El ingeniero Kevin Andrew Lynch introdujo en el lenguaje del urbanismo el término hito arquitectónico. Se refiere a un espacio de reconocimiento en la ciudad que cumple con la condición de ser un lugar estructuralmente destacado o con una notable carga simbólica. En palabras corrientes, el estadounidense llamó así a esos puntos de referencia que todos conocen y que son propios en la cultura diaria local, como por ejemplo el Planetario de Buenos Aires o el Museo MAR de Mar del Plata. La Casa sobre el Arroyo o Casa del Puente como también se la llama, es un ejemplo claro de esto. Es un emblema que forma parte de la identidad de una sociedad, sin distinciones.
Esta Casa del Puente fue restaurada recientemente por profesionales de distintas áreas del Ministerio de Obras Públicas de la Nación. El proyecto involucró a muchos organismos e instituciones de la sociedad argentina, además de artistas, fotógrafos, historiadores y personalidades de la cultura. Es que justamente no se trata de una simple casa sobre un arroyo, sino de la Casa sobre el Arroyo, todo un hito que marcó un antes y un después en la arquitectura latinoamericana y puso el punto de partida de la corriente modernista internacional en Argentina.
Restauraron la histórica casa sobre el arroyo y será reabierta como museo
Pero hagamos un poco de historia. En 1943 el músico y compositor argentino Alberto Williams, le encargó a su hijo Amancio, la construcción de una casa en un terreno de su propiedad en la ciudad de Mar del Plata. Las condiciones que el pianista puso fueron dos: respetar la presencia de los árboles y la del arroyo que atravesaba el terreno. Asimismo, contemplar en el diseño, espacios amplios para que pudiese instalarse un piano, instrumento clave en la vida familiar.
Amancio Williams tenía 35 años cuando comenzó el proyecto que su padre le había pedido. Era un jóven recientemente egresado de la Facultad de Arquitectura de la UBA, y casado con la también arquitecta Delfina Gálvez Bunge. La pareja tomó como referencia la corriente moderna que se gestaba a nivel internacional. Fue tal la relevancia que alcanzaron que el reconocido arquitecto suizo Charles-Édouard Jeanneret- Gris (Le Corbusier) les confió en 1949 la ejecución de la obra Casa Curutchet en la ciudad de La Plata, declarada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
En las dos hectáreas marplatenses donde se emplaza la obra hay más de 200 árboles de 51 especies diferentes. Sobre este predio se levantó la Casa del Puente. Fue pensada para incorporarse a la naturaleza en forma no intrusiva. Se concibió a partir de una estructura espacial que se desprende del suelo y forma un arco que une las orillas del arroyo Las Chacras. El interior se eleva a las copas de los árboles, recalcando así la importancia de lo visual, de adentro hacia afuera. Amancio y Delfina, diseñaron y construyeron esta vivienda que incluyó el pabellón de servicio y casa de huéspedes y el garaje, los cuales conforman junto al parque y el arroyo, un conjunto de unidad indisoluble.
Alberto Williams murió en 1952, y con el correr de los años Amancio vendió la Casa sobre el Arroyo. Entre 1970 y 1977 funcionó allí la sede de la Radio LU9. Haciendo un paréntesis, siempre referenciando el significado del hito arquitectónico, para los marplatenses que recuerden la época, el slogan de la emisora era “Radio LU9 Mar del Plata, desde la Casa del puente, un puente hasta su casa”.
La última dictadura cívico militar clausuró la emisora y la construcción quedó deshabitada hasta 2004. En ese lapso, fue vandalizada, y dos incendios le generaron graves daños estructurales. En 2005, a través de un convenio, el Municipio pasó a tutelar la propiedad y, en 2012, la presidenta Cristina Fernández impulsó la compra de dos fracciones del edificio, la casa principal y la casa del casero y se los traspasó al gobierno municipal, con la intención de acondicionarlos y convertirlos en Museo. Finalmente, el pasado jueves 20 de abril, y luego de un arduo trabajo de equipos nacionales de obra pública, el emblema nacional de la corriente arquitectónica moderna quedó restaurado como en su diseño original.
La obra tiene una importancia que trasciende las fronteras de nuestro país. Sin ir más lejos y recapitulando historia reciente, en el 2015 el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa) participó a la Casa del Puente y la expuso, en la muestra curada por Emilio Ambasz, como uno de los íconos relevantes de la arquitectura del siglo XX. Además, formó parte de la muestra de arte contemporáneo Horizontes de Deseo curada por Rodrigo Alonso en el Museo MAR. Actualmente en el MALBA, la muestra Del cielo a casa, exhibe el registro fotográfico que Grete Stern realizó de la obra entre 1943 y 1947 perteneciente al Fondo Amancio Williams del Centre Canadien d’ Architecture. Asimismo, tendrá su presencia en Roma próximamente cuando quede inaugurada la muestra de arquitectura argentina en Italia.
Con la restauración de este emblema de la arquitectura moderna no solo se recupera una referencia internacional. La Casa será el placentero paseo obligado de las y los estudiantes del Colegio Nacional Dr. Arturo Illia, que está al lado, y el camino de ida y vuelta para quienes cursen en la Universidad Nacional de Mar del Plata. De hecho, será el punto de encuentro para los vecinos que tomen un respiro luego de una semana de trabajo, y también podrá resultar de inspiración para artistas y escritores.
Recuperar el patrimonio es también cuidar la memoria y humanizar el hito arquitectónico. Julio Cortázar, en el Libro de Manuel (1973) afirma una idea que tiene mucho que ver con la puesta en valor de la obra de Amancio y Delfina, “un puente hacia y desde algo, no es verdaderamente un puente mientras los hombres no lo crucen. Un puente es un hombre cruzando un puente”.