado, Jorge Luis Bordón (52, celador) se declaró culpable y recibió una pena de 10 años de prisión.
Entre 2016 y 2019, cayeron otros miembros del Provolo de Mendoza y La Plata: civiles, directoras, una monja. La Justicia cree que falta identificar todavía más responsables.