El abogado penalista Rubén Ernesto Carrazzone (66), considerado un auténtico “sacapresos”, enfrentó el juicio más difícil de su carrera y no pudo evitar que lo condenen a prisión perpetua.
Detenido hace más de tres años por el presunto femicidio de su mujer, Stella Maris Sequeira (61), el reconocido letrado comenzó a ser juzgado en marzo del año pasado por el Tribunal Oral Federal (TOF) Nº 2 de La Plata. Este miércoles 23 de febrero pronunció sus últimas palabras antes del veredicto final y se quebró al recordar a su esposa.
"Yo le quiero hablar a mi mujer -arrancó el abogado-. Stella está desaparecida y en realidad yo tengo la certeza y la seguridad plena que, si realmente Stella enfrentó un problema, no tengo duda que a la persona que hubiese acudido era a mi porque nosotros nos queremos. Le quiero decir a mi mujer que la quiero mucho y que la extraño. Sé que nos vamos a reencontrar y que vamos a continuar con la pareja. No se la suerte de mi mujer, pero lo que sí sé es que la extraño con locura. Sé que nos vamos a encontrar".
A diferencia de otras audiencias, en las que siguió el debate por videoconferencia desde el lugar donde se encuentra detenido, Carrazzone fue trasladado a los tribunales federales platenses para escuchar la decisión del tribunal, que fue dada a conocer cerca de las 11 de la mañana.
Los jueces Alejandro Esmoris, Nelson Jarazo y Fernando Canero resolvieron condenar a prisión perpetua a Carrazzone por los delitos de "homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haberse cometido mediando violencia de género en concurso real con el delito de falsa denuncia", y anunciaron que los fundamentos serán informados en una audiencia a definir.
El abogado penalista, que defendió a cientos de detenidos en su carrera, algunos de ellos imputados por graves delitos graves como el caso de Carlos Burgos, el joven acusado de ser el autor del disparo contra Carolina Piparo en la recordada salidera ocurrida en julio de 2010 en la ciudad de La Plata, no solo se declaró inocente, sino que además cuestionó duramente a la investigación.
Carrazzone declaró en el juicio en junio del año pasado y habló directamente de una persecución penal "por un puñado de dólares y una casaquinta". "Yo de acá me tengo que ir libre, porque jamás le hice nada a mi mujer, al contrario, mientras pude la hice vivir como una reina", le dijo al tribunal.
Según el abogado, con su mujer tenían varios planes, como montar un estudio jurídico en el interior de la provincia de Buenos Aires. "Nosotros somos una pareja consolidada", aseguró enérgico e insistió varias veces con un punto: la falta de testigos. "No existe ninguno que hable sobre sometimientos hacia mi esposa, por eso es un disparate que en este juicio se hable de violencia de género".
Sin embargo, para el fiscal Leonel Gómez Barbella el abogado mató a su mujer el 29 de diciembre de 2016, descartó el cuerpo y dos días después intentó desviar la investigación con una falsa denuncia por secuestro.
Desaparición, denuncia y misterio
Sequeira y Carrazzone convivieron cerca de trece años. Vivían en la localidad de El Ombú, partido de Ezeiza, donde la mujer fue vista con vida por última vez el 29 de diciembre de 2016.
Dos días después el abogado denunció su desaparición. El 31 de ese mismo mes el penalista aseguró haber recibido un llamado en el que le dijeron que su esposa había sido secuestrada y que para liberarla debía pagar 80 mil dólares.
Para el fiscal que investigó el caso, Sequeira nunca fue secuestrada y la supuesta comunicación extorsiva fue armada por el propio abogado para desviar la investigación y ocultar el femicidio.
De hecho, un excliente del abogado, Miguel Angel Franco, fue arrestado por haber colaborado en los supuestos llamados, aunque terminó sobreseído. El sospechoso reconoció que el letrado le había sugerido simular el secuestro para recuperar un dinero que supuestamente ella le había sacado. Lo curioso es que el pedido se lo hizo cuando su esposa ya había desaparecido.
Para el abogado la desaparición de su mujer podría estar relacionada con un vuelto de la Policía bonaerense, por una denuncia que había realizado contra un grupo de la fuerza por el presunto encubrimiento del femicidio de Marisol Oyhanart, la maestra jardinera que apareció asesinada en abril de 2014 en la ciudad de Saladillo.
Sin embargo, los investigadores están convencidos que Sequeira era víctima de violencia de género y que la pareja atravesaba una fuerte crisis por una presunta infidelidad.
Al parecer, y de acuerdo a la versión de una testigo, la víctima le contó que iba a separarse porque había descubierto que la había engañado con una persona que conocía. “Yo le conozco muchos ‘chanchullos’ a Rubén. Él me la va a pagar, porque no es sólo que me engañó, sino que con quien me engañó”, le habría dicho Sequeira, días antes de desaparecer.