SOCIEDAD
Covid: 10 historias entre 100 mil muertes

Roberto y Mauro Hernández: "El silencio que quedó tras la partida de papá y mi hermano es muy complicado"

Francisco Hernández perdió a su papá Roberto y a su hermano Mauro en 15 días. Vivían los tres juntos y él decidió irse de su casa porque le resultaba difícil estar en ese lugar.

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Mauro, Roberto y Francisco, de vacaciones en Río de Janeiro | Gtza: Francisco Hernández

"Todo arrancó el sábado 17 de abril. Mi hermano Mauro (34 años) tuvo fiebre y como él, mi viejo y yo vivíamos juntos, nos aislamos todos. Dimos positivo por Covid y el martes 27 de abril mi hermano empezó a tener problemas para respirar. Lo ingresaron a un hospital y a la noche lo entubaron. Ese mismo día, llevé a mi viejo para que lo revisen y como oxigenaba mal, también lo internan. A los pocos días, mi viejo pasó a terapia intensiva y falleció el viernes 14 de mayo. Mi hermano estuvo cinco semanas entubado y falleció el 31 de mayo. Los perdí a los dos con 15 días de diferencia”. A Francisco Hernández (29), trabajador de la TV Pública en la ciudad de Santa Fe, la pandemia le arrebató a su papá, Roberto (66) y a su hermano mayor, Mauro (34).

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Mi viejo era un tipazo, un gran padre. Él fue de los primeros en llegar al barrio donde vivíamos y lo conocían todos. Demoraba una hora para ir a comprar cualquier cosa porque hablaba con todos los vecinos. Mi hermano tenía un negocio en casa y era muy querido también. Tenía mucha paciencia y había empezado a estudiar comunicación audiovisual y le estaba yendo muy bien. No tenía ninguna enfermedad pero el Covid le aniquiló los pulmones. No sabemos de dónde se contagió. Justo esos días nos estábamos cuidando mucho porque sabíamos que a mi viejo le faltaba poco para vacunarse. Lamentablemente no llegó, murió pocos días antes de obtener el turno”.

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“Si me demoraba cinco minutos para llegar a casa, mi hermano me mandaba un mensaje para ver si estaba todo bien. Y en el caso de mi viejo lo mismo. Extraño que él siempre se levantaba a la mañana para desayunar conmigo. El silencio que quedó en mi casa es complicado. Es muy difícil vivir así porque la cabeza se te va a muchos lados malos o negativos. Por eso decidí mudarme y ya no vivo más ahí. No hay un minuto en el cual no recuerde cosas sobre ellos”.