Desde que empezó el aislamiento social y obligatorio, psicólogos reproducen en redes sociales y artículos periodísticos recomendaciones para mantener rutinas y ordenar el paso del tiempo con los chicos. En el caso de los niños y niñas con trastorno del espectro autista (TEA) -cuyo día internacional se conmemora este jueves 2-, las estrategias deben sumar además algunas cuestiones que tienen que ver especialmente con “mantener la calma, ya que en estos casos implementar nuevas rutinas lleva un período de adaptación”, explica la psicóloga Vanesa Dacuña, directora de la Fundación Ainhep.
Para aplicar estas estrategias, recomienda hacerlo “de forma flexible, incluyendo a los chicos y a la familia en el armado, por ejemplo, de un calendario de actividades diario. Hay que planificar también descansos para todos los integrantes de la familia y tener en cuenta que las rutinas, que todos debimos readaptar a esta nueva realidad, tienen que lograr un equilibrio entre actividades estructuradas y de ocio”, asegura.
Para ello, lo primero que recomienda es hacer una agenda anticipatoria, para organizar lo que va a suceder después y que eso evite que los chicos se confundan. “Tenemos que evitar la presencia de objetos o imágenes que se utilizan de forma cotidiana para realizar actividades que en este periodo no se puedan hacer, por ejemplo, la mochila para ir al colegio o las llaves del auto. Sí sugerimos a los padres que usen recursos simples, eligiendo imágenes que comuniquen en forma clara y sin ambiguedades lo que va a suceder. Por ejemplo, si quiero decirle ‘vamos a jugar a la pelota’, que la imagen no sea más que eso. Ese ‘comunicador’ puede armarse con fotos que hasta podemos bajar de Google y guardar en el celular”, ejemplifica.
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Otro de los puntos que más preocupan a los padres es cómo mantener el interés de los chicos con TEA sin que “choque” con el resto de las rutinas del hogar: “Más que ponerse sólo a pensar actividades especiales con ellos, sugerimos también incluirlos en lo que uno está haciendo y darles pequeñas responsabilidades, dado que lo que ahora tenemos más es tiempo. Es decir, que colaboren en la cocina -en el preparado o en la búsqueda de algún alimento, que se vistan solos (o lo intenten, no importa cuánto les lleve) o que, si pueden, se sirvan la merienda o colaboren en la puesta de la mesa. La tarea con meta, además, fortalece la autoestima y los puede beneficiar en incentivar su independencia”, asegura.
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La descarga a través de la actividad física también es fundamental: se pueden hacer circuitos de rutinas preparadas por los terapeutas durante períodos cortos de tiempo, aunque sea bailar una canción: “Por más pequeño que sea el espacio, los chicos con TEA necesitan evitar la hipoactividad, especialmente para prevenir conductas inadecuadas que, en algunos casos, pueden terminar en autoagresiones”. Y si el entorno lo permite, la psicóloga recomienda también “mantener videollamadas, ya sea con alguien más de la familia que no esté compartiendo la casa, o con los y las terapeutas: estamos viendo que hasta los niños con niveles más severos responden ante el estímulo de las voces de quienes los tratan”, detalla.