A tres años de que saliera a la luz el escándalo de abuso sexual en un colegio para chicos hipoacúsicos en Mendoza, el diario local Los Andes llevó a cabo una serie de documentales en los que algunas de las víctimas brindan sus testimonios sobre lo que vivieron en el instituto Antonio Próvolo, en la localidad de Luján del Cuyo.
El caso empezó cuando un grupo de ex alumnos denunció a dos curas y a tres ex trabajadores como abusadores sexuales. Después de eso, otros jóvenes se animaron a revelar que ellos también fueron víctimas. En la actualidad hay más de 20 ex estudiantes del colegio que acusaron a 14 ex trabajadores del centro por abusos sexuales agravados, encubrimiento, hechos de violencia y corrupción de menores. Entre los apuntados se encuentran dos curas y dos monjas.
En la serie documental Victimas del Próvolo, el medio mendocino entrevistó a varias de las víctimas de esos abusos o familiares de los chicos que relataron cómo se dieron los fuertes episodios. La producción periodística del trabajo está a cargo de Ignacio de la Rosa y el responsable de la cámara y la edición es Marcos Garcia.
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En el capítulo dos, Yoel junto a su mamá Cintia relatan lo que el joven sufrió en el Próvolo. El chico ingresó a la institución en 1997 con apenas un año y una década después su madre empezó a notar cambios en su hijo, momento que coincidió cuando empezó a quedarse en el albergue.
"Empezó a dormir en posición fetal, con la luz prendida, a llorar por todo, a autolastimarse. Se hería las piernas y los brazos para no poder ir y pedía que no lo llevaramos y decía que no quería ir pero no me decía por qué", recordó Cintia, al lado de su hijo. Tras una semana, la mujer lo envió de nuevo al lugar y el chico volvió con un dibujo de un hombre practicando sexo oral a otro.
“Entonces, me contó Yoel que su cuidador abusaba de él. Que Jorge Bordón veía esos abusos, y que el mismo cuidador que abusaba de él Jorge abusaba de ese cuidador. Que un día lo escuchó gritar”, narró la madre.
Empezó a dormir en posición fetal, con la luz prendida, a llorar por todo, a autolastimarse, recordó Cintia
"Yoel dice que pasaba durante todas las noches, que ese cuidador le decía 'vamos' y se juntaban en un cuarto y les pedía que se chuponearan entre ellos, que le hicieran sexo oral, y que se hicieran sexo oral y sexo anal entre ellos”, detalló la mujer con las indicaciones de su hijo.
En la tercera entrega quien relata el horror que vivió una de las víctimas es su hermana. La joven explica que cuando conocieron la institución la vieron como “la posibilidad de que mi hermana pudiera expresarse y que las tantas veces frustradas integraciones dieran un resultado de autonomía”. No obstante, las esperanzas de la chica y de su familia fueron frustradas después de que se diera a conocer el caso y ella explicara que también había sido víctima de abusos.
“Yo siento que en diciembre del año pasado (2016) yo conocí a mi hermana porque nunca había sido tan sincera con algo tan duro. Cuando empiezan a hablar de esto por supuesto que me acerqué a preguntarle y pudo no solo comentarme sino reunirse con sus amigas y finalmente pude acompañarla a hacer la denuncia. Siento que pudo decirlo con mucho temor, con mucha vergüenza, con muchas cosas que se le habían metido por tanto tiempo en la cabeza que no podían ser dichas. Finalmente pudo expresar que es un cúmulo de violencias”, explicó la hermana.
B.D.N./FeL