Bastó una denuncia contra el productor cinematográfico estadounidense Harvey Weinsten para que decenas de mujeres se sintieran en la necesidad de hablar y denunciar las experiencias de abusos sexuales, acosos y violaciones que durante años, por miedo, habían callado.
Fue gracias a una intensa investigación del diario The New York Times que el productor terminó en manos de la justicia. Decenas de mujeres decidieron romer su silencio para acusarlo de delitos sexuales, entre ellas, varias actrices famosas.
Todo comenzó el 5 de octubre de 2017 cuando se publicaron las primeras acusaciones contra el "todopoderoso" Weinstein, que destaparon la verdadera naturaleza de un hombre brutal que usaba su influencia para aprovecharse sin escrúpulos de las mujeres.
El ex productor, procesado por violaciones, admitió en el pasado haber tenido comportamientos indebidos pero rechazó siempre las voces que le acusan de haber obligado a mantener relaciones sexuales.
En un año, fueron en total 920 los hombres que fueron incluidos en las listas de los acusados por conductas sexuales inapropiadas en sus puestos de trabajo, muchas veces no sólo ejerciendo abuso sexual, sino abuso de poder.
Hasta ahora solo fue imputado por haber agredido sexualmente a tres mujeres. Weinstein, 66 años, se declaró "no culpable", pero si es juzgado y hallado culpable, puede ser condenado a cadena perpetua.
Mientras tanto Hollywood ya lo "condenó". Fue expulsado de la Academia del cine de Estados Unidos y The Weinstein Company (TWC), el estudio que fundó con su hermano Bob y que ganó 75 premios Óscar, terminó en la bancarrota y vendido a un fondo de inversiones. Su matrimonio con una diseñadora de modas también terminó.
Un positivo e insospechado "efecto dominó"
El caso Weinstein destapó una olla que nadie esperaba. Bajo el hashtag #MeToo muchas mujeres pero también algunos hombres hicieron públicas sus vivencias: desde conversaciones y manoseos hasta violencia vivida durante años.
#MeToo se convirtió en un movimiento global que sacó a la luz historias nunca escuchadas. El 15 de octubre de 2017 la actriz y activista Alyssa Milano publicó en Twitter: "Si has sido acosada o asaltada sexualmente escribe #MeToo' en respuesta a este tuit". Fue tal su impacto, que el hashtag fue tuiteado casi un millón de veces en 48 horas.
El "viejo verde", el compañero con la mano larga o el desconocido que se masturba en el transporte público: de repente en los Estados Unidos decenas de mujeres estadounidenses se atrevieron a hablar, denunciar y advertir.
El efecto dominó alcanzó a diversos países europeos, la Corte Suprema estadounidense, funcionarios de los gobiernos de Francia y Reino Unido e incluso manchó el prestigio de la Academia Sueca, encargada de la entrega de los Premios Nobel.
Para algunas, #MeToo fue una liberación aunque llegara con retraso, pero para otros se convirtió en una "caza de brujas". En muchos países el debate tuvo graves consecuencias y muchos famosos actores, periodistas, fotógrafos de moda, chefs o políticos cayeron en desgracia tras ser acusados de agresión sexual. A la cabeza de ellos, Weinstein y Kevin Spacey, protagonista de la exitosa serie "House of Cards". Poco a poco, algunos de ellos se están atreviendo a volver a la escena pública.
Famosas actrices, estudiantes universitarias, amas de casa, y otras víctimas anónimas se atrevieron a decir entonces la frase #YoTambién, hasta convertirse en un fenómeno viral de escala mundial.
Semanas atrás, el "New York Times" reveló que unos 200 hombres poderosos estadounidenses perdieron su trabajo desde el comienzo del movimiento #MeToo a causa de denuncias contra al menos 920 personas por conductas sexuales inapropiadas en sus puestos de trabajo, muchas veces no sólo ejerciendo abuso sexual, sino abuso de poder.
En los 12 meses anteriores, al menos 30 personas fueron despedidas o renunciaron después de que fueran acusadas públicamente de ataques sexuales, destacó el diario. Entre ellos está el ex conductor de Fox News Bill O'Reilly, que fue despedido en abril de 2017, lo que fue catalogado por el NYT como "un temblor premonitorio".
En contraposición, el año anterior al estallido del movimiento #MeToo, habían sido apenas 30 los hombres en puestos ejecutivos que se habían visto obligados a renunciar o que fueron despedidos tras las acusaciones públicas de acoso sexual en sus empleos.
"Jamás habíamos visto algo parecido antes", comentó Joan Williams, profesora de leyes que estudia la temática del género en la Universidad de California. "Las mujeres siempre habían sido vistas como un riesgo, por ejemplo por tener un hijo", continuó la especialista. "Pero ahora los hombres son vistos como contrataciones más riesgosas".
Un 43% de los hombres que fueron despedidos o renunciaron desde hace un año fueron reemplazados por mujeres. De éstas, un tercio trabaja en los medios, un cuarto en gobierno y un quinto en el ámbito del entretenimiento o la cultura, según el análisis del periódico. Además, el NYT reveló que también hubo denuncias de acoso o abuso por parte de mujeres, como el caso de la cantante Asia Argento.
El último golpe del cada vez más poderoso movimiento #MeToo se dio este martes, cuando cincuenta actrices argentinas, reunidas en Buenos Aires, denunciaron por presunta violación al actor Juan Darthés, por haber cometido ese delito contra Thelma Fardín, cuando ella apenas tenía 16 años. En un conmovedor video, la víctima contó que fue la denuncia de otra chica lo que la impulsó a denunciar lo que le sucedió en 2009: "Durante 9 años lo anulé para poder seguir adelante, hasta que hace unos meses escuché a otra chica acusar a la misma persona y eso fue un cachetazo para mí".
D.S.