Luego de décadas en las que el viaje de egresados a Bariloche era una tradición inamovible entre los estudiantes argentinos, el mercado se amplió y, en algunos casos, el cierre del secundario se trasladó a las playas de Brasil. Pero ahora la novedad es que los centennials prefieren los “viajes a la carta” en los que las agencias de turismo montan una “ciudad flotante”, como ellos describen el viaje en un crucero. En esta tendencia, los jóvenes no tienen que ir todos juntos en grupo a cada excursión, sino que tienen varias opciones de esparcimiento y ellos eligen a cuál asistir. Por su parte, especialistas advierten sobre las libertades que se les brindan a los adolescentes.
Una agencia con base en Bahía Blanca organiza los viajes de egresados en un crucero por las playas de Uruguay y Brasil durante ocho días. “Los chicos de hoy evolucionaron su forma de divertirse. Los viajes tradicionales estaban estancados y solamente les cambiaban los nombres a las excursiones. En el crucero tienen hasta cuatro actividades en simultáneo y elegen a cuál quieren ir”, detalla Andrés Suárez, gerente comercial de London Travel.
“Ninguno del curso quería saber nada con el frío. Fue un sueño hecho realidad viajar en un crucero con todos mis amigos y poder conocer a otra gente de todo el país”, cuenta Gastón Martínez (19), un joven bonaerense que el año pasado hizo su viaje de egresados en el crucero. “Pudimos conocer un montón de playas diferentes y a la noche cada uno iba a la fiesta que quería”, dice Carolina Ribarola (18) sobre los eventos, que iban desde una celebración temática donde todos visten de blanco hasta bandas en vivo.
Para la médica pediatra y psicoanalista Felisa Widder, “los viajes de egresados en un crucero son algo prematuros para la edad de los jóvenes”. La miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina explica que “los adolescentes tienden a ‘descontrolarse’ en determinados momentos, y si están en grupo acentúan su reviente. Por eso, un crucero es muy adelantado para viajes de egresados, porque hay muchos más riesgos que los que pueda haber en tierra firme, aunque sea en los destinos de países del exterior como Brasil o Cancún”.
Por eso, Widder recomienda que antes de concretar un viaje de estas características “hay que estudiar el vínculo que tienen entre los compañeros del curso, las seguridades que ofrece el colegio o la agencia y las condiciones del crucero”. “Si hay un joven que sufre una convulsión o una sobredosis, ¿se puede atender sobre un barco en el océano?”, se pregunta Widder. Para ella, “la cultura está avanzando en una forma más adelantada de lo que las familias pueden soportar. Por eso, muchos padres no se animan a decir que ‘no’. Hay que conocer más las condiciones de riesgo”.
Según datos de las agencias de turismo estudiantil y la Secretaría de Turismo de la Nación, este año hubo al menos un 20% menos de egresados que se fueron de viaje. Las operadoras estiman que sumarán hacia fin de año unos 89 mil pasajeros, cuando la cifra histórica rondaba entre los 120 y 150 mil jóvenes. Esta caída del sector se explica por la devaluación del peso en relación al dólar que hizo aumentar los precios casi un 40% en comparación con 2018.
Suárez cuenta que, el año pasado, “London Travel logró contratar un charter para 3.400 jóvenes”. Sin embargo, para la próxima salida, que sucederá en diciembre, se subirán al Costa Crucero unos 2.700 egresados y lo compartirán con otros pasajeros particulares, lo que significa una caída de alrededor del 15% con respecto al año anterior.
En cuanto a precios, “para el año que viene costará alrededor de $1 00 mil”, dice Suárez. “El viaje de egresados ya no es una obligación como antes. En la actualidad es un lujo”, cuenta el gerente comercial de London Travel sobre la necesidad empresarial de diversificar las opciones turísticas y ajustarlas a “necesidades individuales”, donde muchas veces lleva a que un mismo curso se parta y organice hasta tres viajes por separado.
La agencia Education First organiza viajes a Malta para jóvenes prontos a graduarse y que quieran perfeccionar el idioma mientras hacen recorridas turísticas. “En este destino se conoce la historia del mar Mediterráneo y se pueden hacer actividades acuáticas. Pero también van de fiesta”, detallan desde la empresa.
Ir a bailar a Broadway, una opción para fans
Además de los de egresados, muchos jóvenes organizan viajes en los que se mezcla el turismo con el perfeccionamiento de la disciplina que estén estudiando. Una de las opciones más novedosas la crearon en la Escuela Bway, que enseña comedia musical desde hace veinte años en Haedo. Allí organizan todos los años dos viajes a Nueva York, donde las bailarinas aprendices eligen cambiar su fiesta de 15 años por tomar un curso intensivo de veinte días con hasta cinco clases por jornada y conocer los lugares más típicos de la ciudad estadounidense.
“La experiencia de viajar es enriquecedora en todo sentido; desde tomar clases en las mejores academias de EE.UU, como Broadway Dance Center o Peridance Capezio, hasta pasear por Times Square”, cuenta la directora de la escuela, Laura Braga. Además, durante las noches el grupo de jóvenes asiste a las obras de la avenida más famosa del teatro estadounidense. Luego duermen en un hotel céntrico para levantarse a las 8 de la mañana y retomar las clínicas, siempre acompañadas por coordinadores de la escuela de baile.
S.C. / D.S.