Este 8 de julio finalmente la histórica Confitería del Molino, ubicada en la intersección de las porteñas avenidas Callao y Rivadavia, abrirá nuevamente sus puertas al público para mostrar los avances de su restauración.
En la víspera de su 106° aniversario, con capacidad limitada de 8.000 cupos, los visitantes podrán recorrer los salones y la confitería, además del subsuelo, la cúpula, y también disfrutar de música en vivo y de exposiciones de objetos históricos.
Los cupos, informó la Comisión del Molino, podrán adquirirse desde el día lunes 4 de julio a las 12, a través de la página web del local.
Ícono del art nouveau en la Ciudad de Buenos Aires, el edificio tiene cinco pisos, una azotea con mirador privilegiado y acceso a la torre con cúpula, que se estima a futro funcionará como espacio gastronómico, del estilo "rooftop bar".
Según señalaron desde la Comisión del Molino, se comenzarán a realizar visitas periódicas al edificio, para que la comunidad pueda ver el avance de un lugar histórico de Buenos Aires. “Con el esfuerzo de trabajadoras y trabajadores del Congreso Nacional, pronto volverá a ser ese punto de encuentro para quienes quieran disfrutar de un café y su emblemática pastelería", manifestaron, según Télam.
El seguimiento de la obra puede observarse bajo el hashtag utilizado desde el inicio de las tareas el 2 de julio de 2018: #lavueltadelmolino y a través de las redes oficiales @delmolinook.
La historia de la mítica Confitería del Molino
Terminado en 1916 bajo la dirección del afamado arquitecto italiano Francisco Gianotti (1881-1967), el edificio fue expropiado a los descendientes del pastelero Cayetano Brenna en 2014 y transferido al Congreso de la Nación en cuyo interior se creó la Comisión Bicameral encargada de su restauración.
Además de una gran cantidad de figuras de la política, por este espacio circularon artistas célebres de la historia del país, como Niní Marshall, Libertad Lamarque, Oliverio Girondo y Roberto Arlt, quienes además escribieron sobre este tradicional lugar de Buenos Aires.
Carlos Gardel dejó su sello en el Leguisamo, postre que pidió al pastelero Brenna para homenajear a su amigo, el jockey Irineo Leguisamo.
Así trabajan para recuperar la porteña Confitería del Molino
Poco antes del cierre de la confitería, que ocurrió en febrero de 1997, la cantante Madonna, de visita por el país para filmar la película Evita, grabó un videoclip en sus instalaciones.
Los tres subsuelos eran ocupados por la confitería, que tenía en los sótanos los talleres de producción, los hornos, las máquinas y el depósito; y lo mismo con la planta baja -donde funcionaba el salón de ventas y bar- y el primer piso, donde estaban los tres salones de fiesta. Las plantas del segundo al quinto piso eran ocupadas por departamentos residenciales.
ag / ds